El presidente de Estados Unidos envía cada año al Congreso un listado para determinar el presupuesto dedicado al combate al narcotráfico. El presidente, Joe Biden, incluyó la semana anterior a El Salvador en la lista de países de mayor producción y tránsito de drogas.
En un memorándum enviado al Congreso, Biden acusó a Bolivia y Venezuela de haber incumplido sus obligaciones internacionales de combate al narcotráfico, y advirtió que la producción de cocaína en Colombia sigue siendo demasiada.
La lista de países de mayor producción y tránsito de narcóticos elaborada este año por Washington está formada por Afganistán, Bahamas, Belice, Bolivia, Birmania, China, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, la India, Jamaica, Laos, México, Nicaragua, Pakistán, Panamá, Perú y Venezuela.
Se incorporó a China en la lista después de que la ley fuera modificada para poder incluir a aquellos países en los que se fabrican productos químicos utilizados para la producción de drogas sintéticas.
Según Washington, los cárteles mexicanos fabrican fentanilo mediante productos cosméticos adquiridos de forma legal en China y luego lo trafican a territorio estadounidense, donde esta sustancia ha provocado la peor crisis de opioides de la historia.
Biden incluyó a Bolivia, Venezuela y Birmania en la lista de países que han incumplido durante el último año sus obligaciones en los acuerdos internacionales contra el narcotráfico, pero catalogó de “vitales” los programas antinarcóticos de Estados Unidos destinados a esos países para evitar el recorte de presupuesto.
El presidente Biden llamó a Luis Arce en Bolivia a tomar medidas para “reducir los cultivos ilícitos de coca que continúan excediendo los límites legales establecidos en la legislación de Bolivia”.
Por el Triángulo Norte transitan un 80% de la droga que del sur viaja hacia Estados Unidos. Las sobredosis de drogas ha sido la causa directa de la muerte de al menos 500.000 personas en la última década en Estados Unidos, se le responsabiliza de la violencia que produce el tráfico de estupefacientes y que deja millares de víctimas en el Triángulo Norte de Centroamérica y México.
Una comisión especial del Congreso sobre Políticas de Drogas del Hemisferio Occidental revisó el impacto del combate al narcotráfico por parte de Estados Unidos y ve crucial el flujo de efectivo, la corrupción y cómo los cárteles de la droga buscan ocultar las transacciones con criptomonedas como el Bitcoin.
Eric Olson, director de Políticas e Iniciativas Estratégicas de la Fundación Internacional Seattle, en una entrevista dijo que ese informe de la Comisión del Congreso es revelador porque reconoce que la forma tradicional de combatir las drogas no ha sido efectiva y que se deben buscar otros mecanismos.
Además, una reducción en la producción de cocaína en la región andina ayudaría a disminuir los impactos negativos en los países vecinos de tránsito. El comercio de cocaína alimenta la corrupción y el tráfico en Centroamérica, especialmente en Guatemala, Honduras y El Salvador.
En 2020, según reportes del Departamento de Estado, el tráfico vía terrestre ha ido en aumento y Centroamérica se ha convertido en el principal puente para el paso de las drogas que viajan de sur a norte. Reconoció que se necesita más para lograr reducciones en el suministro de drogas y todos los países deben avanzar también en baja la demanda de estupefacientes.
Como resultado de la presión de Estados Unidos con operativos en las franjas marítimas del Pacífico y el Atlántico, los cárteles utilizan el paso por Centroamérica, donde hay factores sociales que permiten agilizar el tráfico de drogas por la región entre las pandillas y la corrupción por mencionar algunos.
Abogada y defensora de los derechos humanos.