Argentina no para de darnos sorpresas. Javier Milei, un economista anarco-capitalista de extrema derecha, dio el batacazo y será el próximo presidente de Argentina. Ante una economía en crisis aguda, Milei inicia una brevísima transición y asumirá el próximo 10 de diciembre. El ministro candidato oficialista Sergio Massa, pidió licencia al frente del ministerio de economía, y sembró más incertidumbre sobre quién acompañará desde el gobierno esa transición. Queda también la duda de qué tipo de presidente será Milei, si el extremista de las primarias y gran parte de la campaña, o la versión un poco más moderada del balotaje.
Hace cuatro meses cuando comenzó un convulsionado calendario electoral nacional que mostró un volátil electorado argentino irritado por el mal desempeño económico del gobierno, así como también temeroso o dubitativo, ante las opciones que se le presentaban.
Arrancó todo en las primarias (PASO) del 13 de agosto cuando sorprendía Javier Milei y quedaba primero (aunque la mayoría de las encuestas lo ubicaban tercero). Luego el 22 de octubre el candidato oficialista Sergio Massa -que había terminado tercero en las PASO-, dio vuelta los presagios y lideró la primera vuelta (aunque la mayoría de las encuestas daban ganador a Milei). Aunque allí se había registrado una clara advertencia, ya que más de un 53% de los argentinos habían votado por dos opciones de derecha opositoras al gobierno. Finalmente, en el balotaje Milei creció 26 puntos respecto a la primera vuelta y Massa menos de 8%, para alzarse con un contundente triunfo de 55.69% vs 44.3%.
¿Cuáles fueron las claves de la victoria de Milei?
• La economía importa. Era una misión casi imposible esperar que el actual ministro de economía con más de 140% de inflación, 40% de pobres, y profunda devaluación, pudiera reelegirse. Para los electores Massa fue un buen candidato, pero mal ministro. En una encuesta reciente de LAPOP el 86% de los argentinos este año piensa que la economía ha empeorado.
• La bronca pudo más que el miedo. Milei encarnó el descontento ciudadano, movilizó más a los jóvenes y empleados informales. El malestar no es pasajero, parece representar un cambio de paradigma que el candidato libertario supo leer mejor que la oposición de Juntos por el Cambio. En frente, Massa promovió una fuerte campaña del miedo identificando a Milei con un salto al vacío y el peligro de los valores democráticos y los derechos adquiridos. Al final, el voto en blanco y nulo que se esperaban que fuera altos, resultó solo del 1,5% y 1,6% respectivamente. Recordemos que en la última encuesta de Cultura Constitucional, un 72% había manifestado que estaba insatisfecho con la democracia. Es decir, prevalecía un sentimiento anti-sistema y de hartazgo.
• El interior se cansó del centralismo. Ya no fue solo la franja central del país (Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Entre Ríos, San Luis), que le dio la victoria a Macri en 2015, sino que Milei logró imponerse en casi todo el país. Ganó en 21 de 24 provincias, y quedó a escaso 1% en la provincia de Buenos Aires, histórico bastión del peronismo. Las profundas desigualdades en la asignación de recursos y subsidios entre las provincias de mando oficialista y del gran Buenos Aires, respecto a las que más aportan al PIB, llevó a que la diferencia fuera más contundente que en 2015.
• Macri vence a Cristina. En un escenario inédito en 20 años, ninguna de las dos figuras políticas que dominaban la escena nacional se presentaba directamente a las elecciones. El desgaste marcaba la necesidad de un cambio de elenco y generación. Pero en términos estratégicos, si Cristina con una jugada estratégica reunificó al peronismo y venció a Macri en 2019, ahora el exmandatario fue más efectivo dentro de su espacio para imponer a Bullrich sobre Larreta, y para jugarse abiertamente por Milei en segunda vuelta. Veremos el tipo de relación que puede establecer con Milei durante su gobierno. Para Cristina fue problemática la experiencia con Alberto Fernández.
• El feriado que no fue. La participación electoral no se resintió respecto a la primera vuelta a pesar de la negación del gobierno a modificar el feriado del lunes. De aquel preocupante bajo nivel de 69% en las PASO, la participación aumentó y los electores acudieron en ambas elecciones similares proporciones a las urnas (77,6% en primera vuelta vs. 76,3% en segunda vuelta). En los balotajes latinoamericanos la participación en segunda vuelta suele resentirse, salvo cuando hay polarización extrema, y reversión del resultado, como fue este el caso.
¿Qué desafíos se vienen para el nuevo gobierno?
En materia macroeconómica, Milei anunció “cambios drásticos sin gradualismos”. Ratificó su intención de acabar el Banco Central, dolarizar la economía y privatizar YPF, los medios de comunicación públicos y otras empresas estatales, así como achicar el aparato del estado y reducir subsidios sociales. Sin embargo, en los próximos días delineará cómo y en qué tiempos se realizarán esos cambios tan drásticos para la economía del país. El “plan platita” implementado por el ministro Massa para mejorar sus chances electorales, prevé la consultora financiera JP Morgan que acelere en el corto plazo la inflación por encima del 200% anual en 2023 y del 350% en 2024. De momento, a pesar que hoy es feriado en el país por el día de la soberanía, ya los mercados parecen estar dando algunas señales positivas a los primeros mensajes del mandatario electo.
