Hace unos días un canal de cable presentó la película The Post. Después de haberla visto muchas veces, decidí verla de nuevo, por estar basada en hechos históricos de los Estados Unidos.
La trama se envuelve durante la conflicto de Vietnam. Cuando en 1966 un analista militar del Departamento de Estado de EE. UU. acompaña al Secretario de Defensa, Robert McNamara, y las tropas estadounidenses en combate, documentando el progreso militar en Indochina. En el vuelo a casa, McNamara expresa que la guerra no tiene remedio. Al aterrizar, sin embargo, declara a los medios que tiene plena confianza en el esfuerzo de guerra. El analista escucha este cambio brusco y se desilusiona.
Años más tarde, el analista como consultor militar civil que trabaja para la Corporación RAND (una organización de expertos en políticas públicas) fotocopia cientos de páginas de informes clasificados que documentan la participación del país durante décadas en Vietnam, que involucra a la Presidencia de Harry S. Truman, Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson y Richard Nixon, los que luego filtra primero a “The New York Times”.
En este momento, 1971, la heredera del periódico “The Washington Post”, Katharine Graham, es la propietaria y editora. Se prepara nerviosamente para el lanzamiento de la Bolsa de Valores del Nueva York del Washington Post, en una audaz maniobra para ayudar a estabilizar el periódico financieramente.
La historia se centra en el engaño del gobierno estadounidense con respecto a su posición en Vietnam. Luego de la publicación en The New York Times, una orden judicial de un tribunal federal impide que se publiquen más artículos sobre el tema.
Aun así, el Post contacta al analista fuente de la filtración y éste le proporciona copias del mismo material entregado al Times. Reporteros del Washington Post buscan historias para nuevos titulares. Los abogados del Washington Post desaconsejan la publicación del material, ante la inminencia de la Presidencia de Richard Nixon de presentar imputaciones penales. Pero Graham sigue adelante y dice “hagámoslo”, publicando otro titular al respecto de Vietnam y del análisis filtrado.
Ambos periódicos comparecen ante la Corte Suprema de los Estados Unidos para defender sus derechos constitucionales de la Primera Enmienda, que protege la libre expresión y la libertad de prensa.
Al ver la película esta ocasión pude apreciar casi al final de la misma, que en menos de diez segundos se plantea el culmen de la misma. Cuando una reportera recibe una llamada y le dice en la sala de redacción a viva voz: “Los jueces de la Suprema Corte han votado y el fallo es 6 a 3 a favor de los dos periódicos. Y que el voto concurrente del juez Black es que la prensa estaba para servir a los gobernados, no a los gobernantes”.
Al buscar el fallo de este caso denominado New York Times Co. vs. Estados Unidos el 30 de junio de 1971. El juez Hugo Lafayette Black (1886–1971) dio su voto favorable a los periódicos, además expresó su opinión concurrente, que entre otras cosas dice:
“La medida cautelar contra El New York Times debería haber sido anulada sin alegatos orales cuando se presentaron los casos por primera vez… Cada continuación de los mandatos judiciales… equivale a una violación flagrante, indefendible y continua de la Primera Enmienda. … La prensa estaba para servir a los gobernados, no a los gobernantes. Se abolió el poder del Gobierno de censurar la prensa para que la prensa siguiera siendo libre para siempre de censurar al Gobierno. Solo una prensa libre y sin restricciones puede exponer efectivamente el engaño en el gobierno. Y entre las principales responsabilidades de una prensa libre está el deber de impedir que cualquier parte del gobierno engañe al pueblo y lo envíe a tierras lejanas a morir de fiebres extranjeras, balas y proyectiles extranjeros. … Descubrir que el presidente tiene ‘poder inherente’ para detener la publicación de noticias… eliminaría la Primera Enmienda y destruiría la libertad y seguridad fundamentales de las mismas personas que el gobierno espera “asegurar”. … La palabra “seguridad” es una generalidad amplia y vaga cuyos contornos no deben invocarse para derogar la ley fundamental incorporada en la Primera Enmienda. Los redactores de la Primera Enmienda, plenamente conscientes tanto de la necesidad de defender una nueva nación como de los abusos de los gobiernos inglés y colonial, buscaron dar fuerza y seguridad a esta nueva sociedad al brindarle libertad de expresión, prensa, religión y reunión, no debe ser abreviado”.
Brillante discernimiento acerca de la libertad de expresión y de prensa, para la historia.
Militar.