La deuda del país ha experimentado un aumento desproporcionado, que los funcionarios de Bukele consideran necesaria para los megaproyectos que realizarán durante el próximo quinquenio inconstitucional, que no se incluyeron en el Presupuesto General de la Nación, lo que confirma que es un documento mal elaborado, siempre desfinanciado, y que ya fue reformado en varias oportunidades.
No se sabe si llevaron a cabo estudios de factibilidad, de impacto ambiental y si son necesarios y rentables, y no solo fachadas luminosas que impresionan a la población, como luces de bengala, para que olviden necesidades urgentes como mejorar los servicios de salud, construcción y equipamiento de hospitales, remodelación de escuelas, capacitación de profesores, instalaciones de la UES y un presupuesto que le permita un programa de becas tan necesario para quienes sueñan con acceder a una educación universitaria, que tal vez sus padres no tuvieron.
La Binaes ha sido la estrella mágica que ha transformado el Centro Histórico, atrayendo turistas y salvadoreños impresionados por su maravillosas instalaciones, la magnífica atención y su funcionamiento durante 24 horas. Y aunque no existe una estadística de cuántos de sus visitantes se motivarán para leer algún libro y mejorar su cultura, da la impresión de que cumple más la función de un centro de convenciones o un parque de diversiones. ¿Pero el beneficio para el pueblo justifica el enorme gasto en energía eléctrica y personal que supone la biblioteca?
Ya se puso la primera piedra y hay movimiento de tierra para la construcción del nuevo estadio en terrenos de la exescuela militar. ¿Necesitará nuestra capital tres estadios, además del Cuscatlán y el Mágico remodelados? Se llena para los conciertos semanales, aunque no parece haber suficientes aficionados para llenarlos y contemplar un fútbol cada día más decadente. ¿Habrá un estudio sobre el impacto que un estadio causará en esa zona que ya tiene un tráfico desbordado por ser la única salida de la capital hacia la calle de Santa Tecla? Zona privilegiada y de gran plusvalía con centros comerciales, elegantes residenciales y edificios de apartamentos, que sufrirán el impacto del megatráfico y la basura que se genera en las instalaciones deportivas.
No parece rentable un aeropuerto internacional en la zona oriental, por la cercanía de nuestras ciudades, y la escasa demanda turística interesada en viajar del extranjero a esa zona, pues incluso entre las capitales centroamericanas es transporte terrestre tiene más demanda que el aéreo. Y el grave daño que ya se ha causado a los propietarios de terrenos, que lamentan haber sido desplazados, recibiendo un pago miserable, sin que el gobierno les haya dado opciones para establecerse en otra zona, y a quienes no han permitido llevarse los materiales de sus propias viviendas. Y aunque el MARN en su estudio hizo señalamientos negativos de que las pistas dañarán seriamente una zona de manglares, esto fue desestimado por el GOES.
No hay más detalles sobre el tren del pacífico, pero sería mucho más urgente trabajar en la mejora de las carreteras que conducen hacia la frontera con Honduras, que en este momento son un castigo para los que diariamente tienen que recorrerlas. Angostas, con baches y tráfico pesado de furgones y vehículos transportando carga, que hacen imposible sobrepasarlos o manejar a mayor velocidad. Las colas en esa aduana son causa de quejas y pérdida para empresas y personas particulares.
El gobierno, que trabaja con préstamos que pagamos los salvadoreños con nuestros impuestos, tiene la obligación de explicar los beneficios que estos megaproyectos traerán a la población, y no solo son una fachada, cortina de humo que impresiona por unos días, pero luego la realidad demuestra que han sido un desperdicio de recursos, mientras las verdaderas necesidades del pueblo no cuentan para sus gobernantes.
Maestra.