Casi al final del quinquenio de bukelismo, todos los salvadoreños estamos conscientes de que el dinero no alcanza y está golpeando a las clases más necesitadas. Lo lamentan aquellos que sienten, con hambre, el aumento desproporcionado de la canasta básica, y la disminución de servicios antes prestados por sus municipios, que ahora convertidos en insignificantes distritos de un municipio que apenas los conoce, y menos puede preocuparse de sus necesidades, ya que tiene otras prioridades mayores.
Cuando el gobierno de NI creó esa mega dirección, la DOM, con un mega presupuesto para hacerse cargo de las obras que necesitaban los 262 municipios, parecía que todas las promesas de campaña se iban a cumplir. Pero la realidad ha sido más que ingrata. Los alcaldes que lograron enviar sus proyectos, con la promesa de que sus carpetas técnicas serían prioritarias, se han quedado en la eterna espera, porque la respuesta ha sido nula. Y aquéllos que fueron favorecidos con el inicio de las obras, anunciado en prensa, con discursos alabando la pronta ejecución del proyecto, fotos de los funcionarios, diferentes a los de gobiernos anteriores, les fue peor. Porque el inicio consistió en destruir la calle, el puente, la escuela, la unidad de salud y otras instalaciones, para después abandonar el proyecto sin mayores explicaciones. O asegurando que la empresa encargada, abandonó el proyecto, por falta de capacidad o por falta de pago de la DOM.
Así que el panorama que viven muchas comunidades es verse aisladas porque se les destruyó la calle de acceso o el puente, y no hay DOM que responda o se responsabilice del daño causado. Pero como los salvadoreños somos de armas tomar, cada día nos enteramos de pequeñas comunidades que con fondos propios, resultado de ventas, rifas y personas altruistas, están reparando las calles, reforzando bordas, prestando casas para escuelas o recibiendo las clases en champas. Un caso emblemático es el de los habitantes de la comunidad Las Vegas, en Tutultepeque, Nejapa, que elaboraron un puente vehicular, con mano de obra local, que tardó 6 meses y costó $49 mil dólares. Esa es nuestra gente, que merece un gobierno mejor.
Esta noticia que enaltece a los habitantes de esa comunidad, debería cubrir de vergüenza a todos los funcionarios del gobierno de Bukele, que no tienen conciencia de estar derrochando el dinero de nuestros impuestos, en falsa propaganda de logros ficticios de su gobierno, y en proyectos que pretenden dar una fachada, un maquillaje externo, para esconder la miseria y dar al mundo una imagen falsa de un país donde cada día aumenta más la pobreza.
Los diputados de NI cada día demuestran que no les alcanza el dinero para lujos y caprichos presidenciales, al aprobar cada día préstamos millonarios, sin enterarse del destino de los mismos, olvidando las necesidades urgentes del país. Sin previo estudio, en cada plenaria aprueban con dispensa de trámites, diferentes reformas al presupuesto, expresando en el decreto que el origen de los fondos es el excedente de recaudación de diferentes impuestos hasta abril 2024. Pero estos diputados demuestran su ignorancia, al no darse cuenta de que tal justificación contradice las cifras que el Ministerio de Hacienda reporta en su portal de Transparencia Fiscal, donde se demuestra que el excedente no es suficiente para cubrir los diferentes refuerzos que han aprobado hasta la fecha. Al no consultar las cifras de Hacienda, hacen el ridículo, ya que nadie puede negar que en este momento, el dinero no le alcanza a nadie, aunque según reza en la fachada de la DOM con enormes letras: “El dinero alcanza, cuando nadie roba”. Hay algo que no cuadra.
Maestra.