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Plástico, greenwashing y consumo

No sigamos el ejemplo de países como China e India, donde la balanza se inclinó peligrosamente hacia una producción tóxica y devastadora de recursos, lo que ha deteriorado su relación con la naturaleza y provocado consecuencias graves.

Por Carlos Francisco Imendia

No podemos eliminar el plástico de nuestra vida y consumo, pero es fundamental reducir su uso por el bien del planeta. En términos de costos, producir mil bolsas plásticas es mucho más barato que fabricar mil bolsas de papel. Sin embargo, es en este punto donde debemos evaluar el impacto ambiental.

Se argumenta que la producción de papel —una técnica milenaria— es altamente contaminante y deja una huella ecológica alarmante. Como todo proceso industrial, genera emisiones de carbono y gases de efecto invernadero, lo que hace casi imposible lograr una producción totalmente neutra en carbono. No obstante, este artículo no busca descartar el plástico ni imponer el uso del papel. Como mencionamos anteriormente, muchos productos requieren empaques plásticos, pero también existen otros en los que el papel puede ser una alternativa viable.

La clave está en equilibrar el mercado. Solo así lograremos reducir la contaminación más visible: el plástico y los microplásticos. Al balancear la producción de empaques plásticos y de papel, podemos moderar el consumo y, por lo tanto, disminuir la contaminación en los océanos.

Es un sistema que necesita reformas y conciencia. En este proceso participan publicistas, mercadólogos, diseñadores y estrategas de marketing y ventas, quienes muchas veces fomentan la creación de productos más pequeños y, por ende, más contaminantes. Alcanzar un consenso en la producción de empaques será clave para reducir la contaminación. Esta es mi postura y una recomendación personal.

El problema de los desechos

La responsabilidad sobre los empaques suele terminar cuando los consumidores desechan los productos. Una vez en sus manos, el destino de los residuos es incierto: algunos terminan en procesos adecuados de reciclaje, pero una gran mayoría —desafortunadamente— es desechada de manera irresponsable.

El ritmo del desecho lo marcará el consumo de las nuevas generaciones, que están más preocupadas e interesadas en el medio ambiente. Para ellos, ya existen más opciones y variedad de empaques ecológicos. Cuanta más información tengan, más conscientes serán de su impacto ambiental.

Es fundamental que la industria del plástico y del papel, así como la del embalaje y la logística, tomen medidas. Deben equilibrar su producción, inventariar sus productos, descartar los innecesarios y promover alternativas biodegradables, todo en favor del planeta y la salud de los océanos.

Un equilibrio sostenible

El objetivo no es frenar el desarrollo de estas industrias, sino alcanzar un equilibrio sostenible. No se trata de satisfacer intereses mezquinos ni de llenar cuentas bancarias a costa de la naturaleza.

En una época de apariencias e hipocresías —y de dobles discursos—, existen productos supuestamente biodegradables que, en realidad, contaminan aún más. Para evitar estos engaños disfrazados de greenwashing, lo más sensato es equilibrar la producción, educar en el consumo y fortalecer el reciclaje.

Les recomiendo seguir en X: @AMIGOSRSV

Nuestra responsabilidad

Debemos dejar de lado la mezquindad y la voracidad:

• No consumir productos excesivamente empaquetados en plástico.

• No pedir bolsas cuando no las necesitamos.

• No arrojar basura indiscriminadamente en las calles.

• Exigir a empresarios y fabricantes mayor empatía y conciencia ambiental.

• Evitar la creación de necesidades artificiales que solo generan más contaminación.

No sigamos el ejemplo de países como China e India, donde la balanza se inclinó peligrosamente hacia una producción tóxica y devastadora de recursos, lo que ha deteriorado su relación con la naturaleza y provocado consecuencias graves.

Dejemos de ser ingenuos y de pensar que todo vale en nombre del progreso. Ninguna sociedad prosperará destruyendo el medio ambiente, y quien afirme lo contrario miente. También es crucial que las autoridades sean imparciales y garanticen el derecho de todos a un desarrollo sostenible, respetuoso con la naturaleza.

Digamos NO a lo que nos perjudica a mediano y largo plazo.

Carlos F. Imendia

Experto en estrategias ambientales

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Medio Ambiente Opinión

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