Para que El Salvador crezca y se desarrolle y que todos gocemos de una mejor calidad de vida sólo será posible a través de educación. Pero decepciona cuando en cada campaña política el candidato asegura, jura y perjura que priorizará la educación y la salud. En estos 3 años de gobierno bukeliano, además de mentiras y promesas no cumplidas, el desprecio hacia la educación y los maestros ha sido evidente. Las prioridades son otras.
A los gobiernos populistas y dictatoriales les interesa mantener al pueblo en la más supina ignorancia, para que siga creyendo en pajaritos preñados que terminarán con la pobreza, todos tendrán viviendas dignas con todos los servicios. Tendrán el mejor hospital de la región, la ciudad más espectacular, el bitcoin traerá riqueza, un tren, un aeropuerto, un estadio, enorme inversión extranjera, trabajo para todos con seguridad y paz. Y para cerrarles los ojos ante la angustiosa realidad al no cumplirse ninguno de estos maravillosos sueños, ocasionalmente reparto de víveres y hasta dinero en efectivo. Y como el pobre pueblo no entiende, se conforma con esa limosna y sigue votando por ÉL.
Aunque dicen que el dinero alcanza cuando no se roba, la ignorancia y la miseria aumentan. Los presupuestos para educación disminuyen para aumentar los millones que CAPRES necesita para mantener esa falsa publicidad de que se está cumpliendo todo lo prometido y vamos en el camino correcto. El anuncio de construir más de una escuela diaria, choca con la realidad que descubren los medios de comunicación, aunque por órdenes superiores, los directores escolares no pueden dar declaraciones ni dejar que la prensa demuestre la grosera realidad.
Las fotografías no mienten. Cientos de escuelas en peores condiciones que una champa. Paredes de lámina (con suerte) reforzadas con varas de bambú y divididas por plásticos y pedazos de tela. Techos destrozados y los niños y sus maestros mojándose en invierno. Servicios sanitarios destrozados, insuficientes para la población escolar, despidiendo mal olor y microbios. Y el maestro sin presupuesto y comprando de su muy escaso sueldo, unos pocos materiales. Y los padres de familia, en medio de su pobreza, comprando material de limpieza y otros insumos necesarios.
En diversas ocasiones las asociaciones de maestro han dejado oír su voz, pidiendo que se cumpla lo establecido en la Ley de la Carrera docente. Que el gobierno reconozca la importancia de su labor y valorice su trabajo. Están pidiendo $413 millones para lograr el justo aumento de sueldo, que les permita jubilarse con una pensión decente, que justifique los muchos años de sacrificio en una labor, que es vocación, entregados a la educación de la juventud. ¿Les escucharán los de NI?
Los maestros merecen esos $413 millones y más, para que la educación sea prioridad. Que tengan buenas instalaciones, que los maestros puedan recibir cursos de capacitación, tanto en el país como en el extranjero, para que estén al día con los adelantos de la tecnología y de mejores técnicas pedagógicas. Que su prestigio aumente para que los ciudadanos reconozcan su labor y su profesión como una de las más respetadas, para entusiasmar a muchos jóvenes a seguir sus pasos dedicándose a esa noble labor.
Hay que terminar con el desperdicio de millones de propaganda para mentir diciendo que vivimos en un maravilloso país. Y es tiempo que los diputados renuncien a sus viajes a congresos y capacitaciones inexistentes e innecesarias, como fue la excursión del FMLN a conocer la Duma rusa, y el diputado que se autorizó a sí mismo a una capacitación en España, con una institución inexistente y para un seminario fantasma con goce de sueldo y viáticos. Hay que valorar la labor del maestro, mejorar sus condiciones de vida, facilitarles su labor profesional, si queremos que El Salvador inicie la ruta del desarrollo.
Maestra.