En nuestra travesía hacia la isla de nuestro renacer -inmersos en las aguas rosa de ultramar- llevábamos -además del mapa que nos diera el místico de la raza azul- las invisibles cartografías del destino. “El Destino no es precisamente el fin de un viaje –dije a Gracia Karuna. El mismo es parte de una sola totalidad de principio a fin. Diríamos que se divide en tres episodios: previo, presente y futuro. Pero -al igual que el tiempo en Akala- es un solo evento. Nuestra distante especie humana estaba predestinada al éxodo estelar. Al igual que los remotos navegantes de la Polinesia austral de nuestro planeta Tierra en las antiguas migraciones, sin saber si sería su último layar o navegar.” Nuestras miradas de serpiente se cruzaron en el silencio sideral, buscando una respuesta a lo que ya habíamos olvidado: los constantes ciclos de la transmigración de vidas que cruzamos en la elipsis cuántica del tiempo-espacio. Ignorando si lograríamos arribar a la isla prometida de nuestro renacimiento, volvimos a callar como el mismo anchuroso éter. El viento estelar arrancó de nuestras manos los mapas del destino ya escrito en los astros. (XL) <“Éxodo del Sapiens Estelar al Universo” C.Balaguer-Amazon)>