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La corbata amarilla

Las noticias de Rusia y Ucrania están cambiando con mucha celeridad. Kiev y Moscú saben que las semanas previas a la toma de posesión de Trump como presidente son vitales para sentar posiciones útiles para negociar.

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

Al día siguiente reapertura, luego de su restauración, de la icónica catedral de Notre Dame, concretamente el lunes de esta semana, dos noticias resonaron en la atención internacional: la caída del régimen de  Bashar al Asad en Siria y la corbata amarilla que Donald Trump lució en la reunión que sostuvo -Macron mediante- con Volodymyr Zelenski en París, acerca del futuro de Ucrania.

Los dos sucesos tienen que ver directamente con el papel de Rusia en el concierto geopolítico mundial. Lo de Siria es mucho más importante de lo que a simple vista puede parecer, pues al caer el país en manos los rebeldes, Rusia pierde un enclave vital para su política en el Mediterráneo, además de que lanza mensajes muy claros sobre la incapacidad militar del gobierno de Putin -enzarzado en una guerra interminable en Ucrania- para apoyar hoy día a sus aliados. Y, por lo mismo, conservar sus zonas de influencia.

De los políticos, ya se sabe, uno no debe fiarse mucho de lo que dicen, pero sí poner mucha atención a lo que hacen. Trump es especialista en decir -y mucho- acerca de casi todo… Con el tema de Ucrania y su reunión con Zelensky -aparte de haberse aparecido en público con un traje azul marino y una corbata amarilla que hizo las delicias de los comentaristas políticos al interpretar el gesto como un guiño a los ucranianos-, tanto por el lado ucraniano como del norteamericano ya se han estado moviendo piezas en el tablero geopolítico.

Ucrania pretende llegar al 20 de enero, fecha de la toma de posesión de Trump como presidente, con una hoja de ruta bien definida en cuanto a sus relaciones -debido, cómo no, a su dependencia de dinero, equipo militar e influencia- con los norteamericanos; principalmente en lo que se refiere a la manera en que continuará  el soporte militar y diplomático a Kiev, necesario para repeler la invasión rusa que en febrero próximo cumplirá tres años desde que cruzó la frontera el primer soldado de Putin.

Como sea, Andriy Yermak, funcionario de alto nivel del gobierno ucraniano, ha declarado al regreso de su visita a los Estados Unidos, misma que tuvo lugar la primera semana de diciembre, que la retórica del futuro gobierno norteamericano ha cambiado bastante con respecto a lo hablado durante la campaña política, especialmente al modo como el vicepresidente electo se refiere ahora al asunto ucraniano.

Los norteamericanos tampoco se tomaron a la ligera la visita de Yermak, y facilitaron que durante la misma sostuviera sendas entrevistas con figuras clave del futuro gobierno estadounidense; concretamente, J.D.Vance en su calidad de vicepresidente, con Michel Waltz, Consejero de Seguridad Nacional designado, y el general Keith Kellogg, futuro enviado especial de Trump para Rusia y Ucrania.

Luego de la reunión con Zelenski, Trump declaró que Ucrania debería alcanzar un acuerdo después de haber perdido en la guerra “cuatrocientos mil militares y muchos más civiles”. Una cifra en la que, a primera vista, parece que se le ha escapado un cero. De hecho, Zelenski declaró a los medios, poco tiempo después de que lo hiciera Trump, que en realidad las pérdidas de vidas por la guerra ascienden a cuarenta y tres mil militares caídos en el empeño de rechazar al invasor.

Según los medios de comunicación ucranianos, el presidente resultó satisfecho del encuentro con Trump, mientras en sus declaraciones se refirió al empeño necesario para alcanzar una “paz justa”, además de la imprescindibilidad de continuar en el camino del diálogo para alcanzarla.

Las noticias de Rusia y Ucrania están cambiando con mucha celeridad. Kiev y Moscú saben que las semanas previas a la toma de posesión de Trump como presidente son vitales para sentar posiciones útiles para negociar. Más aún cuando la promesa del republicano de “terminar con esa guerra en veinticuatro horas” todavía flota en el aire.

Ingeniero@carlosmayorare

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Invasión De Rusia A Ucrania Opinión

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