Por La República Islámica de Irán está de duelo. El presidente Ebrahim Raisi, tanto como el influyente canciller Hossein Amir Abdullah y otras siete personas, responsables religiosos, el gobernador de la región del Azerbaiyán Oriental, seguridad y tripulante, murieron en un accidente de helicóptero.
El domingo pasado, Ebrahim Raissi regresaba de una ceremonia de inauguración de una represa, en la frontera con Azerbaiyán, dirigiéndose hacia la ciudad de Tabriz. Había sido la ocasión de un encuentro con el presidente Ilham Aliev y seguiría a Tabriz, donde tenía que visitar una refinería de petróleo. Las condiciones meteorológicas muy difíciles parecen ser la causa de un accidente que sucede en un contexto regional muy complejo,
El ataque iraní contra Israel en la noche del 13 hacia el 14 de abril pasado, beneficiando del apoyo de organizaciones en su mayoría terroristas como los hutíes en Yemen, el Hezbolá en Líbano, Jihad Islamista, Hachd al Chaabi, ha sido un evento culminante de las tensiones en el Medio Oriente a raíz de la guerra entre Israel y el Hamás en la franja de Gaza.
Por cierto, en Irán es el líder supremo, el “Guía de la revolución”, el ayatola Ali Khamenei, de 84 años y enfermo, quien dirige el país. El presidente Ebrahim Raisi, teniendo responsabilidades análogas a las de un jefe de gobierno y el título de “ayatola”, estaba preparándose para suceder a Khamenei. Designado como un “mártir” iraní, su sucesor es Mohammad Mokhber, vicepresidente. Las próximas elecciones tendrán lugar el 28 de junio próximo. Mientras, prosigue la represión ejercida desde 2022 contra mujeres que se niegan en llevar el hijab, el velo. La muerte de la joven Mahsa Amini, el 16 de septiembre de 2022, desató un movimiento civil reprimido con violencia por el régimen: han sido 853 las personas ejecutadas desde 2023, según la organización Amnistía Internacional.
Raisi fue elegido en 2021 en comicios que movilizaron el 48% de los votantes. Ha sido el presidente más leal al guía supremo, ejecutando sus decisiones. Por cierto, Ali Khamenei preparó las condiciones para una victoria en 2021 mientras Ebrahim Raisi había sido derrotado en 2017 contra el reformista Hassan Rohani. Las instituciones iraníes están dominadas por el clero: el consejo de los guardianes de la constitución, la asamblea de los expertos ejerce un control sobre el respeto de la constitución islamista que nació de la revolución de 1979 cuyo líder era el ayatolá Rouhollah Jomeini.
Ebrahim Raisi representó la política implacable del régimen dirigido por el ayatolá Jamenei. Apodado el “Carnicero de Teherán” por haber sido durante los años 1980-1990 procurador adjunto de Teherán, procurador general en 2016-2017, fue incluido por los Estados Unidos en la lista de las personas sancionadas “por complicidad de graves violaciones de los derechos humanos ”. Representaba un respeto total a los fundamentos del régimen religioso iraní, reforzando el poder prácticamente total de Ali Khamenei.
Cuando se supo que el helicóptero presidencial había tenido un “grave incidente”, el guía supremo habla a la nación para decir que nadie tenía que “preocuparse”. El mensaje era claro, las instituciones siguen siendo sólidas, no habrá cambio tanto sobre el espíritu del régimen, como la práctica del poder.
Las ceremonias prosiguen ayer y hoy miércoles en Teherán, antes que los restos del presidente pasen por el centro religioso de la ciudad de Qom y de ser enterrados en la ciudad natal de Machhad en el Khorasan del sur.
Durante sus tres años de mando, Raisi enfrentó la oposición en las calles, una crisis económica reforzada por los efectos de las sanciones estadounidense y un agravamiento de las tensiones con Israel consideradas por el régimen, como el enemigo absoluto, volviendo existencial para el Estado hebreo su propia defensa.
Irán integró en enero pasado la organización económica de los BRICS, uniendo a Brasil, Rusia, India, China y África del Sur. Se amplió a Etiopía, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Javier Milei retiró a Argentina, no más llegó a la Casa Rosada, considerando que varios países, entre los cuales figura Irán, participaban de una desestabilización del mecanismo mundial de seguridad y gobernabilidad establecido después de la victoria de 1945.
El 11 de abril pasado, la justicia argentina consideró que Irán había patrocinado los atentados contra la embajada israelí en Buenos Aires en 1992 tanto como en el encuentro de la organización israelí Amia en 1994, designando el movimiento Hezbolá como en autor de los atentados que dejaron respectivamente, 29 y 84 muertos.
Desde la oficialización del deceso de Raisi, varios países se manifestaron: Rusia saludó a “un verdadero amigo”. Narendra Modi, el primer ministro de la India, afirma estar “profundamente entristecido e impactado” por “la desaparición trágica” del presidente iraní. Hamás afirma “compartir el dolor del pueblo hermano iraní”. El Hezbolá, habla de la propuesta de Ebrahim Raisi, del “gran hermano (…) protector de los movimientos de resistencia”… Nicolás Maduro afirma que las relaciones entre Venezuela e Irán son históricas (. .), nuestra fraternidad y fraternidad eternas”. Los países occidentales presentaron sus condolencias, tanto como el presidente del Consejo Europeo y el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Estas posiciones revelan varias realidades: la primera, las relaciones internacionales atraviesan una nueva rivalidad entre el “Sur global”, es decir, países, en mayoría con regímenes autoritarios, que denuncian el orden internacional contemporáneo y los que lo defienden. Guerras convencionales como la que enfrenta Ucrania contra Rusia, híbridas en Medio Oriente, tanto como otros “teatros de operaciones” sobre un contenido político y simbólico como se vive en África Occidental, son parte de una nueva confrontación que condicionara el mundo en los próximos años. Por otra parte, con la muerte del presidente y del canciller iraní se desatan desafíos sobre la temática del programa nuclear escondido.
Tal como lo dijo el ayatolá Jamenei, la muerte de Ebrahim Raisi no sacude los fundamentos de un régimen que se implanta en todas las capas de una sociedad que conoce la fuerza de la represión. Pero, más allá de lo político en un régimen religioso, demuestra que todos, incluso un los que sirven la teocracia, están sometidos a la voluntad del destino, que unos, seguramente en Irán, llamarán “mano de Dios, de la cual nadie, a pesar de su poder temporal, puede escaparse.
Politólogo francés y especialistas en temas internacionales