Al sueño se le ha llamado “el tirano amable”, pues nadie escapa a su dominio, pero ejerce su poder de una manera muy benigna. El dormir es la costumbre humana más estable, y también la más democrática, pues cuando dormimos todos somos iguales. El sueño y el dormir fueron durante mucho tiempo completos misterios; la Medicina prefirió por siglos no ocuparse de estos fenómenos ‒mientras avanzaba rápidamente en otros campos‒ pues las complejidades que entrañan parecían estar más allá de lo que era posible comprender. Fue hasta hace algunas décadas que la ciencia permitió cierto entendimiento, descubriendo en el camino curiosos hechos, pero aun falta mucho por conocer de esta actividad tan cotidiana y al mismo tiempo tan extraña.
Los seres humanos dormimos bastante. Según algunos cálculos el tiempo de sueño es una tercera parte de la vida. Una persona que llega a los 80 años habrá dormido aproximadamente 25. Parece demasiado y para algunos hasta una increíble pérdida de tiempo. Y aquí viene la primera pregunta, ¿por qué dormimos tanto? Durante mucho tiempo se pensó que necesitábamos muchas horas de sueño para reponer energías, para recuperarnos de un cansado día lleno de actividades. Pero esta idea no resiste algunos hechos. Algunos animales no duermen, y son bastane activos, como los tiburones. Asimismo, el cuerpo y especialmente el cerebro, funcionan como una batería de alto rendimiento, y se carga en cuestión de un par de horas. En este sentido el dormir un promedio de ocho horas equivaldría a dejar cargando un teléfono celular toda la noche cuando éste se carga completamente en una hora. Existe una fase del sueño, llamada REM o MOR, en la cual lejos de estar descasando el cerebro está muy activo. Otra posibilidad que intenta responder a esta interrogante es que el cerebro necesita tiempo para administrar su base de datos, es decir la memoria. Durante la noche, se piensa, el cerebro codifica y guarda los recuerdos relevantes y descarta los que considera inútiles. Puede haber una dosis de verdad en esto, que se ha estudiado con mucha seriedad y ha tenido pruebas convincentes. Pero tampoco dice toda la historia pues los gatos duermen mucho, hasta más que los humanos, y nadie creería que sus experiencias cotidianas les haga necesitar tantas horas de sueño para clasificarlas entre relevantes y no relevantes.
Un hallazgo interesante de hace unos pocos años fue que, contrario a la creencia prevalente de que el cerebro era un órgano inmóvil, se detectó que durante las horas de sueño el cerebro se mueve. Así es, en la noche el cerebro se encoge para dar espacio a un sistema de “tuberías” que se encargan de evacuar todos los detritos que el órgano ha producido durante el día. Es un sistema de limpieza eficaz pero lento. Esto podría explicar de forma razonable la necesidad de dormir por largas horas.
Se podría pensar que debido a que los humanos estamos en la cima de la escala filogenética tenemos necesidades especiales en cuanto al sueño. Y así es, pero desde la perspectiva evolutiva lo esencial no es la cantidad de sueño total que una especie tiene, sino la cantidad de sueño REM. Y aquí si existe una diferencia. Mientras más arriba esté filogenéticamente una especia mayor cantidad de sueño REM tiene. El perro tiene más que el ratón, el predador más que su presa. Existen muchas cosas sorprendentes del sueño, pero las veremos más adelante.
Médico Psiquiatra.