El 22 de junio se celebró en el país el Día del Maestro, en honor a ese adalid de la educación, forjador de la cultura y sembrador de normas en el alma de los educandos.
Maestro, eres claridad en el sendero del que no sabe, eres fuente de luz en las tinieblas de la ignorancia, eres el auriga que conduce el carruaje de la cultura,
Maestro, símbolo de fe y de esperanza, eres el eje sobre el cual gira la superación de los pueblos. El precio de tu noble sacrificio no tiene parangón. Como el alumbrar del Sol, que nos da la vida, así es la tarea a la que te entregas con entusiasmo y fervor.
Tus alumnos, los padres de familia y el pueblo en general te saludan reverentes, noble mentor.
Sabes bien, maestro, que la felicidad depende más de nuestra actitud mental que de las circunstancias en que nos vemos situados, y eso tú se los dices con frecuencia a tus alumno, y les explicas que la madurez emotiva no se adquiere necesariamente con la edad, pero es algo que contribuye enormemente a nuestra felicidad y a la de todos los que nos rodean; con esta filosofía, maestro, tú estás desarrollando en el alumno una personalidad equilibrada, estás forjando alumnos dichosos de vivir, emocionalmente sanos, de tal manera que en el mañana serán útiles a sus familias y a la sociedad en general. ¡Qué hermosa es tu misión, maestro!
El maestro sabe aplicar el Decálogo del Maestro como higienista mental, -tal como lo señala el psicólogo y educador puertorriqueño, doctor Efraín Sánchez Hidalgo en su libro “Psicología Educativa- , el cual dice que el mentor debe respetar al alumno en todo momento, que
debe reconocerse en el alumno sus limitaciones, sin asumir una actitud perfeccionista hacia su personalidad y su conducta.
El maestro enfoca la conducta del alumno desde un punto de vista dinámico y procura descubrir inicialmente las causas que la impulsan; el maestro crea en la escuela un clima de alegría y optimismo; el mentor ve en cada discípulo un organismo en desarrollo; y se afanará porque éste se logre en las mejores condiciones posibles. ¡Francamente, qué loable es la tarea del maestro!
El maestro descubre comportamientos y actitudes en el alumno a fin de guiarlo por senderos rectos de moral y urbanidad; el maestro comprende que la sabiduría ayuda a sus alumnos a desarrollarse como personas y le da un sentido más humano, responsable y maduro a la vida de los alumnos; y el maestro les explica que los sabios no son sólo aquellos que tienen grandes conocimientos , también son los que pueden extraer de cada experiencia una enseñanza. En la Biblia –les dicen a sus alumnos- el libro de Reyes relata que Salomón no le pidió a Dios riqueza, ni poder, sino sabiduría, la capacidad de juzgar bien y decidir entre lo bueno y lo malo. ¡Qué admirable es, pues, la labor del maestro!
¡Mil felicidades, queridos maestros!
Severidad y dulzura
“Demasiada severidad y demasiada dulzura son dos extremos que deben evitarse en la vida” (Aristóteles. 384 a. C. a 322 a. de C).
“Aristóteles fue un filósofo griego que nació en Estagira (Macedonia), llamado por ello “el Estagirita”. A los diecisiete años ingresó en la Academia de Platón, y permaneció en ella veinte años, hasta la muerte del maestro 384 a. de C.).
”Abandonó Atenas y residió tres años en Acarnea. Estuvo en Mitilene, y posteriormente, en la corte de Filipo de Macedonia como preceptor de Alejandro Magno (342 a, de C.).
”Hacia 335 a. de C. regresó a Atenas, donde fundó el Liceo (Lykeyon) o escuela peripatética. A la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) , el movimiento antimacedónico lo obligó a abandonar esa ciudad y entonces se retiró a Calcis de Eubea, donde murió. Además de pequeños tratados de fenómenos más diversos, la obra de Aristóteles se agrupa”. sistemáticamente bajo algunos títulos generales, como “Física” (sobre la naturaleza), Metafísica (sobre ontología y teología), “Organon” (sobre lógica), “Política”, “Ética a Nicómaco, “Gran Ética”, “Sobre el alma”, “Retórica y Poética”, principalmente, “La Filosofía según Aristóteles”. (“La Enciclopedia”. Volumen 2. Editorial SALVAT. Bogotá, Colombia, 2004).
Como Aristóteles menciona la vida, veamos ahora lo que famosos pensadores han dicho acerca de la vida:
Fernández de los Ríos: “La creencia en una idea constituye la vida íntima de una nación, La vida es el movimiento: para moverse es preciso saber, saber querer lo que se quiere”.
Erina: “La vida no es más que un punto donde el hombre espera el amor, la gloria y la fortuna; la única que acude a la cita es la muerte”.
Ludwig Feuerbach: “El secreto de vivir mucho tiempo consiste en vivir lentamente”.
Epicuro “Así como el sabio no escoge los alimentos más abundantes, sino los más sabrosos, tampoco ambiciona la vida más prolongada, sino la más intensa”.
Hanet: “El hombre ama tanto la vida, que quiere vivir dos veces: de ello el amor conyugal; y quiere sobrevivirse: de ello, el amor paternal”.
Maestro, sicólogo, gramático.