Nuestras sociedades necesitan de un periodismo plural e irreverente.
Plural porque nadie tiene toda la verdad. Plural porque cada noticia tiene muchos ángulos y las imágenes a veces engañan o hasta mienten.
También necesitamos de un periodismo irreverente. Porque los periodistas deben ser de plan y ladera. Deben meterse en la sociedad, ir al campo y a los barrios. Ser irreverentes para levantar el telón, para poner la lupa en lugares incómodos, y ofrecer luces y perspectivas.
Las preguntas fomentan la transparencia y la rendición de cuentas. Cuando los periodistas cuestionan, generan diálogo y debate. Así, los periodistas son agentes de cambio.
Por ello, su trabajo conlleva una exigencia especial: tener ética y rigor para contar las historias.
Porque no todas las opiniones son certeras. Porque la vida privada tiene que mantenerse privada.
Los periodistas son tan importantes para la democracia como los médicos para la salud, los profes para la educación o los policías para la seguridad. Por eso deben ser valorados por toda la sociedad.
El valor del periodismo está en sus críticas, no en sus elogios.
Una célebre frase nos recuerda “podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo”.
Un muy feliz día a todos y todas las periodistas.
Embajador de la Unión Europea en El Salvador y ante el SICA.