La guerra en Ucrania superó los 1,000 días y sin temor de equivocación ha alcanzado su máximo de violencia y tamaño. Rusia habría sufrido un promedio de 1,500 bajas diarias durante este año llegando a la espeluznante cifra de 700,000 bajas (muertos y heridos) en lo que va de guerra. Ucrania por su parte ha tenido menos, se estima que poco más de 500,000.
El nivel de barbarie ha alcanzado igualmente cotas injustificables como torturas, mutilaciones, ejecución de prisioneros, y el ataque con drones y misiles contra población civil.
Por si esto no fuera suficiente, hemos entrado en una escalada del conflicto con la autorización de Estados Unidos a usar sus misiles de largo alcance dentro de Rusia, a lo que los rusos respondieron con decisión disparando en guerra un misil balístico intercontinental por primera vez en la historia.
Con este dantesco panorama hemos entrado a una nueva fase, la más caótica de todas, y que de todo salir bien será la última. La paz es posible y hoy les explico por qué. Bienvenidos una semana más.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es la última pieza de un complejo entramado que ha hecho que la paz esté a la vista. Repasemos.
Primero. Trump abre la puerta a las negociaciones porque el eje de su política exterior es China, y en tanto la guerra de Ucrania es una distracción y se ha llegado ya a cierto límite de lo que se puede castigar a Rusia sin entrar a una guerra nuclear, el presidente electo quiere cerrar la situación de una vez y alejar a Rusia de China (lo más posible) dando concesiones y, probablemente, levantando sanciones. El tablero geopolítico es más grande que Europa.
Segundo. Los ucranianos están agotados pues sus perspectivas de parar a los rusos, por muy lento que estos avancen, son pocas y son peores si se tiene la atrevida idea de que puedan lanzar otra contraofensiva. Tienen problemas de personal y han sido particularmente ineficientes en su proceso de reclutamiento. A su vez, los rusos llevan prácticamente todo el año en ofensiva presionando a Ucrania que ve como soldado que forma, soldado que debe ser enviado al frente, no teniendo la capacidad de agrupar reservas para lanzar una ofensiva. Están sin lugar a duda cansados.
Tercero. Rusia ya no pelea por el territorio. Los avances rusos de los últimos dos años han sido tan pequeños que rozan la insignificancia cuando se compara al brutal coste económico y de vidas que han tenido que pagar, aunque todo sea dicho, llevan la ventaja en el campo de batalla ¿Entonces por qué siguen? Porque buscan victorias políticas, quieren presionar tanto a occidente que la guerra sencillamente ya no les valga la pena y estén más dispuestos a negociar en mejores términos con Rusia.
Ya que las negociaciones pueden empezar en enero, es ahora y no antes, que han presionado a fondo el acelerador con una brutal ofensiva en todo el frente para llegar con la mejor posición posible a una mesa de negociación.
Cuarto. Es el momento perfecto para negociar. En un movimiento muy similar al ruso, Estados Unidos aprobó el uso de misiles de medio alcance al interior de Rusia para conseguir exactamente lo mismo, presionar a Putin y hacerle entender que si la guerra continúa tiene mucho que perder, dejando así a Estados Unidos en una mejor posición negociadora en enero.
Si las negociaciones fallan, el año de guerra 2025-2026 sería muy complejo de abordar para ambos bandos, pues el esfuerzo que tendrían que hacer para encarar otro año en conflicto con la intensidad actual sería tan grande (muchísimo más que hasta ahora) que probablemente haga que la guerra se prolongue por mucho tiempo más, pues quizás no se vuelvan a juntar tantos factores que hagan a las partes querer parar el conflicto.
Todo este mosaico de situaciones nos muestra que hay motivos para pensar que las negociaciones pueden terminar bien. Sin embargo, hay que ser cautos y no demasiado optimistas pues no es que los líderes de estos países estén disparándose rosas precisamente.
Mientras tanto y en lúgubre contraste, mientras se habla de paz, el soldado en trinchera vive los peores días de la guerra.