Respecto a la difícil gobernabilidad, Milei no tiene representantes propios en ningún distrito provincial, solo 3 municipalidades en todo el país, y está en minoría en ambas cámaras del Congreso, ya que solo cuenta como propios con 38/256 diputados y 7/72 Senadores. En los próximas semanas habrá que ver si se traslada la alianza electoral de Macri y Bullrich con Milei para la segunda vuelta a una relación coalicional más estable lo que le agregaría al nuevo presidente, unos 40 diputados que le llevarían a consolidar un bloque mínimo de 78. En consecuencia, a pesar del acuerdo con los “halcones” del PRO, Milei estará lejos del quórum (129) y deberá negociar cada proyecto de ley con otras fuerzas políticas provinciales, minoritarias y por atraer apoyos puntuales de ciertos sectores del peronismo.
Resultados en clave comparada
El resultado de las elecciones de Argentina se alinea con las principales tendencias que se vienen presentando en América Latina: 1) fuerte voto castigo al oficialismo; 2) necesidad de definir presidencia vía balotaje; 3) reversión de resultado entre 1 y 2 vuelta; 4) gobiernos fragmentados y coaliciones inestables; 5) emergencia de candidatos PAP: personalistas, anti-sistema, y populistas.
Sobre el voto castigo a los oficialismos, la explicación no está tanto en la ideología de los gobiernos sino la ola de voto castigo a los oficialismos: 18 de las 19 últimas elecciones. Excepción farsa nicaragüense y Paraguay.
Tal como lo mostraba en este análisis para La Nación, en América Latina 12 de los 18 países de la región contemplan la opción del balotaje, y se había utilizado en 60 elecciones. Solo en 33,3% se registró reversión del resultado. Pero en los últimos tiempos cada vez más elecciones van a balotaje (9 de las últimas 9 que lo contemplaban si contamos a esta de Argentina) y de ellas, cada vez son más frecuentes las reversiones (6 de 9, 66%), lo que desencadena gobiernos minoritarios, ya que las elecciones legislativas suelen coincidir con las presidenciales de primera vuelta.
Milei, es una manifestación local de un fenómeno global, representando a la emergencia de candidatos anti-sistema (anti-casta), outsiders (el partido de Milei es de creación reciente), y populistas (los hay tanto de derecha como de izquierda). Trump y Bolsonaro son los mayores exponentes de este modelo, pero sin dudas Bukele, Castillo, o Hernández en Colombia son otros ejemplos.
Una de las tendencias que no se siguió, fue la de las crecientes victorias de los gobiernos de izquierda. Hasta ayer, 5 de los 6 principales gobiernos de la región eran de izquierda.
Sin embargo, Argentina podría dar inicio nuevamente a una nueva contraola de gobiernos de derecha, tal como ya ocurrió en 2015. Allí con el triunfo de Macri se puso fin a la primera marea rosa y se abrió el ciclo de triunfos de candidatos de centro derecha, Kuczynski (Perú) en 2016; Hernández (Honduras) y Piñera (Chile) en 2017; Abdo (Paraguay), Duque (Colombia) y Bolsonaro (Brasil) en 2018; Bukele (El Salvador), Giammattei (Guatemala), Lacalle Pou en 2019 (Uruguay). Esta serie de gobiernos centro derecha se volvió a interrumpir con la ola de triunfos de gobiernos de izquierda y centro izquierda salvo contadas excepciones. El triunfo de Milei, sumados a la continuidad colorada en Paraguay en abril de este año, y la reciente victoria de Noboa en Ecuador, podrían desencadenar ahora una serie de gobiernos de extrema derecha.
Lecciones para una reforma político-electoral
Algunos países de América Latina tienen la sana costumbre de revisar el sistema político-electoral una vez que se acaban estos extenuantes y tensionantes procesos, práctica que el país podría incorporar. En Argentina hace años que los expertos en materia electoral venimos alertando de una serie de prácticas o normativas que necesitan un estudio profundo y revisión, para fortalecer la calidad democrática.
Destaco tres sobre los que existen evidente consenso:
• Implementar la boleta única de sufragio. Ya varias provincias se han adelantado y han dejado atrás las problemáticas boletas partidarias. Este cambio es trascendental para la equidad en la competencia.
• El gobierno de turno no puede seguir organizando las elecciones. El hecho que hasta ahora los profesionales a cargo del ministerio del interior de los distintos gobiernos hayan actuado de manera proba, no significa que en un futuro esto no represente un riesgo a la integridad del proceso. Se recomienda que un órgano independiente sea quien las organice.
• Hemos dejado atrás la época de las carretas. No es conveniente que los candidatos acepten resultados pero la población esté a oscuras. Los resultados de las elecciones deben irse cargando y publicando con mayor celeridad.
Daniel Zovatto,
Director Regional
IDEA Internacional