En todas las familias llega un momento en que se acaba el dinero, pero no las obligaciones y pagos que se vencen al final del mes. Y es el momento en que los padres, y los hijos mayores, se reúnen para tomar las decisiones oportunas para solventar esa situación. Se analiza si hubo descuido y desorden en el manejo de las finanzas, si hubo gastos excesivos o innecesarios, y se concluye que es el momento de apretarse el cincho y establecer una política de austeridad, en que todos cooperarán disminuyendo gastos para quedar solventes y mantener limpio su crédito.
Y es lo que los salvadoreños percibimos que le ha ocurrido al gobierno de Bukele: se le acabó el pisto y no le alcanza para cumplir con sus obligaciones. Y como dicen que alcanza cuando nadie roba, habrá que investigar qué se hicieron los millonarios recursos y buscar a quién roba. Porque aunque NI se niega a dar cuenta de la manera como invierte el dinero de nuestros impuestos, manteniendo una reserva de 7 años y los servicios básicos que necesita la población cada día están peor, las medidas desesperadas que el bukelismo está tomando, quitando recursos a diferentes instituciones, evidencian la lipidia reinante.
El fondo de pensiones sufrió la primera acometida con la reforma que eliminó la obligación de las AFP de contratar un seguro para cubrir las pensiones de invalidez y sobreviviencia, ahora pagadas con los ahorros del cotizante y la Cuenta de Garantía Solidaria. En otras palabras, al no haber seguro que las cubra, los fondos de los ahorrantes se ven en situacion más vulnerable. Y la explicación absurda del ex ministro Zelaya en una entrevista televisada es que las AFP gastaban $82 millones en seguros para favorecer a las empresas de sus amigos. La realidad es que así el gobierno tiene $82 millones más para despilfarrar.
Se está amenazando a los distritos, hoy pertenecientes a súper alcaldías que desconocen totalmente sus necesidades, que les quitarán las tasas si no resuelven de inmediato el problema de recolección de basura, el gobierno se hará cargo de prestar ese servicio. Temen las autoridades y los ciudadanos cuál será su panorama, ya de suyo complicado desde que les quitaron el FODES, y con la mala experiencia que tienen de los trabajos que realiza el GOES tan mal representado con la todopoderosa DOM que inicia y no termina, quedando los habitantes soportando los resultados de sus chambonadas, que han causado verdaderas tragedias en el reciente temporal.
Los comerciantes de La Tiendona recibieron la visita de los funcionarios de la Defensoría del Consumidor, para buscar a los culpables del alza desmedida en los precios de las verduras, y el peligro de incurrir en multas y otros castigos, como advirtió Bukele en la cadena nacional, recordando lo que les ocurrió a los pandilleros. Una de las vendedoras, con todo respeto pidió al presidente, “primero reunirse con las personas que nos venden a nosotras y luego regular los precios. No podemos comprar caro y vender barato, pero nos hace quedar como los villanos de la película”.
Sin embargo, y a pesar de lo evidente que no hay dinero, la Asamblea continúa ratificando más préstamos, sin tomar en cuenta las advertencias de las evaluadoras de riesgo, que han calificado como “bono absurdo” lo que Bukele calificó de una jugada maestra, y que el período de gracia en el pago de la deuda de pensiones, se ha considerado como un impago. Y para hacer más evidente la falta de recursos, ya despidieron a 300 empleados públicos y se quitaron $163 millones al presupuesto de educación, para continuar con la política de mantener al pueblo sumido en la más profunda ignorancia.
Maestra.