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De regreso a los árboles

Las sociedades van retrocediendo a etapas previas de tribalismo y autocracias primates. Parecen ir “de regreso a los árboles”. El abuso de poder, las dictaduras, las tiranías déspotas y criminales son permitidas y promovidas por el «colectivo primate internacional». Los líderes defensores de la libertad, la democracia y el Estado de derecho, pasaron a la historia. La naturaleza animal, primate y simiesca, dentro de nosotros, parece recuperar el “tiempo perdido”. Quiere demostrarnos que no importan las sinfonías de Beethoven, El Quijote, el viaje a la luna, Google o el internet, seguimos siendo monos postrados ante gorilas, gritones, ignorantes y abusones.

Por Jorge Tobar
psicólogo

            En su libro «El Gen Egoísta» Richard Dawkins aclara que todo en el Universo tiende a la estabilidad e identifica la Estrategia Evolutiva Estable (EEE). Se refiere al mecanismo que los seres vivos van desarrollando y perfeccionando para conseguir el gran objetivo que es la conservación de la especie y «lo más importante»: la reproducción de los genes como las unidades de la vida y la evolución.

            En lo personal, creo que está mal definida. Debería llamarse: Estrategia de Supervivencia Estable (ESE). Las especies buscan formas duraderas de sobrevivir y la conservan mientras sirva al propósito. Cuando, por alteraciones geográficas, climáticas o de otra índole, dejan de funcionar, las modifican o cambian. Por eso vemos aves que antes volaban y ahora ya yo. Peces que quieren volar o caminar. En un tiempo, nuestros ancestros primates, por ejemplo, desarrollaron una organización político/social basada en un centro de poder, al que el grupo se sometía a cambio de protección. La Estrategia de Supervivencia: macho dominante/manada, funcionó y se hizo tan estable que duró millones de años. Pero cuando por alteraciones climáticas se pasó de recolectores a cazadores, la situación cambió, el macho dominante, brutal, abusivo y parasitario ya no funcionaba. Tuvo que ser desplazado por el líder, o «macho sigma», aquel miembro del grupo que tenía buena comunicación. El inteligente que organizaba y dirigía la caza de animales grandes y poderosos. Quien se involucraba en la lucha, participaba en la cacería y repartía con justicia. El macho alfa, holgazán, gruñón, abusivo y prepotente, desapareció … Por un tiempo.

        La evolución intelectual se aceleró bajo la dirección de los “líderes”. Los gruñidos ya no eran suficiente, había que comunicar ideas más complejas y variadas, el lenguaje se diversificó, se enriqueció y con ello la inteligencia. El líder comprendió que cada individuo era diferente y tenía sus características y habilidades. Les asignaba tareas propias y diferenciadas. La individualidad se fortaleció. Al surgir la agricultura y el pastoreo creando por primera vez un excedente de comida, el «macho sigma» desaparece poco a poco y resurgen los machos alfa con corona. Después de miles de años, y ante el aparatoso fracaso de los «alfa», resurge de nuevo el «macho sigma». Hay un avance significativo de la inteligencia humana, pero esta se desacelera con el avance del comunismo y la URSS. El mundo se divide en dos, la mitad secuestrada por machos dominantes, abusivos, déspotas y criminales y la otra, por «machos sigma» defendiendo la individualidad, la libertad, la vida y la propiedad. En los 90´s ante un nuevo fracaso de los «machos dominantes» el mundo es cubierto casi en su totalidad por el liderazgo de «machos sigma».

Pero el macho dominante, gruñón, déspota, abusivo y parásito parece haber regresado de nuevo con mayor fuerza y los «machos sigma» se van replegando a las sombras, abrumados por las manadas y los rebaños humanos. Seres derrotados, alienados y embrutecidos, resignados a ser usados y desechados por los “machos alfa”.

Las sociedades van retrocediendo a etapas previas de tribalismo y autocracias primates. Parecen ir “de regreso a los árboles”. El abuso de poder, las dictaduras, las tiranías déspotas y criminales son permitidas y promovidas por el «colectivo primate internacional». Los líderes defensores de la libertad, la democracia y el Estado de derecho, pasaron a la historia. La naturaleza animal, primate y simiesca, dentro de nosotros, parece recuperar el “tiempo perdido”. Quiere demostrarnos que no importan las sinfonías de Beethoven, El Quijote, el viaje a la luna, Google o el internet, seguimos siendo monos postrados ante gorilas, gritones, ignorantes y abusones.

Es improbable que a estas alturas surjan nuevos John Locke y Adam Smith, para intentar recuperar la esencia humana, la que nos diferencia de lo simio: la separación y la reducción del poder político, que garantiza los derechos naturales a la vida, libertad y propiedad. Así que no queda otra alternativa que convertirnos en los líderes de nuestras familias y grupos de amigos, y tratar de despertar en ellos la naturaleza humana, el sentido y el amor a nuestra libertad, que es el tesoro más grande al que podemos aspirar. Se hace necesario hurgar dentro de nosotros para encontrar al «sigma» que somos, no importa si se es hombre o mujer. Somos lo más avanzado de la humanidad, no pretendemos dominar, pero no nos dejamos dominar de nadie. Amamos la libertad y respetamos la propiedad ajena. Vivimos a plenitud y luchamos por lo que consideramos justo. Somos el ariete de la humanidad que rompe con lo animal, lo servil y lo sumiso.

Filósofo

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