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Víctimas de la medicina amarga

Cuesta aceptar que los diputados y funcionarios gozan de prebendas que son un insulto a un pueblo que lucha por lograr dos tiempos de comida, mientras los de NI con altísimos sueldos gozan de un estilo de vida lujoso, para ellos y su parentela, que nunca soñaron tener, y no merecen por el pésimo trabajo que desempeña

Por Teresa Guevara de López
Maestra

Cuando en su discurso de toma de posesión de su segundo mandato inconstitucional, Bukele prometió mejorar la economía, lo que supondría una medicina amarga, la multitud cian inocentemente vitoreó al líder y le juró obediencia, pensando que esa medicina  estaría recetada a los grandes capitales y a personas adineradas, y traería prosperidad al pueblo, mejorando sus actuales condiciones de vida.

Pero el despertar de ese sueño ha sido que la medicina amarga es para ese pueblo, que confió ciegamente que vendría un paraíso terrenal, donde se terminaría la pobreza.  El primer golpe vino muy pronto cuando el titular del MINED anunció que este año, el GOES no daría un segundo uniforme a los alumnos de las instituciones públicas.  Amargo despertar de aproximadamente 9,000 personas que desde más de una década habían tenido contratos para la confección de uniformes y zapatos.

Los proveedores escolares se unieron para protestar ante una decisión inesperada que dañaba seriamente su frágil economía.  Aunque a estas fechas aún no les han pagado el primer uniforme entregado a principio de año, confiando en que vendría un segundo uniforme, se prepararon comprando los insumos necesarios, en espera que el MINED les diera la tela, pues tienen que cumplir los plazos de entrega para no ser víctimas de multas.  Explicaron que para muchos las pérdidas económicas son considerables, ya  que para entregar los miles de uniformes y zapatos, debieron hacer préstamos para comprar más equipo, contratar más personal, confiando que aunque tarde, el gobierno les pagaría.

La respuesta fue que a futuro serían los presos quienes los elaborarían, ya que el modelo sufriría cambios.   Surge la pregunta si los privados de libertad tienen la experticia como para hacer esas cantidades de zapatos y uniformes, y si Centros Penales tienen ya listos los talleres con el equipo necesario o que simplemente hay que aceptar la disculpa del Ministro: no hay dinero, y la tela no se compró porque los fondos se invirtieron en paliar los daños de las recientes lluvias, lo que nadie puede creer ya que  no hay evidencia de recursos destinados a labores de reconstrucción.

Ante las protestas de los proveedores y las críticas de la opinión pública, al día siguiente el titular se retractó afirmando que sí habría segundo uniforme, sin explicar cómo en 24 horas apareció la tela y los recursos, cuando el pago por el primer uniforme lo harán hasta septiembre, y a menos de 2 meses de terminar el año escolar,  nadie cree que tal promesa se cumpla, por lo que los proveedores se quedarán sin pago por su trabajo, y los alumnos no recibirán el segundo uniforme ni los zapatos, porque para eso no hay pisto.  El bukelismo tiene otras prioridades.

También están probando la medicina amarga, los estudiantes de la Universidad Nacional, que esperaban 2024 con clases presenciales, pero a pesar de la entrega de los edificios de parte del MOP, muchas de las instalaciones son una ruina.  Aulas con filtraciones, equipo delicado de laboratorios dañado por haber sido almacenado sin las condiciones adecuadas, biblioteca convertida en bodega, con pupitres dañados,  equipo inservible y libros. Y los estudiantes recibiendo clases sentados en el suelo, mientras las autoridades universitarias tienen las manos atadas para  pagar proveedores y realizar las reparaciones necesarias, porque el presidente no ha ordenado cancelar la deuda de  casi $50 millones de los presupuestos de 2022 y 2023.

Cuesta aceptar que los diputados y funcionarios gozan de prebendas que son un insulto a un pueblo que lucha por lograr dos tiempos de comida, mientras los de NI con altísimos sueldos gozan de un estilo de vida lujoso, para ellos y su parentela, que nunca soñaron tener, y no merecen por el pésimo trabajo que desempeñan, mientras  otros sectores de los más vulnerables,  están despertando del sueño prometido, y aceptando que la medicina amarga es para ellos.

Maestra.                                     

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