Por El 22 de abril es una fecha relevante y de interés mundial. Es el Día Internacional de la Madre Tierra, el cual nos remite a rendir homenaje a nuestro planeta y reconocerlo como nuestro hogar. Sin embargo, la situación de esta Madre Tierra que nos acoge no es muy alentadora y nos pide actuar de forma inmediata.
Diversos problemas y retos han venido presentándose en la conservación de nuestro planeta y la sostenibilidad del mismo y los recursos que nos brinda. El cambio climático, provocado por el hombre en la naturaleza, crímenes perturbadores que dañan la biodiversidad, deforestaciones, el mal uso del suelo, la explotación desmesurada de recursos, la mala gestión e intensa producción agrícola y ganadera, son algunas de las diversas causas que nuestro planeta enfrenta y por lo cual requiere acciones concretas para implementar soluciones a corto y largo plazo.
La restauración de ecosistemas es pilar importante junto a los objetivos para el desarrollo sostenible. Es menester reiterar que los ecosistemas son un sustento enorme para las diversas formas de vida que existen en la tierra. Por ello, cuidar el estado de salud de nuestros ecosistemas será eje clave para nuestro planeta y quienes lo habitamos, restaurando y resarciendo los daños ya ocasionados en los distintos ámbitos, daños ocasionados por la pobreza y el incumplimiento los objetivos para el desarrollo sostenible, los cuales son una guía trascendental en estos quehaceres que son tarea de todos/as, siendo obligación de cada uno de los seres humanos que habitamos la Tierra de poner de nuestra parte para la mejora continua y el cuidado del planeta.
Por ello, se insiste en que esto debe ser punto de agenda primario en todas las naciones, ya que tal y como dice el informe de la ONU sobre hacer las paces con la naturaleza y nos propone un plan científico para hacer frente a las emergencias del clima, la biodiversidad y la contaminación.
El secretario general de la ONU, António Guterres, manifiesta en dicho informe que “poner fin a esta guerra del ser humano con la naturaleza no supone una renuncia a los logros en materia de desarrollo que tanto ha costado conseguir ni a las aspiraciones legítimas de las naciones y personas más pobres a disfrutar de un mejor nivel de vida. Al contrario, hacer las paces con la naturaleza, garantizar su salud y aprovechar los beneficios —tan esenciales como infravalorados— que aporta resulta fundamental para lograr un futuro próspero y sostenible para todos.”
Si bien es cierto, los riesgos que aún siguen latentes por la pandemia del covid-19, no puede permitirse que esto se pase por alto ante la apremiante necesidad de erradicar la enemistad del ser humano con la naturaleza y buscar transformar en mejoras de dicha relación con la naturaleza. Esto se suma a la necesidad de salvaguardar la vida humana y los medios de subsistencia que aun tenemos en nuestro planeta tierra. Por lo que lo anterior debe ser un punto de inflexión y de reconocimiento para generarnos conciencia en aportar cada uno de los seres humanos, su valioso aporte en la protección y cuido de la Madre Tierra, para que eso nos permita dirigirnos hacia un mundo más sostenible e inclusivo. Está en nuestras manos hacerlo realidad.
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador