Hoy, miércoles 14 de julio, celebramos en el país el Día del Médico, de ese noble profesional de la Medicina, que se preocupa por ofrecerle al paciente la recuperación de su salud, que es el tesoro más valioso para un ser humano.
La profesión del médico —después de la del maestro— es la más noble, pues ella involucra dedicación, esmero, empatía, sacrificio, entrega y todo lo demás, por parte del facultativo, para brindar el tratamiento adecuado al que sufre de alguna enfermedad o padece de algún mal que perjudica su salud.
Son siete años de estudios universitarios los que tiene que aprobar el estudiante de Medicina para graduarse como Doctor. Y hay quienes ya graduados estudian años más pare prepararse en alguna especialidad médica.
La universidad más prestigiosa del mundo en el área de la Medicina es la Universidad Médica de Moscú, en Rusia, con los adelantos más sofisticados en tecnología digital y los catedráticos de mayor categoría en la región.
Todo médico o galeno, como se sabe, tiene que cumplir en su profesión con el Juramento Hipocrático, que aparece en uno de los libros de la colección hipocrática, guía ética de la profesión médica, en el siglo XV.
Familiarmente se les llama galenos a los médicos, en honor a Claudio Galeno (hacia los años 129 a 199), médico griego nacido en la colonia de Pérgamo, quien desde muy joven estudió Medicina y Filosofía en Esmirna y Alejandría. Se conservan cerca de 400 obras en las que deja constancia de sus estudios y hallazgos (Enciclopedia SALVAT, Volumen 9. Salvat Editores S.A., Madrid, España, 2004).
Hipócrates de Cos (460 a 377 a. C.) fue el médico más famoso de la Grecia antigua, al que han venido atribuyéndose los numerosísimos tratados de Medicina de la época. Su importancia reside en que con él la Medicina se desprende de la concepción religiosa y de las prácticas supersticiosas anteriores. Entre sus obras destacan los Pronósticos, los Aforismos, De la Dieta, De las epidemias, etc. (Ob. cit.).
Hay médicos que dignifican al gremio y honran a la patria salvadoreña por sus destacados méritos en su profesión, entre ellos son dignos de mención la doctora María Isabel Rodríquez, exministra de Salud; el doctor José Sanoni Yada, reconocido neurólogo, escritor y poeta nuestro, de admirable calidad humana; el doctor José Nicolás Astacio Soria, de fina cultura (QDDG); el doctor Mario Alberto García Aldana, escritor, director de la Academia Salvadoreña de la Lengua; el médico oftalmólogo doctor Carlos Infante Meyer, escritor e historiador, y otros ilustres galenos que han dejado una estela brillante en el firmamento de la Medicina cuscatleca. Para todos ellos, pues, y para los demás profesionales de la Medicina en nuestro país, vayan las muestras de admiración, respeto, cariño y gratitud por parte de los pacientes. ¡Mil felicitadas para cada uno de ellos!
Y para los que ya partieron hacia le Eternidad, un ramo de rosas blancas en recuerdo de su obra bienhechora.
Es muy lamentable, entonces, que nuestras autoridades gubernamentales no reconozcan la noble labor de los médicos, y que vean con desdén su encomiable tarea en bien de los enfermos.
Los medios informan que han fallecido 203 profesionales de la Salud, entre médicos y personal de Enfermería, en el lapso de marzo de 2020 hasta la fecha. Y que 203 familiares de médicos siguen sin reconocer pago de Gobierno por defunción.
Con esta desidia, el Gobierno esta transgrediendo la Ley Especial Transitoria para la Constitución del Fondo de Compensación Económica para los familiares del personal de Salud, contenida en el Decreto Legislativo 723 aprobado por la Asamblea anterior el pasado 3 de septiembre y que entró en vigencia el 24 del mismo mes, beneficiando a los fallecidos entre el 14 de marzo y el 23 de julio de 2020. Y otorga una compensación por $ 30,000 a cada familia. Así se lee en EL DIARIO DE HOY del domingo 11 de julio de 2021.
Sería loable, entonces, que en este Día del Médico, el Gobierno se retracte de su posición cerril y le otorgue la compensación requerida a las familias de los médicos fallecidos por covid-19. ¿De acuerdo?
Maestro, psicólogo, gramático.