Este es mi cuarto artículo sobre la tradición de la quema de pólvora en estas fechas. He tratado de llamar a la conciencia desde los efectos nocivos en personas quemadas, especialmente niños, el costo e impacto que tiene en la sociedad y en las familias, pero cada año se aprecia menos promoción y llamado de conciencia a no manipular pólvora.Lejos de ello, se observa un creciente uso de esta ya no solo en diciembre, sino hasta en celebraciones como bodas, cumpleaños, fiestas patronales, en fin, es parte del espectáculo y la tradición.
Cabe resaltar que no solo en las ciudades se da el uso de pólvora, sino en lagos, playas y montañas ya es parte de la celebración para celebrar Navidad y recibir el año nuevo.
Cada vez más la industria artesanal como industrial formal de la pólvora tienen un espacio importante en la economía tanto formal como la venta informal, pero les muestro este dato que encontré: en el año 2023, siete niños entre 1 y 4 años sufrieron quemaduras, igual que 39 niños entre 5 y 9 años, es decir, 46 niños, por culpa de padres irresponsables que se descuidaron y les pusieron el peligro en las manos. Entre los 10 años y 49 años fueron 197 personas y de 50 años a mayores de 60 años 24 personas, dando un total de 267 personas reportadas como quemadas por uso de pólvora.
Como lo he dicho siempre, las frías estadísticas nos dan un parámetro, pero si analizamos cada caso son historias de vidas que de pronto no sabemos las consecuencias que pueden dejar marcas de por vida.
Conozco muchas personas con cicatrices de quemaduras, que necesitaron ayuda psicológica, pues las cicatrices pueden ir desde el rostro, amputación de uno o varios dedos hasta afectar en las partes genitales.
Trataré de no ser técnico para ahondar en el daño al medio ambiente, la contaminación del aire con la liberación de gases tóxicos como el monóxido de azufre, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno. Luego las partículas finas que contaminan y desmejora la calidad del aire y luego los residuos sólidos, papel, restos de pólvora, plásticos y metales que quedan en las calles tanto de asfalto como de tierra, áreas naturales, agua de ríos, lagos, esteros y el mar.
Todo esto contribuye al efecto invernadero que luego acrecienta grandemente el calentamiento global.
En los animales la pólvora tiene efectos graves en estrés y pánico a los animales domésticos y silvestres los desorienta y afectando su salud y comportamiento además de ello la alteración al ecosistema los ruidos y residuos afecta los ciclos naturales de los animales en cuanto alimentación, reproducción y migración; por tanto, la pólvora es un fuerte detonante del maltrato animal y por ende debe verse donde irrumpe la delgada línea de la ley de protección animal para finalizar además que ya mencione las frías cifras estadísticas de personas quemadas en los seres humanos estrés auditivo, vértigos, tinitus, alergias, bronquitis, trastornos de sueño y lo más dramático las quemaduras. El daño causado por la quema de pólvora supera con creces sus beneficios festivos ya existen métodos más sostenibles y responsables para el uso de pólvora y proteger así a los humanos, al medio ambiente, al ecosistema y a los animales.
Me comprometo desde ya a un futuro artículo sobre las alternativas al uso de la pólvora y espero que este año 2024 los daños antes mencionados sean menores por el momento me doy por bien servido que no tengamos que lamentar por niños y personas quemadas. ¡Feliz Navidad!
Médico.