"El Miércoles de Ceniza es un día de gran importancia para los católicos, ya que marca el inicio de la Cuaresma, un período de 40 días de penitencia y reflexión. Este día se caracteriza por la imposición de cenizas, que simbolizan el arrepentimiento y la conversión. La ceniza se obtiene de la quema de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior y se aplica en la frente de los fieles como un recordatorio de la fragilidad de la vida y la necesidad de reconciliación con Dios. En 2025, el Miércoles de Ceniza se celebrará el 5 de marzo".
Pocas veces se ven las iglesias a reventar, feligreses de ritos externos, feligreses como las estatuas de marfil, impávidas, quietas, silentes. No dejan de asistir al Miércoles de Ceniza, mientras en el año entero se dejan pasar celebraciones más importantes como el Jueves Santo o el Domingo de Resurrección. ¡Realidad de realidades!
Muchas personas creen que lucir la frente manchada es sinónimo de fe, de pureza y caridad, como si fuera un signo de que han llegado a la perfección de la fe, pero más bien es un signo de que apenas han comenzado. Vale la pena preguntarnos ¿cómo están nuestros corazones? Si están ungidos por la gracia o están manchados por el pecado. Cada quién debe responder.
Junto al inicio de la cuaresma debe haber una verdadera reflexión, una introspección en la que valoremos lo bueno, malo y feo de nuestras vidas. Nadie ha dicho que la vida del cristiano (tanto evangélicos como católicos, ortodoxos, luteranos, metodistas, etc., todos los gue siguen a Cristo de corazón) es fácil; por eso cada vez vemos más iglesias vacías, sobre todo en Europa.
Escuché en una entrevista a un sacerdote que explicó que la Iglesia tiene registrado el Miércoles de Ceniza como el día de mayor afluencia de feligresía. ¡Qué bueno! Pero, ¿realmente se sabrá el verdadero significado de esa cruz que el sacerdote nos marca la frente como símbolo de la pureza que debemos vivi?
La sociedad salvadoreña vive en desesperanza. Me pregunto ¿qué está pasando con la esperanza? Parece que ha quedado olvidada. ¿Hay esperanza como humanidad'? Al contrario, cada quién toma lo que le conviene y no lo que agrada a Dios.
Parece que no se ha entendido el significado de ser marcado por la ceniza, que es la muerte, la vanidad, el ego y quizá si tuviésemos una cámara Kirlian nos diéramos cuenta de cuántos pecados y muertos arrastramos, todo por nuestra infinita soberbia.
La ceniza es sólo un símbolo, como los antiguos hebreos que se cubrían TODA la cabeza de ceniza, pero lo importante es sentirnos verdaderos hijos de Dios.
Debemos aspirar la esperanza, debe ser una forma de vida y en ningún momento un rito externo será el que se convierte en esperanza, sino que es entender el significado de amor y entrega de la muerte y resurrección de Jesús.
Quizá valdría preguntarnos ¿dónde estamos ante la desesperanza del mendigo? ¿Dónde estamos ante la desesperanza de nuestro prójimo? ¿Dónde estamos ante la decepción de nuestros hermanos enfermos, sin trabajo, sin techo, sin comida para sus familias?
El simbolismo de la ceniza se relaciona con el hecho de ser el residuo frío y pulverulento de la combustión, lo que persiste luego de la extinción del fuego. La ceniza simboliza la muerte, la conciencia de la nada y de la vanidad de las cosas, la nulidad de las criaturas frente a su Creador, el arrepentimiento y la penitencia. De allí las palabras que Abraham pronuncia en el Génesis: Aunque soy polvo y ceniza me atrevo a hablar a mi Señor.
¿Será que debemos tocar fondo para tomar el camino que agrada a Dios? ¿Será que debo esperar a que la cruz de ceniza sea mi carta de presentación? ¡No lo creo!
El cristiano no debe esperar ceremonias para vivir en conversión. El convertirse es un verbo que debemos conjugar a cada segundo de nuestras vidas y no esperar fechas donde poner cara de piedad sea suficiente para que Dios nos ame; Dios nos ama con cruz de ceniza de ceniza o sin ella. Y viene la pregunta: ¿Cuánto amamos a Dios? Leo con tanta frecuencia en redes sociales "Dios es bueno" porque alguien va de viaje; "Dios es bueno" y muestran el carro del año; Dios es bueno porque logré x o y cosa y mi pensar es "Dios es bueno"... ¡Claro que es bueno! Los malos somos nosotros los humanos, que estamos llegando a niveles tales de sobrevalorar la Inteligencia Artificial versus la Inteligencia Natural.
Este año he tratado de enfocar mi columna de inicio de cuaresma en la esperanza, pues así este nominado este año jubilar, pero de muchos conceptos y percepciones de esperanza la que más me hace pensar y más me gusta es la de Julio Cortázar: "La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose".
Y es aquí donde comprendo por qué la Iglesia denominó este año jubilar de los primeros 25 años del siglo XXI como el Año de la Esperanza. Porque le pertenece a la vida ese don divino que Dios nos dio, no olvidemos dar esperanza al enfermo, al anciano, al preso, a las familias de enfermos terminales y a los migrantes de todo el mundo, a todos los despatriados sin país y tantos seres humanos que necesitan ese sostén que es la esperanza.
Médico.