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Bukelato: muerte, corrupción y miseria (III)

El exhibicionismo de la concentración de poder y de riqueza, como la divulgación de fotos del dictador u otros funcionarios públicos viajando en aviones privados, o mostrando vehículos de lujo, u organizando y participando en fiestas o comidas ostentosas, ufanándose en mostrar sus abusos y su impunidad.

Por Enrique Anaya
Abogado constitucionalista

Vamos hoy con la tercera parte sobre los caracteres más relevantes del bukelato, que como todos sabemos, son la MUERTE, la CORRUPCIÓN y la MISERIA, así que hoy nos referiremos, muy brevemente, por razones de espacio, a la miseria -moral, social y económica- que el bukelato está imponiendo y busca consolidar en el país.

Debo acotar que con relación a las características de MUERTE y CORRUPCION que identifican al bukelato, a pesar que en las 2 colaboraciones inmediatas anteriores nos referimos a las mismas en forma muy extractada,  todavía quedar muchísimo que relatar, pero las limitantes de espacio nos obligan a dejar por ahora esas aberraciones; sin olvidar, por supuesto, que tales depravaciones muestran, fuera de toda duda,  que el bukelato es, en realidad y entre otras características, una acumulación de 2 formas de organización política:

  1. por una parte, una tanotocracia, en el sentido que es un régimen estatal que se rige por el terror y por la decisión arbitraria sobre las muertes de los ciudadanos; y,
  2. por otra parte, una cleptocracia, indicativa de un régimen estatal destinado al enriquecimiento de los gobernantes de turno.

Así que, como las aberraciones del bukelato son innumerables (no sé si algún medio periodístico o una organización que da seguimiento a casos de corrupción lleva la lista…que ya serían varios tomos), hoy nos limitaremos a mencionar algunas de las expresiones más evidentes de la podredumbre moral y económica del bukelato en el ámbito social, incluyendo -por supuesto, de modo muy abreviado-  tanto la aversión y el desprecio que el dictador y sus secuaces tienen contra los salvadoreños, sobre todo contra los pobres; como de la implementación de la mentira como política de Estado, haciendo de la farsa, de la impostura y de la patraña, una línea de discurso y de acción impuesta desde Casa Presidencial (CAPRES) y reproducida por diputados, ministros y cualquier otro bufón de la dictadura.

En lo que podemos denominar aporofobia del bukelato, algunas de las declaraciones y hechos que muestran que el dictador y su círculo cercano tienen aversión y desprecio hacia los pobres son, entre muchas:

  1. Las declaraciones hechas hace aproximadamente 8 años por el ahora dictador durante una entrevista en Estados Unidos, asegurando, en un grosero menosprecio hacia los salvadoreños, que “ser presidente de un país tercermundista en medio de Centroamérica no es relevante para el ego de un ser humano; es decir, escribir un bestseller, ganarse un premio  Nobel, ser un artista famoso, o ser un jugador de futbol famoso…eso es algo relevante mundialmente”: ya nos anunciaba el dictador que, para él, lo más importante es la fama.
  2. El exhibicionismo de la concentración de poder y de riqueza, como la divulgación de fotos del dictador u otros funcionarios públicos viajando en aviones privados, o mostrando vehículos de lujo, u organizando y participando en fiestas o comidas ostentosas, ufanándose en mostrar sus abusos y su impunidad.
  3. La insistencia de comunicaciones, sobre todo a través de la red X -antes Twitter- en idioma inglés, lo que muestra que el dictador no se dirige a la mayoría de los salvadoreños, sino a extranjeros, a fin de generar la atención internacional a sus posturas.
  4. Desatender a la población más vulnerable, como la no entrega de la pensión no contributiva -de apenas cincuenta dólares- a miles de adultos mayores carentes de fuentes de ingresos; o el alto crecimiento de la pobreza y de la pobreza extrema, al grado que ésta se duplicó en el período 2019-2023, retrocediendo a niveles de 2012, provocando así la profundización de las desigualdades sociales.
  5. La instauración de la mentira y de la opacidad como política gubernamental, al grado que sin rubor alguno, desde el gobierno se propagan falsedades y se difunden bulos, como decir que El Salvador es el país más seguro del mundo; como ocultar o alterar las cifras de fallecidos durante la pandemia por covid-19 o por dengue; como ocultar o trastocar las cifras sobre el crecimiento económico del país, la producción agrícola o portuaria; como prometer la construcción de dos escuelas por día, mil escuelas en un año, más de cinco mil en un quinquenio, sin que existe ahora ninguna información al respecto; como concesionar y materializar privatizar la administración de los puertos a través de fraude a la Constitución y a las leyes y mediante acuerdos secretos; como mentir sobre el contenido real de contratos de servicios tecnológicos, ocultando además la información: se trata de una política para el engaño, para la apariencia.
  6. La alteración de prioridades, como la preferencia por la construcción urgente de un hospital para mascotas, en perjuicio de la ampliación y mejora del sistema de salud, que debía incluir la construcción, mejora y equipamiento de instalaciones sanitarias, además del abastecimiento oportuno de medicinas.
  7. La alteración de valores, como lo evidencia la propaganda sobre la construcción de la “cárcel más grande de Latinoamérica”, como si ello fuere motivo de orgullo, al extremo que prácticamente se utiliza como destino turístico para propagandistas de la dictadura.
  8. Destrucción del medio ambiente, tanto por la irreflexiva aprobación de cientos de proyectos de construcción, inclusive en áreas protegidas, como la gravísima contaminación por recientes obras gubernamentales, como la generada por la “orgullosa” megacárcel, que ha provocado la contaminación -incluso con heces- del agua en 3 comunidades rurales pobres.
  9. El abandono del sistema educativo, al extremo que ahora cada escuela recibe apenas un mil quinientos anuales para su al año para su funcionamiento, mientras diputados contratan fotógrafos y asistentes personales por dos mil quinientes dólares al mes.

Pues, eso es el bukelato, un régimen nacido de un golpe de Estado y con la necropolítica -muerte, corrupción y miseria- como modo de gobernar.

Abogado constitucionalista.

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Lucha Contra La Corrupción Opinión

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