Los diputados de NI en la Asamblea Legislativa lo han tenido muy fácil, desde que en las elecciones del 2021 constituyeron una mayoría indebatible, con los votos suficientes para lograr mayoría absoluta en la aprobación de leyes, más bien dicho, aprobar sin discusión ni conocimiento, todas las iniciativas enviadas por el ejecutivo, como es su obligación: puyar botones y alabar al Presidente por una iniciativa más a favor del pueblo salvadoreño, lo que es coreado por todos los ciudadanos que votaron por este nuevo El Salvador, que no existe.
La última ocurrencia de Bukele de derogar la ley "absurda" que prohíbe la minería metálica en el país donde Dios puso toda clase minerales que enviará a la Asamblea para su aprobación, será un verdadero reto para los obedientes miembros de la bancada de NI.
¿Actuarán una vez más puyando únicamente botones para aprobarla, apoyando los planteamientos presidenciales, sin considerar la casi unánime posición de los salvadoreños en contra de tan descabellado proyecto?
¿Olvidarán que su silla curul la obtuvieron gracias al voto de miles de salvadoreños, muchos de los cuales viven en zonas que fueron dañadas con la contaminación de la época en que se permitió la minería? ¿Que los activistas de Santa Marta están presos por haber luchado contra la explotación minera, y todavía hay ciudadanos con su salud dañada por la contaminación?
¿Podrán los diputados traicionar a esos miles de votantes, para someterse al capricho presidencial, que dice basarse en estudios científicos que nadie ha visto?
Las opiniones vertidas en contra de la derogación de la ley tienen suficiente respaldo de la ciudadanía como para comprender los daños que esto causaría, muchas de ellas con respaldo científico, como las declaraciones de la UCA y del Consejo Superior Universitario de la Universidad de El Salvador, solicitando al señor presidente desistir de esta iniciativa, comprometiendo a la UES a promover una discusión científica, pluralista, amplia y participativa sobre el tema.
En un interesante artículo publicado en este periódico por el historiador Carlos Gregorio López Bernal, de la UES, afirma que este centro de estudios tiene capacidades suficientes para discutir al respecto, y señala la competencia y trabajo de investigación de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas.
Menciona que el director de la Escuela de Física de esa facultad Dr. Rafael Gómez Escoto en una reciente entrevista explicaba los peligros que la explotación minera conlleva, con base en evidencia científica, con la frialdad y elocuencia de quien conoce el tema. Contrasta esta posición, con la de un sociólogo de la UES que alabó la iniciativa, que dará la la oportunidad de resolver los problemas económicos del país, y que el presidente tomaría la mejor decisión para que este yacimiento de oro sea bien canalizado. Y que la reacción de la población dependerá de cómo se le dé la información, que confía unánimemente en su presidente, hablando incluso de minería eléctrica, lo que entendidos en la materia afirman que no hay modo de extracción que no dañe el medioambiente.
Tremendo contraste entre el criterio científico de un entendido, y el de un activista político.
Posiblemente Bukele aprovechará la cercana vacación navideña para "pedir", por no decir "ordenar", a la Asamblea Legislativa la derogación de la ley que prohíbe la minería metálica, sin mencionar los estudios que avalan tal petición.
Este es el importante reto que tendrán los diputados de NI de aprobar una ley ordenada por el presidente, o escuchar la voz de los científicos, y de su conciencia, de votar en contra, para proteger a la población salvadoreña. Estaremos pendientes del voto.
Maestra.