Europa estaba esperando los resultados de las elecciones de “midterm” en los Estados Unidos, en medio de tensiones tanto económicas como de seguridad provocadas por la guerra en Ucrania. Por cierto, si la Unión Europea está cerca de los teatros de operaciones del conflicto entre Ucrania y Rusia, los Estados Unidos proveen un apoyo financiero y logístico más grande. Y el debate sobre la financiación del apoyo a Kiev y su repartición con Europa ha sido un tema de las elecciones de medio término.
La Unión Europea es uno de los principales mercados comerciales en el mundo. Desde el tratado de Roma, que la fundó en 1957, Europa se ha convertido en un gigante comercial, pero un enano en materia de defensa. Muy presente sobre el escenario internacional como soporte al desarrollo y transición verde de la economía, todavía tiene poca visibilidad como tal. Una dependencia energética de algunos de sus miembros más importantes, como Alemania o Europa central e oriental, refuerza las tensiones. Desde el principio, los europeos confiaron a la OTAN su defensa y seguridad. Son pocos los países europeos en disponer de un potencial militar con capacidad de proyección exterior. Francia, segundo espacio marítimo del mundo con la presencia de los departamentos y colectividades de ultramar (en el Caribe y América Latina, Guyana, las Antillas francesas), dispone de un potencial nuclear y de una industria de defensa propia. Pero no sirve para construir una defensa común hasta hoy.
Desde el 24 de febrero pasado, la realidad mostró cuánto esta realidad podía volverse en falla estratégica. Los europeos decidieron aumentar sus capacidades militares: en Alemania, el presupuesto de la defensa aumentó a 100 mil millones de euros en equipos y nuevos programas. Francia refuerza sus capacidades en materia de ciberseguridad, tanto como en proyección marítima, aérea y terrestre de sus fuerzas.
Ahora bien, las elecciones en los Estados Unidos tendrán consecuencias sobre los próximos eventos y Ucrania lo sabe. Puede ser una de las razones que explican la ofensiva que está llevando a cabo en el sur del país, antes de que llegue el invierno. Pero también plantea interrogantes a Occidente sobre la estrategia a mediano plazo. Es en este contexto que se inscribe la reconquista de Jersón, ciudad de más de 230,000 habitantes y una de las tres capitales regionales conquistadas por Moscú. Fueron más de 30,000, los soldados rusos que salieron de Jersón, pasando el río Dniepr y redefiniendo la línea del frente de combates, pero también, dando un nuevo impulso a Kiev. Hoy en día, Ucrania está convencida de vivir momento clave en su guerra de reconquista. Quiere hacerlo rápidamente, sabiendo que el uso de armas nucleares por Rusia se está revelando difícil por razones de política internacional. China dijo que no quería que se hiciese uso del arma última mientras la nueva rivalidad mundial se está definiendo entre los Estados Unidos y ella.
El presidente Zelensky va a querer seguir con esta ventaja en las próximas semanas, pero tendrá que contar con el esquema de política interna estadounidense que guarda un fondo de escepticismo en materia de intervenciones exteriores. El control de Donald Trump sobre el partido, tanto como la idea de una regreso ineludible, no es tan obvio hoy en día como hace apenas una semana. La competencia en el partido, empieza y nuevas figuras como la del gobernador de Florida, Ron de Santis, surgen alimentando preguntas sobre el porvenir y la posición de los Estados Unidos sobre los temas internacionales de actualidad.
Los europeos, por su parte, entendieron que debían construir las bases de una independencia propia sobre temas claves como el de la energía. La guerra en Ucrania impacta el comercio mundial, alimentando una inflación inédita en años. Más bien es esta realidad que puede influir en los Estados Unidos. Entre más tarda la guerra, más polarización surge en Europa, obligándola a esperar una solución rápida al conflicto. Bajo esta perspectiva, la ofensiva de Kiev puede ayudar a una cristalización de un frente, situación a partir de la cual la búsqueda de una solución al conflicto podría empezar. Entre más tarda el conflicto, más cuestionamiento sobre la unidad europea habrá: en estos últimos días, la polémica entre Italia y Francia por el rechazo de la primera al barco “Ocean Viking”, que llevaba 234 migrantes, revela una nueva lógica en la cual el nacionalismo prevalece sobre la solidaridad europea. Si gana el espacio de la seguridad militar, el futuro de la Unión Europea estará bajo cuestionamiento.
Este riesgo interviene mientras las elecciones norteamericanas con una probable victoria, corta, de los republicanos en el Congreso, puede contribuir a reforzar “el desacoplamiento estratégico” de los Estados Unidos. “America first” se ha vuelto realidad en la sociedad y, hasta un cierto punto, influyó sobre el “America is back” del presidente Biden. El debate sobre la “sostenabilidad” de la ayuda estadounidense a Ucrania ha sido un tema de la campana de “midterms”. Las inquietudes de los norteamericanos sobre los temas económicos, con una inflación a 8.5%, un aumento de los precios sobre la energía tanto como la alimentación, han sido en el eje central de dicha campaña.
Sin duda, los Estados Unidos quieren que los europeos hagan más por sí mismo. Las ayudas del Congreso, valuadas a 60 mil millones de dólares hasta hoy, van a ser difícilmente mantenidas con una mayoría republicana a mediano plazo, aunque la reducción del margen de victoria podría dejar espacio para negociar con el poder ejecutivo. Los republicanos avisaron durante la campaña: “No blank check”, es decir, que ya no se firmará “cheques en blanco” para Ucrania. Hasta el final del año, Joe Biden dispondrá de medios financieros adoptados por el Congreso saliente, apoyando a Kiev.
¿Suficiente para fijar las posiciones de los actores? Empieza en surgir el debate mientras la situación económica mundial exige que se pueda buscar remedios a la recesión que se está anunciando en varias economías claves para el equilibrio mundial. Mientras tanto la COP 27 que tiene lugar en Egipto hasta el 18 de noviembre próximo, nos está recordando la urgencia de la realidad del cambio climático y la exigencia en favorecer la transformación de nuestras economías. Tantos aspectos que revelan cuanto vuelve urgente evitar el estancamiento de la guerra en Ucrania y su cohorte de consecuencias globales.
Politólogo francés y especialista en relaciones internacionales.