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Ucrania: de Bakhmut hasta Washington, 300 días de guerra

La visita de Zelenski a los Estados Unidos se ha vuelto histórica. Tiene varios objetivos, casi un año después del principio del conflicto y a pocos días del cambio de mayoría en el Congreso estadounidense: demostrar el apoyo de los Estados Unidos, una coordinación sin falla mientras Rusia transforma el invierno en una arma de guerra.

Por Pascal Drouhaud
Politólogo, presidente LATFRAN

Trescientos días de guerra han pasado desde el 24 de febrero pasado, cuando Rusia entró en el territorio ucraniano, abriendo espacio a un nuevo conflicto en el suelo europeo. Más que nunca, la dinámica del conflicto es fuerte. La batalla de Bakhmut en el “oblast” de Donetsk y región del Donbás ruge. Se está volviendo como un nuevo símbolo de la violencia de la guerra. En Francia se está comparando a “Verdún”, del apellido de la famosa batalla que tuvo lugar de febrero hasta diciembre de 1916, durante la Primera Guerra Mundial, con más de 700,000 víctimas.


Se inscribe en un escenario muy particular: se está esperando los nuevos objetivos de Vladimir Putin para el ejército ruso mientras Volodímir Zelenski efectúa en Washington en primer viaje oficial desde el principio de la guerra. Además de las líneas de frente terrestre, se refuerza la pantalla internacional. Más que nunca, los Estados Unidos tanto como Europa contribuyen al esfuerzo de defensa de Ucrania.


Durante la visita del líder ucraniano se concretiza una nueva ayuda de 1.8 mil millones de dólares, completada por material militar dentro del cual figuran misiles Patriot. Se agrega a nueva ayuda de Francia y en Europa a raíz de la conferencia bilateral para la resiliencia y la reconstrucción de Ucrania que tuvo lugar en París el 13 de diciembre pasado. Se concluyó con un apoyo de mil millones de euros y, a nivel militar, la entrega de misiles “Crotales” de corto alcance.

La visita de Zelenski a los Estados Unidos se ha vuelto histórica. Tiene varios objetivos, casi un año después del principio del conflicto y a pocos días del cambio de mayoría en el Congreso estadounidense: demostrar el apoyo de los Estados Unidos, una coordinación sin falla mientras Rusia transforma el invierno en una arma de guerra. Se concentró estas últimas semanas en la destrucción del potencial energético ucraniano, la población sufre aún más siendo privada en ciertos territorios de luz y de agua. Se habló de “resiliencia”, es decir, de un modelo de resistencia que significa el seguimiento de apoyo logístico, en material e inteligencia. La batería de misiles “Patriot”, que forma parte de un paquete para proteger la capital Kiev de los ataques rusos, es el elemento más relevante y simbólico de la nueva fase de apoyo estadounidense. Los europeos hablan también de la capacidad de resistencia agregando, por tanto, la idea de la “reconstrucción”. Se proyectan en un tiempo que todavía no existe tanto como las condiciones de un principio de diálogo, abriendo espacio para una negociación. Pero, por cierto, los europeos quieren también pensar en el “después”: cómo reconstruir una economía, infraestructuras tanto como un marco socioeconómico renovado y duradero. Fueron temas en París la semana pasado aunque, por el momento, la prioridad consiste en contestar a la fuerza de los ataques masivos rusos. En este sentido, mientras Volodímir Zelenski está en Washington, el eje simbólico del conflicto está en el teatro de las operaciones de Bakhmut.


Podrá concretizar el mensaje del presidente Biden, de un “compromiso inquebrantable” de los Estados Unidos “es sostener Ucrania tanto tiempo que se necesite, para el suministro de una asistencia económica, humanitaria y militar”. Mensaje de apoyo, de solidaridad que concluye un año durante el cual los Estados Unidos otorgaron unos 50 mil millones de dólares en ayuda militar, incluyendo municiones, sistemas de defensa antiaérea, lanzadores de cohetes HIMARS y apoyo humanitario.

Primer encuentro personal entre ambos Jefes de Estado, la visita de Washington impacta por varias razones: tiene lugar para los 300 días del conflicto. Reafirma un compromiso internacional que aparecía tan obvio, un año después del retiro calamitoso de Kabul en Afganistán en agosto de 2021. Se temía un repunte del aislacionismo norteamericano. Con Ucrania, estamos en una graduación controlada pactando un compromiso con consecuencias internacionales, mientras la pantalla de fondo deja entrever el riesgo final e hipotético de lo nuclear.


El presidente Biden prometió nueva ayuda de otros 45 mil millones, es decir, un monto equivalente a la ayuda recibida de parte de los Estados Unidos desde que empezó la guerra. La lógica política consiste en llevar a cabo un brazo de hierro que protege a la vez Ucrania en una lógica de defensa, para obligar en un momento dado a abrir espacio de negociaciones que quedarían como la única opción viable.

Ahora, por cierto, los retos estratégicos, en materia de seguridad e influencia mundial, no son comparables. Con Ucrania, visto desde Washington, se está jugando la credibilidad de la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte tanto como del sistema de seguridad europea. Por primera vez desde la caída de la ex-URSS, el riesgo de una escalada con Rusia que había hecho la apuesta de una operación rayo en el principio de su ataque en febrero pasado, creyendo derrocar al presidente Zelenski y entrar en pocas semanas en Kiev. Hoy en día, se puede medir la brecha que existe con la realidad.


Por lo tanto, la batalla de Bakhmut que sigue, en pleno invierno, puede anunciar una nueva ofensiva rusa que busca cristalizar sus posiciones y, con ella, Crimea que ha sido atada a Rusia desde el 18 de marzo de 2014. Bakhmut sigue siendo, hoy en día, uno de los pocos sitios donde Rusia está a la ofensiva. El grupo de mercenarios Wagner está presente en esa ciudad destruida en más de 60%, ilustrando la voluntad en no ceder terreno y asestar golpe por golpe. Volodímir Zelenski visitó el 20 de diciembre pasado las zonas controladas por sus tropas antes de viajar por Washington, volviendo aún más simbólica la batalla que se está librando en estos momentos.


Por su parte, Vladimir Putin reafirmó unos pilares estratégicos el mismo 21 de diciembre: mantener en espera la fuerza nuclear, desplegar misiles hipersónicos Zircon y desplegar bases navales en los puertos de Mariúpol y Berdiansk. Más que nunca, las hostilidades persisten y, con ellas, el brazo de hierro con Ucrania interpuesta y resistente, entre los Estados Unidos y Rusia.

Politólogo francés y especialistas en temas internacionales

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Invasión De Rusia A Ucrania Opinión

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