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La otra cara de las pantallas

La popularidad de esas redes sociales y aplicaciones vendría a desmentir a los agoreros que echan la culpa de que ya no se lea a las pantallas, pues en realidad no es que se haya dejado de leer, sino que hoy día se lee de manera diferente

Por Carlos Mayora Re
Ingeniero @carlosmayorare

Se ha escrito e investigado bastante acerca del uso de pantallas: tablets, teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y de escritorio, etc., por parte de niños pequeños (específicamente entre tres y doce años), y hay un consenso generalizado entre los estudiosos que su uso es, todo sumado, bastante perjudicial para el desarrollo cerebral, la personalidad,e incluso la salud física (principalmente por sedentarismo y por horas robadas al sueño) de estos pequeños usuarios.


Sin embargo, no todo son malas noticias. Hay varias encuestas y estudios que muestran que la cantidad de personas que leen, principalmente a partir de los días de encierro por el covid, va en aumento mundialmente; y buena parte de la responsabilidad de este hecho la tienen… las pantallas. Pues jóvenes y adolescentes no solo las utilizan para juegos y redes sociales “tradicionales”, sino que también son una ayuda excelente para leer más allá de los Whatsapps, post en Telegram, o tuits.


La forma diferente de relacionarse con la realidad, que las pantallas proporcionan a los usuarios, también ha modificado el modo como se leía hasta ahora. Las pantallas y la tecnología asociada han dado origen a comunidades de lectura online, redes sociales especializadas, páginas web y aplicaciones con la que los usuarios pueden disfrutar de la lectura al viejo estilo: es decir, ¡leyendo!


“Goodreads”, por ejemplo, es una red social que funciona como una especie de diario donde el usuario puede anotar los libros que va leyendo, adjuntar una opinión acerca de los mismos, hacer una lista de los libros que tiene en mente leer, organizar una biblioteca virtual o comprobar opiniones y comentarios de otros lectores antes de leer un libro determinado. Además, como toda red social que se respete, se pueden añadir amigos, y así tener acceso a sus listas de libros, saber qué está leyendo quién y conocer nuevas lecturas además de tener “inspiración” sobre qué leer. Por supuesto se pueden iniciar clubes de lectura y participar en libro foros… e incluso, contactar directamente con autores populares. En fin… el sueño de todo buen lector a partir de una red social.


Por supuesto, como Goodeads es exitosa, no es la única. Su competencia se llama Anobii, LibraryThing, BookCrossing, WattPad, Glose, BookMooch (ésta última centrada en el intercambio de libros físicos y virtuales), y otras más.
Es sabido que todo buen lector tiene también afición por la escritura, por lo que paralelamente a redes sociales alrededor de la lectura también están en el mundo virtual aplicaciones y páginas web que fomentan y facilitan la labor de escritores noveles, que por jóvenes y/o inexpertos, podrían detenerse en su afán por ponerse manos a la obra debido a las dificultades inherentes a toda publicación y edición de libros. Una de las más populares es MeGustaEscribir, en la que se pueden publicar textos y, además, encontrar escritores talentosos. Para todo da Dios.


La popularidad de esas redes sociales y aplicaciones vendría a desmentir a los agoreros que echan la culpa de que ya no se lea a las pantallas, pues en realidad no es que se haya dejado de leer, sino que hoy día se lee de manera diferente, y no solo eso, sino que, además, entre la gente joven y otros menos jóvenes, se lee de un modo bastante desigual(cómics, prensa, cine, videos cortos, blogs, audio libros) de lo que hasta hoy se ha entendido como lectura.
Internet permite un tipo de lectura ajustada a cada persona. Lecturas muy ricas o muy pobres, profundas o superficiales, clásicas o coyunturales, formativas o entretenidas, realistas o de ficción, y un largo etcétera. Ni más ni menos -ya lo habrá advertido el lector-, que como en la vida real. Y es que, a fin de cuentas, resulta que sí, que se está leyendo bastante, también entre jóvenes y adolescentes.


Ingeniero/@carlosmayorare

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