A un año de aprobada la ley “Nacer con Cariño”, que entró en vigencia en febrero del presente año, vale la pena decir que no se puede hablar de resultados obtenidos en beneficio de la madre y de su hijo. Según un comunicado que envió el Ejecutivo, da la impresión o se quiere quizá matizar las cifras para que todo lo que conlleva tal ley es un éxito rotundo.
El objetivo de este artículo no es criticar, eso sería lo más fácil, sino ser totalmente imparciales para que la población blanco sepa cuál es la realidad que se vive en los hospitales.
Debemos entender que las cifras se pueden alterar. Eso no es nada nuevo, aunque es aberrante y antiético por quienes se prestan a ello, sino tratar de ser lo más objetivo en analizar cómo ha incidido en el bienestar del vínculo madre-hijo; decir, que en el 2021 cerró con una mortalidad materna de 5.6 % y la tendencia que lleva a la fecha es de 5.05% es significativa. Realmente se debería esperar el año para que los datos sean los más exactos y veraces y si esta última cifra es la que finalizará el 2022, podemos decir que ese porcentaje en la mortalidad materna no es ni siquiera significativo.
Afirmar que en el 2021 las causas de muertes maternas se debieron a hemorragias, infecciones, preeclampsia, eclampsia y que en el 2022 las muertes maternas son el resultado de apendicitis y tumores malignos pareciera discrepar de la realidad, pues sucede que no ha habido una tan sola complicación en la atención del parto y de la cesárea cuando particularmente debería ser la Asociación de Ginecología y Obstetricia quien respalde o refute tales datos; sin embargo, solo nos quedamos con una parte de la historia, que todos sabemos; manipular cifras ha sido el pan de cada día.
Decir que las muertes maternas neonatales es apenas un 0.55 % no es significativo y lamentablemente hay una enorme discrepancia cuando se aborda el tema de muertes maternas indirectas con un altísimo porcentaje de un 50.9%, cifra que enciende las alarmas pues o hubo un error involuntario en el consolidado de tales datos que debe ser revisado o tristemente tenemos una altísima mortalidad indirecta.
Lo anteriormente citado son las frías cifras que se manejan y que en nada abonan a la realidad que vivimos, ya que al nombre de tal ley “Nacer con Cariño” también se le debería agregar “Nacer con Cariño, con Futuro, sin hambre, sin trabajo infantil, educación y salud garantizada sin miedo a ser detenido injustamente, sin ser torturado cuando llegue a la adolescencia y a la adultez”; no podemos esperar peras de un olmo pues por un lado tenemos a un binomio madre-hijo y por otro lado está el dúo madre-hijo desaparecido, madre-hijo asesinado en los centros penales, madre-hijo torturado y entonces vale la pena preguntarse.
¿Por qué tanta algarabía de una ley que apenas es un bello nombre? ¡No más! Pues así como el Ejecutivo anhela que ese hijo tan esperado nazca y sea recibido con todo el amor del mundo, en el otro extremo tenemos la negación de ese amor, todo lo que un joven recibirá por parte del Estado, que debería ser el futuro que le depara a ese recién nacido, donde no tenga miedo a nada, sino que, al contrario, sepa que su vida es invaluable, que así como se le cuidó su nacimiento.
Así, se le debe guiar en la búsqueda del mejor futuro posible y entender de una vez por todas que somos una sociedad que margina a su gente. Aquí no se escapa nadie. Tanto el Ejecutivo como el que estas líneas escribe en una vida afanosa poco reparamos en que todos debemos ser pilares de sustento para que el futuro de ese niño esté garantizado y, más que frías cantidades, debemos buscar el calor de la fraternidad de una nación.
Es tarea de todos ser los responsables de prodigar cariño, respeto y una educación verdadera para que ese lema “Nacer con Cariño” sea una realidad y no un simple apelativo que aparenta pero no es lo que pretende ser y para las autoridades díganles a sus asesores en los indicadores de primer año de un informe de implementación son indicadores de estructura a los tres años de proceso y a los cinco años de resultado y pues tristemente en un año es imposible hablar de resultado como es la mortalidad materna e infantil.
Médico.