Hace muchos años vi una camiseta con el logo que decía: “If there is no soccer in heaven… I am not going” (traducción libre: “Si no hay fútbol en el cielo… Yo no iré”). Considerando que en ese entonces una camiseta dijera eso en inglés y sabiendo lo difícil que en algún tiempo fue que este deporte se abriera campo entre otros que predominaban en los Estados Unidos, fue realmente asombroso saber cómo ese deporte iba permeando su entrada triunfal por diferentes medios incluyendo en logos de camisetas. Mi sorpresa fue mayor cuando hace unos días vi ese rotulo escrito en un guardafangos acá en el país: “Si no hay fútbol en el cielo…Yo no iré” y a la par pegada una bandera de una de las selecciones mundialistas de Qatar 2022.
Me imagino que para algunos, esperaría que los menos, esto es casi un sacrilegio o una irreverencia; poner en la misma frase la palabra “fútbol”, un deporte de pasiones, encantos, desencantos, “palabras subidas de tono” y demás junto con la palabra “cielo” el lugar en donde muchos esperamos habitar después de esta transitoria vida. Los más esperaría que lo vieran como un mensaje cómico en una camiseta, que dice lo mucho que a alguien le interesa este deporte. La gran mayoría, probablemente no lee lo que está escrito ni en las camisetas ni en los guardafangos.
La verdad es que lo que se escribe en camisetas, guardafangos o calcomanías tiene muchas veces significados increíbles y pueden llegar a ser fuente de sabiduría más allá de la popular, así por ejemplo, tenemos mensajes político-económicos: “Es la economía, estúpido” (Bill Clinton en las elecciones de 1992) ahora hecha camiseta y calcomanía para guardafangos perpetuando esta frase por más de 30 años. Hay mensajes de relativismo moral, “Si te gusta, solo hazlo”. También hay mensajes ético-religiosos, “Recuerda el 5º. Mandamiento” (El quinto mandamiento prohíbe hacer algo con intención de provocar directa o indirectamente la muerte de una persona, ya nacida o aun por nacer). Y también hay mensajes que siguen siendo para divertir, expresar opiniones, preferencias y para mostrar solidaridad con un grupo, comunidades o países.
No obstante, no puede uno dejar de pensar que en un partido de fútbol se observan en muchas ocasiones más expresiones de religiosidad (llamadas religiosidad extrínseca pues depende de eventos externos, ejemplo: Si su equipo gana o pierde, si habrá un tiro de 12 pasos o están a minutos de terminar el partido) las cuales por su puesto desaparecerán después del partido, de las que manifiestan muchos creyentes en la semana después de haber asistido a su culto del día Domingo (entendida como religiosidad intrínseca, pues en teoría viene de la convicción interna del creyente). Una explicación concreta a este fenómeno socio-religioso la tenemos con los investigadores GW Allport y JM Ross, quienes publicaron el artículo “Orientación religiosa personal y prejuicio” en el Journal of personality and social psychology en 1967, en donde nos puntualizan la principal diferencia entre la religiosidad intrínseca y extrínseca: “El individuo motivado extrínsecamente usa su religión, mientras el motivado intrínsecamente encuentra su vida motivada por esta”. Lo que nos hace pensar, ¿qué tan motivados con nuestra religión podemos encontrarnos los que nos consideramos creyentes y practicantes? o ¿será que nuestras manifestaciones religiosas son mayormente extrínsecas y no realmente intrínsecas?
Definitivamente, el efecto de Hollywood no se hizo esperar en la inauguración del Mundial de Qatar, en donde participó Morgan Freeman, quien ha interpretado a Dios, en muchas películas y en otros programas sobre Dios y religiones. Tampoco faltan los que hablan del “opio del pueblo” (la religión) y el “nuevo opio del pueblo” (el fútbol). Finalmente creo que quien mejor ha definido como se desenvuelve el mundo religioso y futbolístico, en ocasión de este Mundial y las pasiones que genera, es el escritor y cineasta, Antonio De Loera-Brust, quien publicó en la revista religiosa Jesuita America, Jesuit Review este 18 de noviembre 2022, el articulo “Guerra, abusos a los derechos humanos, corrupción, y cerveza prohibida: Nada de eso detendrá la magia de la Copa del Mundo”, en donde cita: “Lo que siento por la Copa del Mundo es similar a lo que siento por la Iglesia: a pesar de todas sus fallas mundanas, no podemos evitar estar agradecidos por algo que brinda consuelo y significado a las personas que trabajan tan duro y, sin embargo, tienen tan poco”. Una reflexión para largo rato, la cual dejaremos para una próxima ocasión, pues en 5 minutos comienza el próximo partido de fútbol y no me lo quiero perder.
Médico y Doctor en Teología.