El lunes 22 de abril fue el “Día de la Madre Tierra”, el tercero en el marco del Decenio de la ONU, para la restauración de los ecosistemas, cuyo objetivo es prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y océanos, para combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Su éxito depende de la colaboración de todos los países, las organizaciones gubernamentales y las del sector empresarial privado.
El título “Las facturas de la Tierra” lo pensé observando las reacciones violentas imprevisibles, que está teniendo la Tierra. Seguro que vio la semana pasada, los videos en vivo y en directo sobre las tormentas en Dubái, durante las DANAS (Depresiones aisladas de gran altura), que en una de las ciudades más modernas, y supuestamente, con un excelente sistema de alcantarillado, fue azotada por fuertes vientos huracanados y llovieron millones de metros cúbicos en pocas horas, que inundaron y pararon el aeropuerto, las autopistas y las calles parecían ríos y los centros comerciales y el metro se inundaron. Imagine el monto de esa factura en cientos de millones de dólares para poner todo nuevamente en orden y funcionamiento.
¿Se imaginan algo así en su ciudad? Aquí también llueve fuerte, pero no en esa dimensión de cantidades de agua y fuerza de los vientos. Las inundaciones aquí son por taponamiento de los desagües, debido al mal manejo de la basura.
¿Y cuál fue la causa? El daño que le venimos haciendo a la tierra, aquí también, desde hace unos cien años. Primero, con el crecimiento poblacional, los desechos de más de ocho mil millones de personas todos los días, la producción masiva y desechada en poco tiempo, de productos de materias primas no biodegradables, la construcción de viviendas y grandes edificios que acumulan calor y requieren de agua, pero principalmente, el “desamor y desagradecimiento con la tierra” y la gran diferencia en la mentalidad, entre la gente que cuida y quiere a la tierra y la gente que la maltrata, que por comodidad no hacen, ni lo mínimo que está a su alcance por protegerla y ahorrar.
Paso todos los días caminando a la par de un autobanco y los seis carros que están en la cola tienen el motor encendido y los conductores absortos en sus iPhones; con un poco de buena voluntad, tendríamos un tráfico ordenado, se reduciría el tiempo de viaje y el de los miles de motores polucionando, usamos más jabón y agua del necesario para lavamos las manos y en las empresas y los cientos de “carwash” por doquier no reciclan el agua, no para la deforestación y más descuidos contra la tierra.
¿Y qué importancia tiene la Tierra? Pues que solo hay una, es el lugar donde vivimos y, según como está la Tierra, así estamos nosotros y estarán las siguientes generaciones. Dos razones que justifican el amor y respeto que debemos tener por la Tierra y enseñarlo en la casa, en la escuela y en la empresa.
En las empresas implantando las normas que ayudan a la gestión medioambiental ISO 14000, a la buena gestión energética ISO 55000, a la buena gestión del agua ISO 46000, y para ser pionero en la comunidad, las ISO 26000, para aplicar la responsabilidad social empresarial.
Como ve, en la casa con buenos hábitos, en la escuela enseñando sobre la Tierra como nuestro hogar, y en las empresas, reorientando la cultura hacia el respeto y cuidado del medio ambiente, el uso austero de las energías y el agua y la responsabilidad social empresarial. Si se quiere, se puede.
Nadie puede argumentar ignorancia… La tierra, solo tenemos una, y si no la cuidamos los terrícolas, menos lo harán los marcianos.
Ingeniero / pedroroque.net
Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.