Por Me tomé cinco horas de un domingo para ver los capítulos de la serie “Orgullo y pasión” que actualmente corre en el canal A3Series de la televisión española. Me llamó la atención cómo Marcos Bernstein, productor y creador del libreto de la serie, hizo el esfuerzo de adaptar la trama de varias novelas de la autora británica Jane Austen, trayendo el contenido de sus obras de la campiña inglesa al contexto de la vida social y económica que se desarrollaba en Brazil a principios del siglo pasado.
La serie solo refleja armónicamente un contenido inmortal de Jane Austen, que se puede adaptar a la realidad cafetalera brasileña del siglo pasado y que aún puede ser acondicionada a nuestros días. Cabe destacar que al parecer el libreto de la serie es la conciliación de una mezcla de varios de los libros de Austen: “Sense and Sensibility”, “Pride and Prejudice, “Emma”, “Mansfield Park”, “Northanger Abbey”, “Lady Susan” y quizás también de la obra “Persuasion”.
Jane Austen fue una escritora inglesa que nació en el año 1775 en Steventon, Hampshire, Inglaterra. Ella publicó seis novelas de carácter clásico, que nos narran la vida y todas sus insidias, artimañas y bendiciones de la clase media de Inglaterra durante los primeros años del siglo 19. El impacto de la popularidad de su obra fue tan encantador, que sus novelas han sido llevadas a la pantalla del cine en varias versiones y oportunidades. Lamento también compartir que erróneamente su carácter novelístico ha sido malinterpretado y utilizado por el feminismo, la cual me parece a mí una gran aberración. Desde mi punto de vista personal Jane Austen no era feminista y ninguna de sus obras lo refleja como tal.
Las novelas de Jane Austen reflejan los mismos enredos que tienen las familias, en cuanto al amor, el cortejo, las confabulaciones de chismes, las maquinaciones de unos y otros para alterar, potenciar o arruinar la vida de las personas. Austen también nos ofrece una radiografía de la economía y los medios de producción de su época, el impacto de la deuda en la pérdida de los bienes, la importancia de una casa y la propiedad, las labores cotidianas, el amor por los jardines, los viajes interminables de las carretas y caballos para transportarse, los complots de envidia, la discriminación social y los contubernios que existen para levantar o destruir a las personas. Las obras de Austen reflejan muy a cabalidad la estrategia corporativa y de negocios de su época. Desde mi punto de vista, Jane Austen no tiene nada de feminismo; al contrario, creo que son obras hermosamente bien trabajadas para mostrarnos la realidad social inglesa en el contexto del tiempo y espacio que a Austen le tocó vivir.
Leer obras del pasado nos ayuda a entender el legado histórico de qué, por qué, cómo y desde cuándo vivimos aún en las condiciones que Jane Austen nos narraba. Además, el lenguaje del pasado es inmensamente rico en buen gusto, con palabras y retórica de lenguaje que han ido desapareciendo, y que vale la pena rescatar.
En Latinoamérica, las historias de Jane Austen son aplicables en nuestros días, especialmente en cuanto a relaciones interpersonales entre hombre y mujer. Las habladurías, trampas y argumentos en materia del amor son vívidas. Vale la pena leer de nuestro pasado, nos ayuda a comprender de dónde venimos y qué tanto tenemos que hacer para rescatar lo bueno, superar lo malo y emprender hacia un futuro honesto lejos de las conspiraciones que Austen tan bien nos dejó en sus páginas hace 200 años.
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