Desde el año 2017 cada 30 de marzo es el Día Mundial del Trastorno Bipolar. La fecha fue escogida por el natalicio de Vincent Van Gogh, quien se presume padeció de esta enfermedad. Un destino irónico el de este gran pintor quien murió pobre y solo, mientras hoy día sus cuadros se venden por muchos millones de dólares. Las consecuencias en la vida de las personas con trastorno bipolar y de sus familias pueden ser devastadoras.
Muchos tienden a pensar que el trastorno bipolar es una enfermedad nueva, e incluso hay algunos que creen que la condición no es más que un invento de los psiquiatras para etiquetar personalidades especiales. La condición es conocida desde la antigüedad y ya los griegos la describieron. Llamada antiguamente frenesí y durante mucho tiempo enfermedad maníaca depresiva, su nombre actual intenta llamar la atención sobre dos polos afectivos, la depresión y la manía. Fueron Jules Baillarger y Jean-Pierre Falret en 1854 quienes advirtieron el carácter dual y circular del trastorno. Emil Kraepelin estudió la historia natural de la enfermedad y le dio la connotación que ahora conocemos.
El trastorno bipolar es esencialmente una alteración afectiva, es decir del estado de ánimo, y se caracteriza por fluctuaciones extremas, que van desde la manía a la depresión severa, alternados muchas veces con períodos de relativa estabilidad emocional. Los estados depresivos los describí en un artículo anterior. La fase maníaca es bastante notable, con un estado anímico expansivo, hiperactividad, optimismo exagerado, lenguaje acelerado, nivel energético elevado, prodigalidad y actitud intrusiva e inoportuna. Puede haber también irritabilidad cuando la persona es contradicha o llamada al orden. Los estados maníacos y depresivos son como una fotografía y su negativo.
De acuerdo con la OMS, la enfermedad bipolar es padecida por 1 a 2 por ciento de la población y es la sexta causa de incapacidad en el mundo. Aunque los primeros síntomas pueden aparecer en la niñez, lo usual es que se inicien alrededor de los 25 años.
El objetivo del Día Mundial del Trastorno Bipolar es el de hacer conciencia pública sobre esta enfermedad, educar sobre sus aspectos más importantes y acabar con el estigma que sufren quienes lo padecen. Las personas no son bipolares, sino que padecen de enfermedad bipolar.
Un punto muy importante es el de la necesidad de tratamiento. Si el trastorno no se trata las consecuencias son graves, desde riesgos elevados de conductas perjudiciales que afectan significativamente la seguridad y el bienestar social de los enfermos y sus familias, hasta el riesgo de suicidio durante las fases depresivas.
Los factores genéticos, de la química cerebral, y los estímulos ambientales que interactúan con ellos son de primera importancia. Casi todas las personas afectadas requerirán medicación y manejo especializado. El tenerlo y seguirlo disciplinadamente repercutirá marcadamente en el pronóstico de la persona, es decir en su calidad de vida y en la probabilidad de que desarrolle sus potenciales. Entre las personas famosas que padecen o han padecido de trastorno bipolar hay ejemplos en los dos sentidos, algunos que han podido sobrellevar exitosamente la enfermedad (Mel Gibson, Robert Downey Jr.) y otros que han sucumbido a ella (Kurt Cobain, Robin Williams) y el mismo Vincent Van Gogh, quien vivió en un tiempo en que desgraciadamente poco se sabía de la condición bipolar y no había tratamientos efectivos.
Médico Psiquiatra.