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Herramienta clave contra el hambre y el cambio climático

Somos el único país de Centroamérica que no cuenta con una reserva estratégica de alimentos y eso se vuelve mucho más grave en un país donde la agricultura no es prioridad para el Estado. Las reservas de alimentos suponen una protección fundamental frente al hambre en caso de cosechas irregulares y de escaladas de los precios de los alimentos a consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos.

Por Ondina Ramos
Ingeniera en Alimentos

El hambre no es inevitable, y no tiene por qué serlo en el futuro. Sin embargo, el cambio climático y la falta de políticas públicas enfocadas al fortalecimiento de la agricultura en El Salvador amenazan con hacer retroceder varias décadas la lucha para erradicarlo, y lamentablemente nuestro sistema alimentario no está preparado para hacer frente a este reto.

La malnutrición y el hambre afectan a muchos salvadoreños. Ambas tienen su origen en muchas ocasiones en la mala calidad de las cosechas, los ciclos de producción, alto costo de los insumos agrícolas y la semilla, las limitadas infraestructuras disponibles para el cultivo o el transporte o tienen que ver directamente con causas relacionadas con el cambio climático. Unas causas contra las que se puede luchar disponiendo de los medios adecuados. Sin embargo, más importante aún es contar con una voluntad firme y coordinada de todos los actores implicados.

Estamos perdiendo la batalla del cambio climático y entre los damnificados está la seguridad alimentaria, otra batalla que también estamos perdiendo. La crisis del cambio climático estallará en forma de crisis alimentaria. Por lo tanto, avanzar en la lucha contra el cambio climático no se puede hacer sin atender como objetivo crítico la garantía del abastecimiento alimentario. 

De esta manera, la inversión y el desarrollo del sector agrícola se impone como una solución clave para la eliminación del hambre y la pobreza. Gestionada de forma adecuada, la agricultura no sólo permite ser fuente de alimentos y generar ingresos a muchas comunidades. También sirve de apoyo al desarrollo de personas en entornos rurales y protege el medioambiente.

Apoyar a los pequeños agricultores y colaborar con sus finanzas, se convierte, por tanto, en un reto prioritario para nuestro país. Es necesario ofrecer varios tipos de crédito adaptados a las necesidades de los agricultores, para promover su resiliencia y fortalecer su productividad. Prestarespecial atención a las mujeres, por ejemplo, la falta de garantías de las emprendedoras rurales, una de las barreras para acceder a los servicios financieros. Además del préstamo, se debe incluir educación financiera, cursos de emprendimiento y asistencia técnica.

Los desastres climáticos afectan a la población vulnerable y que padece hambre de una manera desproporcionada. Dichos desastres aumentan el hambre ya que destruyen tierras, cultivos y los suministros de alimentos, y hace más difícil que las personas accedan a los mercados y a las redes alimentarias. Incluso un fenómeno meteorológico pequeño puede derivar rápidamente en una crisis alimentaria para los hogares vulnerables.

La vulnerabilidad se mide a nivel nacional y se divide en tres componentes: exposición a amenazas relacionadas con el clima, sensibilidad del sistema alimentario a las amenazas relacionadas con el clima, y capacidad o habilidad de adaptación a las amenazas relacionadas con el clima. 

La investigación ha revelado que uno de los graves problemas que afectan directamente a las familias salvadoreñas es también el elevado precio de los alimentos y algunas de las estrategias que emplean estas personas para hacer frente a la situación son: trabajar más horas, reducir el consumo de los alimentos preferidos y más caros (especialmente de carne y pescado, ricos en proteínas), comprar alimentos más baratos y menos nutritivos, comprar al por mayor para obtener descuentos, comprar en pequeñas cantidades para administrar sus ingresos diarios, pedir prestado, mendigar, reducir las raciones, eliminar comidas y pasar hambre.

Somos el único país de Centroamérica que no cuenta con una reserva estratégica de alimentos y eso se vuelve mucho más grave en un país donde la agricultura no es prioridad para el Estado. Las reservas de alimentos suponen una protección fundamental frente al hambre en caso de cosechas irregulares y de escaladas de los precios de los alimentos a consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos.

Es vital desarrollar proyectos que busquen promover la autonomía alimentaria de las comunicades más vulnerables, garantizando su seguridad alimentaria a corto, medio y largo plazo. Para ello, es necesario impulsar la producción agrícola, la actividad de los mercados locales y las iniciativas microempresariales. ¡Todo ser humano merece una vida digna!

Ingeniera.

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