Los dirigentes de los 27 países miembros de la Unión Europea se pusieron de acuerdo, durante la Cumbre de Bruselas el 1 de febrero pasado, sobre la ayuda militar de 50 mil millones de euros a Ucrania.
Hablaron de "unidad", tal como lo hizo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, después que el primer ministro de Hungría, Víctor Orban, levantó el veto que mantenía desde hace varios meses. Se trata de "una financiación estable, previsible y a largo plazo", añadió. Para Ucrania, esta ayuda es indispensable a la vez para apoyar su economía tanto como para su resistencia contra Rusia, mientras la ayuda norteamericana está bloqueada en el Congreso. Esta ayuda es de cerca de 33 mil millones en préstamos y donaciones de 17 mil millones sobre cuatro años. Volodymyr Zelensky, dirigiéndose hacia los europeos, se felicitó de "una fuerte unidad".
Por cierto, antes del consejo extraordinario, el presidente francés Emmanuel Macron, la jefa del gobierno italiano Giorgia Meloni tanto como los presidentes respectivos de la Comisión y del Consejo Europeo, Úrsula Von der Leyen y Charles Michel, se reunieron con el jefe del gobierno de Hungría, Víctor Orban para encontrar una solución. Esta prevé que sea presentado un informe anual sobre el uso de los fondos a Ucrania y la posibilidad para los dirigentes de pedir, sin necesidad de unanimidad, un examen de la ayuda. Hungría quería poder proceder a una revisión anual del apoyo pero los demás europeos no quisieron darle nuevamente la oportunidad de oponer un veto a dicho proceso.
En diciembre pasado, siendo el último dirigente europeo en mantener enlaces asumidos con Moscú, Víctor Orban alimentó un nerviosismo general, por lo que fue acusado de ejercer una forma de "chantaje " a la Unión Europea. ¿La razón? Se sospechó que mantenía esta forma de presión para poder conseguir la liberación de fondos europeos destinados a su país pero bloqueados por la Comisión Europea en virtud de "restricciones" al Estado de Derecho reprochadas a Hungría.
Esta ayuda interviene a pocos días de que se cumplan dos años de guerra entre Ucrania y Rusia. Triste aniversario que tiene consecuencias globales tanto geopolíticas como comerciales y financieras. A pesar de las sanciones, Rusia consolidó su industria de guerra. El jefe del estado mayor de Estonia declaró que "Rusia puede ahora producir varios millones de proyectiles militares".
Por su parte, Ucrania lanza alertas hacia sus aliados para que sigan y puedan reforzar su ayuda: la batalla política está viva en los Estados Unidos mientras la campaña presidencial a través de las primarias está lanzada. En Europa, encontrar un acuerdo tomó meses mientras Ucrania no pudo tener éxito con su contraofensiva del año pasado. Por cierto, Kiev depende aún más del apoyo de países como Alemania, de los países nórdicos tanto como los Estados Unidos y la Unión Europea, que otorga una ayuda militar de 28 mil millones de euros desde el principio de la guerra.
Pero falta todavía un suministro suficiente de proyectiles tal como lo reconoció el Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell. "Hemos entregado 330,000 proyectiles (…) esta cifra aumentará de 200,000 antes del final de marzo . (…) Se trata de 52% del objetivo" definido en 2023. Por cierto, la Unión Europea tendrá una capacidad de producción de 1.4 millones de proyectiles al final de 2024, capacidad que doblará en 2025, según el comisario europeo al mercado interior (industria de defensa), el francés Thierry Breton.
Para los europeos, el compromiso de Bruselas es también un mensaje a Washington, donde se expandía la idea de que Europa no cumplía con sus responsabilidades. Esta movilización financiera recuerda la unidad de los países miembros mientas el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, debe realizar una visita oficial en Washington la semana próxima.
Un paquete de sanciones contra Rusia está por ser ejecutado. Se concentrará sobre la lucha de las medidas de elusión de las sanciones existentes y para secuestrar los fondos rusos controlados en Europa. La idea consiste en poner impuestos sobre dichos ingresos y mandar los fondos a Kiev. Se estiman las transferencias alrededor de 5 mil millones de euros al año. Estas medidas revelan otra cara de una guerra que se instaló en la realidad europea y mundial, mientras los combates siguen. Estas últimas semanas, los ataques de drones tanto en territorio ucraniano como sobre blancos en Rusia se multiplicaron. Más que nunca, la guerra se perfila larga y siempre cada vez más sangrienta.
Politólogo francés y especialista en temas internacionales.