Al terminar el partido entre Argentina y México en el mundial FIFA de Qatar, un periodista argentino se le acercó a Messi y le preguntó ¿por qué elevó su vista hacia el cielo y levantó sus brazos?, a lo que Messi respondió: Fue para agradecer a Dios, ya que Él está detrás de ese gol…
Esta imagen de jugadores persignándose, elevando sus manos al cielo y orando, la vemos muchas veces antes, durante y después de un partido; los jugadores profesionales de fútbol de cualquier nacionalidad, credo o equipo, tienen la firme convicción de que Dios puede tomar partido para incidir en los resultados.
Y quizá este Dios occidental futbolero que reparte copas y títulos a diestra y siniestra, sea el motivo por el cual ni africanos ni asiáticos han logrado una copa del mundo… Pero si este Dios es el de Israel, ¿por qué nunca ha clasificado a un mundial?
Mucha gente cree que Dios juega a los dados, que toma partida, que decide intervenir en el albedrío de los humanos. Esto nos recuerda la medieval y metafísica controversia “de auxiliis” sobre del papel de la libertad humana en relación con la gracia divina, la cual enfrentó a jesuitas y dominicos.
La teología occidental se debate entre las posturas de la predeterminación luterana —Dios ya sabe quién será el campeón del Mundo por su omnisciencia— o la Providencia católica —Dios podría intervenir para que algo pase o cambie el destino—.
¿Podría incidir la fe del equipo o de su país y sus oraciones en los resultados deportivos…?
¿Y qué decir de la mano de Dios…? Aquel gol mítico y fraudulento anotado por el gran Diego Armando Maradona a Inglaterra el 22 de junio de 1986; ¿o estaría Dios desafiando a los reglamentos de la FIFA o castigando a los ingleses por las Malvinas?
Dice Eduardo Galeano que el fútbol es una religión sin ateos; y efectivamente, en este espectro politeístas está Pelé, Maradona, Messi y otras figuras mitológicas que son como semidioses o héroes. Y por si no lo sabía: el 30 de octubre de 1998 en la ciudad de Rosario, Argentina, se creó la Iglesia maradoniana, fundada por los admiradores, seguidores y fans del fallecido exfutbolista argentino. Por si fuera poco, el Papa Francisco I es argentino… ¿Tendrá conectes la albiceleste? Concluimos entonces que hay un sincretismo, entre el fútbol, Dios y las religiones, algo difícil de descifrar y entender.
En estos días de efervescencia, fanatismo y mundial, tuvo que salir el técnico argentino Lionel Sebastián Scaloni a solicitar sentido común y un llamado a la cordura; es un partido, dijo el técnico, ganemos o perdamos, el mundo sigue.
Y es que mucha gente pierde el sentido de realidad, llora, sufre y hace locuras por el fútbol. La cuarta edición de las Copas del Mundo, el Mundial Brasil 1950, trajo consigo dolor, tragedia, tristeza y suicidios. Algunas crónicas y reportes de aquel denominado Maracanazo, asociado a la tragedia dentro del fútbol mundial con Brasil como protagonista, señalaron la muerte de 20 seguidores de Brasil, otros marcan que fueron 70 los suicidios.
Incluso esta semana, decenas de personas provocaron este domingo disturbios en el centro de Bruselas tras el partido de la Copa Mundial de Qatar 2022 entre Bélgica y Marruecos, destrozando vehículos y mobiliario urbano, lo que obligó a la policía a intervenir.
Pese a que el Vaticano está en Roma, Italia o a que Lutero era alemán, Dios no pudo hacer nada para que Italia clasificara o Alemania tuviera un mejor desempeño; al menos que Dios esté enojado con la Federazione Italiana Giuoco Calcio y con la Deutscher Fußball-Bund.
Pueden rezar, orar y hacer sacrificios, pero seamos algo sensatos: al parecer Dios no se mete en estos líos futboleros; es un mito y una creencia distorsionada de mucha gente que tienen una fe infantil, básica y utilitaria. Está muy bien que sean creyentes y que tengan “puesta la fe en Dios”, pero sería absurdo creer en este Dios Fan; probablemente tenga otras cosas más importantes que hacer.
Las iglesias y la FIFA tienen caminos diferentes…; el fútbol es una competencia deportiva en donde ganan los que tienen mejor preparación física, buenas estrategias y tácticas, jugadores más habilidosos y más suerte; Dios no tiene mucho que hacer en este terreno y quizás sirva para aliviar las penas.
Mientras se desarrolla un mundial de fútbol tecnologizado y los jugadores y entrenadores ganan millones de dólares, también hay una guerra en Ucrania y Rusia, miles de migrantes buscan refugio y millones de pobres intentan sobrevivir en un mundo consumista y ambientalmente desbastado. Quizá por aquí andan las preocupaciones de Dios.
Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.
Investigador Educativo/opicardo@asu.edu