¿Cómo le explicaré a mis hijos que en pleno 2023 una dictadura irrumpió en la vida de millones de salvadoreños? Y para quienes defendemos la memoria de seres queridos que se quedaron atrás por defender y soñar una patria más justa, ¿cómo les explicaremos a ellos que después de tanta lucha, dolor y sangre, retrocedimos más de lo que avanzamos? Y como si todo esto no fuese suficiente, ¿cómo le explicaremos a las futuras generaciones que los que hoy se enardecen en medio de sus discursos de odio altamente dañinos, eran la multitud más grande del graderío? ¿Cómo explicarlo?
Tan solo treinta años duró esta joven democracia, ¿imperfecta?, por supuesto que sí, pero si me lo preguntan a mí –que tengo la misma edad de esta última era democrática salvadoreña– habría preferido mil veces contribuir a mejorarla en lugar de dinamitarla. Dicho esto, me siento en la obligación de ser contundente al respecto: ya es tarde y no podemos engañarnos más, esta era democrática ha llegado a su fin. Estamos en donde estamos gracias a los pecados de unos pocos que en lugar de perfeccionar nuestra democracia se acomodaron en ella mientras viciaban el sistema, ellos son quienes le mostraron el camino al dictador. Y hoy, henos aquí.
¿Es todo esto razón suficiente para que apague las luces la última persona en salir? No lo sé, cada uno debe contestar esa pregunta desde su propia perspectiva, experiencia y a conciencia. De lo que tengo claridad es que en este momento histórico y turbulento, no podemos dejar de resistir, porque si hay algo que sí les podré explicar a mis hijos y a las futuras generaciones, es lo que hice hoy, en mi presente. Cuando me pregunten: ¿qué hiciste cuando la dictadura avanzó? Quiero gozar de la certeza de poder contestar: resistir por el futuro y defender la memoria histórica de mi patria. Si hay algo que quiero poder explicar, es eso.
Quedan apenas poco más de tres meses para el primer evento electoral de 2024. Tres meses para saber con plena o mediana claridad que es lo que nos depara el futuro. Tres meses para luchar dignamente y no permitir que nos arrebaten todos los espacios de poder. Tres meses para contribuir –cada quien desde su trinchera y posibilidades– pero convencidos de estar haciendo lo suficiente para que unos años más tarde, podamos dar testimonio de haber estado del lado correcto de esta historia tan crítica.
Existe algo mucho más crucial que debemos saber explicar, algo que probablemente no todos sabemos descifrarlo de la misma forma, pero que es imperativo lograrlo. Explicar el cómo vencimos el miedo. ¿Y por qué esto es importante? Si vencemos el miedo, que es la principal arma de la dictadura, aunque ellos abucheen en multitudes desde el graderío y aunque ellos se jacten del derroche de recursos con el que adormecen a las masas, sin miedo a todo eso, sabremos conquistar y disfrutar las pequeñas victorias que nos permiten avanzar al futuro. Y es que no habrá futuro si no nos esmeramos por soñarlo.
Sin miedo y convencidos de afianzarnos correctamente a nuestras pequeñas victorias, podemos dar pequeñas o grandes sorpresas. Pero sobre todo, sabremos explicarlas cuando la patria nos lo demande. Si estamos convencidos de que esta lucha es justa y correcta, mientras corra sangre por nuestras venas y nuestro corazón palpite con rapidez en los momentos más álgidos, sigamos resistiendo con dignidad. Yo seguiré haciéndolo, porque con la dignidad por delante, siempre habremos ganado.
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Si estás leyendo esto y llegaste hasta acá, solo te pido dos cosas, comparte este texto y contestate a ti mismo: ¿cómo vas a explicarlo?
Presidente de Nuestro Tiempo