“Papá, no le diga a mamá”. Esas palabras fueron las que escribió Mohammad Mehdi Karami, a su padre no más supo que había sido condenado a muerte. Este campeón de karate iraní de 22 años de edad fue ahorcado en la madrugada del 7 de enero pasado de la misma manera que Seyed Mohammad Hosseini, 39 años. El régimen iraní les declaró culpables de la muerte de un “bassidji”, un miliciano vinculado con los “Guardianes de la Revolución”, el 3 de noviembre pasado, en una de las manifestaciones que encienden a Irán desde la muerte de la joven Mahsa Amini el 16 de septiembre de 2022. La corte suprema iraní había confirmado la condena en una primera instancia, revelando una vez más, la fuerza de la represión. ¿Cuántas personas habrá todavía en los corredores de la muerte de las cárceles del régimen iraní? Organismos internacionales presumen entre ocho y varias decenas.
“Estas declaraciones repugnantes se agregan a numerosas otras violaciones graves e inaceptables de los derechos y libertades cometidas por las autoridades iraníes”, denunció la cancillería francesa, agregando que “la ejecución de los manifestantes no puede ser la respuesta a las aspiraciones legítimas de libertad del pueblo iraní”.
La Unión Europea, por su parte, se declaró “consternada” cuando la cancillería alemana afirmó su determinación de “aumentar la presión sobre Teherán a través de la Unión Europea”. La muerte de Mohammad Karami provocó indignación en el mundo.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció los “juicios basados sobre confesiones forzadas” que se pueden concluir con la pena de muerte. La arrestos no paran: serían más de 20,000 personas las detenidas desde el principio del movimiento, entre militantes, jóvenes, deportistas como Amir Nasr Azadani, 26 años, arrestado el 24 de noviembre de 2022 y desde entonces condenado penas cumuladas de 29 años. Era un ex-futbolista de los clubes “Rah Ahan Teherán”, “Tractor SC” y “Gol Reyhan FC”. La movilización había sido fuerte en el marco del mundial en Qatar. ¿Qué pasará con los también acusados Saleh Mirashmi y Saeed Yaghoubi?
Aquí se demuestra cuán importante es la presencia de la comunidad internacional mientras el régimen de los “mollah” se organiza.
El guía supremo de la República Islámica de Irán, Alí Khamenei, nombró al general de brigada Ahmad Reza Radan como nuevo jefe de la policía nacional, en sustitución del general Hossein Ashtari.
En 2010, el Departamento del Tesoro estadounidense había incluido en su lista negra, por violaciones a los derechos humanos, al nuevo jefe de la policía a raíz de la reelección del ex-presidente Mahmud Ahmadinejad (2005-2013). El nombramiento ilustra la línea adoptada por el régimen: la represión, a cualquier precio, después de haber anunciado el 3 de diciembre pasado la “supresión” de la “policía moral”, bajo cuya custodia murió Mahsa Amini por llevar de una manera considerada “inapropiada” una bufanda en las calles de Teherán.
Su muerte se volvió un símbolo del llamado a la libertad y despertó una ola de manifestaciones inéditas en muchos años. El eslogan “Mujeres, Vida, Libertad” anima las protestas cuando el régimen aparece como la estructura cuyo único objetivo es mantenerse en el poder, cueste lo que lo cueste, aprovechando un contexto internacional enfocado sobre la guerra en Ucrania.
Desde el 24 de febrero la inflación, las presiones sobre los sectores energéticos y de alimentación, los riesgos de propagación de las operaciones en teatros exteriores a Ucrania, obligan los actores globales en concentrarse sobre esta amenaza diaria. Con un régimen autoritario y apoyándose sobre una visión absoluta, Irán busco extender su influencia regional: ya sea en Irak tanto como en Siria, en Líbano y sobre los movimientos de oposición establecidos en el extranjero a través de una organización de inteligencia fuerte, está hoy en día privilegiando la posibilidad de lograr alcanzar el potencial nuclear para fines militares. Los más pesimistas piensan que podrá acceder al armamento último en los próximos dos meses.
En noviembre de 2022, en medio del movimiento civil, Irán empezó a producir un uranio enriquecido a 60% en las plantas nucleares subterráneas del Fordo como ya lo hace desde 2019 en Natanz. Viola los compromisos de transparencia sobre sus actividades que había tomado con la Agencia internacional de la energía atómica (AIEA). El régimen iraní usa de medios de presión sobre el escenario internacional, adoptando la estrategia de una marcha forzada hacia lo nuclear, convencido de que le dará una garantía completa para poder mantenerse y seguir difundiéndose en una región inestable. La represión actual se inscribe en esta determinación fría, cualquiera sea el costo.
Es imposible olvidar los apellidos de estos héroes, víctimas de una represión fría, organizada e implacable. Su sacrificio y compromiso para que podamos disfrutar de la libertad lo obliga: Mohsen Shekari, de 23 años, ahorcado el 8 de diciembre de 2022; Majid Reza Rahnavard, de 23, ahorcado el 12 de diciembre de 2022 ; Sayed Mohammad Hosseini, de 39 años, ahorcado el 7 de enero de 2023; Mohammad Mehdi Karami, de 22, ahorcado el 7 de enero de 2023; . un iraní-británico, ex-viceministro de defensa en el gobierno del presidente reformista Khatami (1997-2005), Alireza Abkari, fue ejecutado el sábado). En Francia, el 26 de diciembre de 2022, Mohamad Moradi, 38 años, de nacionalidad iraní, se suicidó en la ciudad de Lyon, para denunciar la represión en Irán.
Son numerosas las personas condenadas a muerte y en las cuales pensamos. Se pudo identificar Sahand Nurmohamad-Zadeh, de 27 años; Manuchehr Mehman-navaz; Mohammad Borughazni, de 19; Mohammad Ghobadlu, de 22; Saman Seydi, de 27, cantante-compositor; Hamid Ghare-Hasalu, de 53; Hossein Mohammadi, de 26 artista, actor de teatro. (Lista al 10 de Enero de 2023, identificada por Amnistía Internacional). Pensamos en todas las demás personas que la falta de información no permite, aún, citar.
Politólogo francés y especialistas en temas internacionales