Por Concluyen los Juegos Olímpicos de París 2024, que han tenido al mundo pendiente de las diferentes disciplinas que se han disputado en la Ciudad Luz, y las grandes expectativas despertadas, fueron colmadas con la impresionante ceremonia de apertura, con las delegaciones en barcos descendiendo por el Sena. Como en toda mega organización hubo errores humanos, como anunciar como Corea del Norte, a la delegación de Corea del Sur, que casi causa un conflicto diplomático. Al izar la bandera del Comité Olímpico, la enseña estaba al revés, y el debate sobre la púgil argelina Khelif, que se ha demostrado que por tener cromosomas XY, no debía participar en competencias femeninas.
Pero ha sido causa de controversia en la inauguración la performance de lo que los organizadores consideran una representación de la pintura “El Festín de los Dioses” del pintor Jan H. van Birjlet, con figuras mitológicas alrededor de una mesa, y el dios Baco al centro, pero sustituyendo a las figuras mitológicas por seres de la actual tendencia drag, y una grotesca drag queen en el centro. Bastante difícil identificar esta burlesca representación con la pintura de Van Birjlet, como un tributo a la diversidad, pero sí con La Última Cena de Leonardo Da Vinci, por la ubicación de los comensales, convertidos en figuras vulgares y bochornosas.
Inmediatas protestas de la Iglesia Católica francesa, a la que se unieron la Ministra rusa de Relaciones Exteriores María Zakhanova, la Comunidad Anglicana de Egipto, figuras políticas como Marion Marechal que denuncia el hecho, asegurando que no es la voz de Francia, sino una pequeña minoría dispuesta siempre a la provocación, y muchas otras denominaciones cristianas de todo el mundo, lamentando que el recuerdo de estos juegos se haya visto manchado por un detalle del peor gusto, y ofensa a las creencias de millones de personas en todo el mundo. En el periódico español El Mundo, la periodista Ana María González escribió que “pretender un mensaje inclusivo de la humanidad, queda desmentido al ofender a un numeroso grupo que lejos de propiciar un diálogo, genera separación.”
Lamentablemente, la sociedad francesa y sus dirigentes parecen haber perdido los verdaderos valores cristianos en que se forjó su origen y olvidado partes importantes de su historia. Los francos fueron el primero de los pueblos bárbaros en aceptar la fe católica, cuando su caudillo Clodoveo, y 3,000 de sus guerreros, fueron bautizado por San Remigio, en la Catedral de Reims, el 25 de diciembre del año 496 ó 499, por lo que Francia ha sido conocida como la hija primogénita de la Iglesia Católica. En esta semana, organizaciones de católicos franceses expresaron su rechazo, haciendo circular por las calles de la ciudad un bus con expresiones de protesta y repudio y una reproducción de las dos pinturas en controversia, pero fueron interceptados por las autoridades, y los que viajaban dentro de la unidad, detenidos y amenazados con pistola. Una vez más, la libertad de expresión no funciona en igualdad para todos.
Pero los Juegos Olímpicos de París 2024 dejan muchas satisfacciones, como el milagroso regreso de una Celine Dion, mágica y totalmente recuperada, que en lo alto de la Torre Eiffel, con elegante vestidura blanca, cantó para los franceses y para el mundo el “Himno al Amor” de la inolvidable Edith Piaf. Y el de Adriana Ruano, la guatemalteca que ganó para su país una presea de oro, luego de una perfecta participación en tiro con armas de caza, y que antes de volver triunfante a Guatemala, visitó el Vaticano donde el Papa Francisco bendijo su medalla. Gran ejemplo el de estas dos maravillosas mujeres admiradas por todo el mundo.
Maestra.