En el año 2020 Panamá renunció a ser la sede de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe por razones financieras y de prioridades post pandemia, la organización de estos juegos implican una gran organización logística e inversión financiera para el país sede.
Casi un año más tarde, habiendo contemplado cancelar la organización de los Juegos por completo ante la ausencia de propuestas, El Salvador presentó el interés de ser sede y se designó a San Salvador como sede para los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe. Era la única opción.
Así despues de ir contra reloj en la adecuación, remodelación y construcción de los escenarios deportivos, el viernes 23 de junio, en el Estadio Mágico González, en medio de una fiesta de luces y la mezcla musical del DJ estadounidense Marshmello, atletas de la región, entraron para otra cita de los Juegos regionales más antiguos en el calendario deportivo.
Se desconoce el monto invertido en los Juegos, pero se sabe que El Salvador ha contado con recursos de 115 millones de dólares provenientes del Banco Centroamericano de Integración para optimizar y modernizar escenarios deportivos en el país.
Organizar los Juegos Centroamericanos y del Caribe El Salvador 2023 no ha sido una labor económica fácil y, aunque los costos aún están lejos de unos Juegos Olímpicos se requieren cifras millonarias para la cita regional que inaugura el ciclo olímpico.
Según un informe de la agencia AP que destaca información otorgada por el gobierno de El Salvador, presidido por Nayib Bukele, se han invertido 70 millones de dólares por el concepto de organización. A esta cifra se le deben sumar 130 millones de dólares por inversión en infraestructura y equipamiento de escenario.
La cifra se cierra con 30 millones de dólares invertidos en la Villa Centroamericana ubicada en la Universidad Nacional de El Salvador y que, una vez terminada la justa deportiva, pasará a ser patrimonio de la institución educativa.
Los Juegos Centroamericanos y el Caribe son organizados por Centro Caribe Sports. Son celebrados cada cuatro años desde 1926 y es considerado “el evento multidisciplinario regional más antiguo del mundo”. La única ocasión que se han suspendido fue en 1942 a causa de la Segunda Guerra Mundial.
La ceremonia de inauguración no quedó exenta de tropiezos. La llegada tardía de atletas que obligó a modificar el desfile de naciones, entrando primero los abanderados y luego los deportistas en un único grupo, o el cambio de protocolo impuesto por la oficina del presidente de El Salvador Nayib Bukele para que su discurso fuera el primero, o la triple declaración de apertura en los discursos de los presidentes del país, de Comité Olimpico y del comité organizador.
El momento mágico lo aportó el futbolista Jorge González, cuyo nombre lleva el estadio nacional, al entregar la antorcha al halterista adaptado Herbert Aceituno, medallista paralímpico en 2021, culminando con una serie de relevos que promovieron la igualdad e inclusión en un simbolismo elegante.
Un dato importante en relación a los atletas independientes, que están aquí y que van a lograr cumplir sus sueños y podrán buscar sus clasificaciones, es en referencia a los atletas de Guatemala, que entraron al estadio sin sus colores o su bandera al mantenerse la suspensión sobre su Comité Olímpico por intervención del Estado en los asuntos olímpicos.
Los juegos han representado un reto para el país en muchos sentidos. Se lamenta que la cosecha de medallas no ha sido la esperada, dejando un gran reto para las autoridades deportivas de poder llevar al país a mejores lugares dentro del medallero olímpico.
Abogada y defensora de derechos humanos.