Por Se inicia un nuevo año escolar, uno, muy diferente a los anteriores, pues sería el primero con relativa normalidad después de ese abrupto cierre de centros educativos que se dió en marzo del 2020, debido a la pandemia del covid-19.
En esos días, la campana del recreo se silenció, las aulas se vaciaron, en los pizarrones quedó registrada la última fecha de clases, los maestros tuvieron que aprender nuevas habilidades y el mundo se paralizó en un lamento parecido al fin de los tiempos. Algunos maestros ya no van a regresar y algunos alumnos tampoco lo harán.
Desde el inicio de la pandemia hasta la fecha muchas cosas han sucedido en El Salvador: la democracia ha sido desmantelada con toda intención y alevosía, el autoritarismo ha llegado a la patria, se ha incrementado la violación de los Derechos Humanos, el régimen de Bukele encerró personas en verdaderos campos de cuarentena, en donde murieron centenares de salvadoreños, los funcionarios del partido de gobierno y aliados hicieron su feria de agosto con el dinero del pueblo, hurtaron y desaparecieron el pisto de la gente, desperdiciaron la plata con compra de “bitcoins”, pactaron con con pandilleros, torturaron a inocentes, enterraron cuerpos en fosas comunes y cometieron delitos de Lesa Humanidad. Pero no aprovecharon ese tiempo para generar y construir “obras” de beneficio a la comunidad.
También se han hecho promesas, vanas promesas, que más que promesas, en realidad son mentiras, que solo sirven para que los fanáticos del régimen tengan algo que repetir en una narrativa vacía de contenido. El régimen dijo que iba a construir una megaciudad en el departamento de La Unión y lo que ha hecho es expropiar terrenos de gente humilde; dijo que iba a traer a Lufthansa y ni ha construido el aeropuerto; dijo que llegaría Amazon y se fue HUGO app, y hoy dice que ha pagado los eurobonos, pero saquea los ahorros nacionales y las pensiones de los trabajadores.
También prometieron construir cinco mil escuelas, pero no han terminado ninguna. Seguramente el régimen remodelará un par de edificios, para presentarlos como éxito en las redes sociales, pero las demás seguirán como antes.
A las puertas de este nuevo año escolar, encontramos los mismos centros educativos que “construyeron los mismos de siempre” pero al final del día, no solo, no hay escuelas nuevas, sino que, ¡las viejas se están cayendo!
Ah! Pero habrá más de algún fanático del presidente cool que alegara que este gobierno sí ha hecho obras, pero los cubos y obras inauguradas por el régimen de Bukele han sido un fracaso. Las casetas chivo son “dormideros de chuchos”, la instalación de CIFCO está inutilizable, las ruedas chinas, apagadas, y el mercado Cuscatlán en el abandono. Obras inútiles.
Seguramente, durante este año escolar seguiremos siendo engañados con una especie de “sopa de pitos”, famosa por sus propiedades para el buen dormir; pero los grandes problemas en educación no desaparecerán. Varios maestros serán despedidos y otros interinos serán contratados con más bajo salario, las escuelas seguirán sucias, destruidas, espantosas e inadecuadas para atender a nuestros niños, y el gobierno seguirá gastando el dinero de nuestros impuestos en propaganda y pagando hordas de troles fanatizados.
Diplomático salvadoreño.
(DESTACADO)