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Bud Light y Mulvaney

Se vea por donde se vea, la contratación de Dylan por AB para publicitar su cerveza ha sido un error. Lo muestran la caída extraordinaria y escandalosa de las ventas, pero también el rechazo de la campaña por parte de progresistas y conservadores, personas pertenecientes a las comunidades LGBTQ+ y activistas del ancho mundo de las derechas políticas en los Estados Unidos.

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

Marzo en los Estados Unidos es famoso porque en ese mes doscientos equipos de baloncesto universitario se enfrentan en partidos de vida o muerte hasta sacar el campeón del torneo. Una actividad deportiva conocida como “March madness” pues en muchos hogares se instala una especie de sana locura alrededor de los juegos, con todo lo que eso implica de rivalidades y afinidades entre vecinos/parientes/colegas, apuestas, desvelos… y mucha cerveza.

Pues bien. Este año “March madness” ha sido diferente, al menos para las ventas de la célebre Bud Light (la cerveza más vendida en Estados Unidos y solo detrás de la china Snow para ser la más consumida en el mundo); pues a toda la parafernalia del campeonato se le superpuso la estrepitosa caída en las ventas (a la fecha rondan el 30% menos), y las discusiones mediáticas y políticas, así como la sobre abundancia de noticias alrededor de todo esto, provocadas por una polémica decisión de los ejecutivos de mercadeo de Anheuser-Busch (AB, de aquí en adelante), la productora de cerveza dueña de la marca. 

AB tuvo la ocurrencia de contratar a Dylan Mulvaney -exitoso(a) en Tik Tok y en asuntos mediáticos- para promocionar la Bud Light, pensando que sería un éxito de ventas y posicionamiento en el mercado… sin embargo, el tiro les salió por la culata: nunca un anuncio de cerveza publicado en Instagram había liado las cosas como lo hicieron los de AB.

A fin de cuentas, el soberano (que en este caso no es el público sino los consumidores) decidió desligarse de una marca que lanzó una lata de cerveza con la cara de una persona transexual (Dylan) para conmemorar el primer aniversario de su proceso detransformación de hombre a mujer. Un asunto que fue publicitado por Tik Tok diariamente durante casi un año, con gran éxito de seguidores.

Se vea por donde se vea, la contratación de Dylan por AB para publicitar su cerveza ha sido un error. Lo muestran la caída extraordinaria y escandalosa de las ventas, pero también el rechazo de la campaña por parte de progresistas y conservadores, personas pertenecientes a las comunidades LGBTQ+ y activistas del ancho mundo de las derechas políticas en los Estados Unidos. Un rechazo generalizado que se vio profundizado por las tibias declaraciones de AB para explicar los motivos de su alianza comercial con Mulvaney y su imagen pública. 

El hundimiento de las ventas, que los medios progresistas han intentado explicar basándose en losllamados a boicotear la marca por parte de políticos, actores, e “influencers” de derecha, no se puede ocultar; y por más que algunos medios liberales se empeñen en achacar la culpabilidad del mismo a una acción orquestada, lo que a fin de cuentas ha salido a flote es la disconformidad generalizada por parte de una buena parte de la gente, al menos de los clientes habituales de Bud Light, con todo lo relacionado con el mundo LGBTQ+. 

Una conclusión podría ser que la realidad va por un lado y los medios y redes sociales por otro… Como también muestran los problemas de imagen, y por lo tanto de ventas, en que la gran cadena de almacenas Target se involucró desde inicios de junio debido a su promoción de venta de artículos dirigidos a personas LGBTQ+; pero ese tema bien da para otro artículo. 

A fin de cuentas, flota un tufillo acerca de si las marcas comerciales que en junio “apoyan” todo el asunto del orgullo y sus derivados, lo hacen para aprovechar la ocasión para vender (basta ver las estadísticas que muestran como los ingresos de las parejas de hombres o mujeres viviendo juntos superan casi en un 40% a los  del resto); o si de verdad apoyan una forma de vida que irrumpe cada vez con más fuerza, y en ocasiones con más rechazo, en las sociedades actuales. 

Ingeniero/@carlosmaorare

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