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Con jóvenes en la agricultura aseguramos nuestro futuro

El principal desafío es estimular la producción nacional de alimentos para satisfacer las necesidades nutricionales de la población salvadoreña y, al mismo tiempo, reducir significativamente el nivel de alimentos importados.

Por Ondina Ramos
Ingeniera en Alimentos

Las nuevas generaciones juegan un papel fundamental como actores de cambio para la transformación de los territorios rurales y de los sistemas agroalimentarios. Los jóvenes pueden marcar la diferencia en la revitalización de las economías locales, en la innovación, en el fortalecimiento de las organizaciones sociales, en la gestión de los recursos naturales y en la construcción de políticas públicas para el desarrollo de los territorios rurales.

Para asegurar el relevo generacional y contrastar la migración hacia las ciudades u otros países es necesario fortalecer las capacidades de la juventud y generar oportunidades de empleo y emprendimiento en las áreas rurales.

El rol de los jóvenes del área rural es clave en la transformación de sus territorios y su participación debe ser impulsada a través del acceso a recursos, oportunidades e inversiones, en diálogo con las políticas y planes de desarrollo rural a nivel nacional. El empleo rural asalariado y de calidad es un factor clave para la autonomía económica de los jóvenes rurales. Sin embargo, es un aspecto que ha sido escasamente abordado por lo últimos gobiernos donde se ve un interés totalmente nulo por la agricultura. La brecha de desempleo y desocupación entre jóvenes urbanos y rurales, y dentro de estos las mujeres jóvenes, es amplia y persistente. Las opciones de empleo para los y las jóvenes en las zonas rurales, especialmente en la agricultura, suelen ser precarias, con bajos salarios, empleos temporales o por faena, sin contrato ni seguridad social, y muchas veces en condiciones de trabajo poco seguras o dignas.

Las oportunidades de empleo para la juventud en el sector agrícola pueden ampliarse propiciando mejoras en los procesos productivos y en las cadenas de valor agroalimentarias, dotando de capacidades y competencias a los jóvenes para liderar procesos de transformación y captar valor dentro del ciclo de producción primaria, transformación, comercialización y consumo para generar nuevas oportunidades de empleo productivo, comercial y de gestión empresarial en beneficio de la agricultura familiar.

Nuestras políticas debe ir encaminadas al aseguramiento de una base de condiciones laborales con criterios de empleo decente, que permitan el fortalecimiento de derechos de los trabajadores jóvenes en términos salariales, contractuales, de seguridad laboral  y social, incluyendo el abordaje de brechas de género y la inclusión laboral de grupos vulnerables por ejemplo, jóvenes con discapacidades; deberá ir acompañado de programas de formación vocacional, se necesita implementar alianzas con el sector público y privado, que permitan vincular las competencias juveniles con oportunidades y necesidades efectivas de empleo en el entorno rural, servicios y el sector agropecuario en su conjunto. 

Es urgente comenzar a brindar facilidades de financiamiento y acceso a servicios técnicos que aseguren sostenibilidad a los emprendimientos encabezados por jóvenes rurales, tanto individuales como colectivos, para que puedan pasar a una etapa de consolidación, propiciando la dinamización de sus negocios. La inversión en mejora e innovación de procesos productivos, de transformación y comercialización, con énfasis en cadenas agroalimentarias es un factor central, a la vez, la formación permanente de los jóvenes en herramientas para la gestión de empresas y su digitalización son esenciales para lograr sostenibilidad y competitividad. 

En El Salvador cada vez más familias productores del sector agrícola ven a sus hijos migrar en busca de mejores oportunidades. Es de esperarse que las nuevas generaciones opten por esto, ya que quedarse podría significar seguir en un ciclo de pobreza laboral.

El programa Cosechando Sonrisas que dirijo es un impulso para involucrar a los jóvenes en la agricultura debido a la creciente preocupación de que el sector esté liderado por una población de agricultores que envejece.

El principal desafío es estimular la producción nacional de alimentos para satisfacer las necesidades nutricionales de la población salvadoreña y, al mismo tiempo, reducir significativamente el nivel de alimentos importados.

Cuando los jóvenes encuentran oportunidades para innovar en el campo, su contribución no solo es grande para su comunidad, sino para todo el país. Jóvenes con acceso a tecnología e información son esenciales en el desarrollo rural, y en la tecnificación del campo.

Ingeniera.

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