Por La tecnología ha dado enormes pasos. Tenemos una inteligencia artificial que está rompiendo los esquemas de la inteligencia humana, pero a un costo inconmensurable.
Dudo que la raza humana gane terreno, que detenga esta monstruosidad que parece barrerá valores y más. Somos nosotros mismos los lobos que nos comemos y, mientras, la familia ya no es familia, apenas unos conocidos que viven una vida pegada a un táctil, que nos da la impresión que somos dueños del mundo... ¡El táctil lo sabe todo! Hablaré de y por mi país, un El Salvador víctima de la posverdad, nadie termina de leer ni el primer renglón cuando ya se cree en esas frágiles líneas, y “quien piense diferente, es mi enemigo”.
El poder mundial la tiene fácil. ¿Qué pasaría si por unas semanas se desaparecen las redes sociales? Según estudios, ante tal confusión, la violencia llegando a extremos de guerras civiles, sería lo que resultaría.
Realmente estamos ante algo que jamás imaginamos. Es del recuerdo cuando nuestros héroes animados hablaban por medio de un reloj; ahora todo eso es realidad y lamentablemente como tiene acceso el monje tibetano, también tiene acceso el criminal más desalmado a esa tecnología. Me pregunto ¿qué debemos hacer si es que aún hay tiempo?
Se necesita de verdaderos líderes y no podemos dejar a un lado a las diferentes denominaciones religiosas y que sean esos líderes que pongan el grito en el cielo anunciando o denunciando que estamos a horas de entrar a una época donde robots serán los profesionales del futuro, que el amor de la familia será sustituido por conversaciones tan perfectas que dejaremos a un lado esa tertulia que se daba después de una reunión familiar, todo lo que nos unía como familia y sociedad serán cosas del pasado y nuestros hijos se convertirán en simples códigos numéricos, cual se marca al ganado ¡Ninguna diferencia!
Es responsabilidad de los padres salvaguardar los valores familiares hasta donde nos sea posible, ese respeto por los mayores, el tiempo para Dios, intentar cuidar las costumbres y tradiciones de nuestros lugares de origen porque dentro de un par de años, todo lo que creímos sería una vida familiar como en las viejas películas, será historia; todo queda a la deriva, valores olvidados y aplastados por los anti valores, una inteligencia artificial que debería ser detenida pero no lo harán, tan fácil resulta al omnipoder manejarnos como vacías marionetas y lo triste es que a pesar de sentir los grilletes de la esclavitud, lamentablemente sentimos un gozo profundo por ser cada día más ignorantes, más violentos, más intolerantes y aquello de ser solidarios y empáticos con nuestro prójimo, será cosa del pasado.
Me pregunto ¿cómo pudimos llegar a esto? Aunque la respuesta no me parece, pero nada depende de una persona, de una familia, de un país, de una organización; nos fueron atacando individualmente, nos fueron llevando al precipicio y sí que lo supieron hacer, ahora la salvación es personal, no puedo esperar salvar a mi país si la familia ha sido demolida, entonces no podemos esperar resultados favorables.
Me atrevo a decir que todo lo que sucede actualmente con la inteligencia artificial no proviene de Dios sino del hombre mismo que en esa eterna ambición, con tal de tener unos cuantos reales, hace lo que sea con tal de lograr su objetivo, no importa a costa de si eso implica que su prójimo muera de hambre, sea olvidado y más.
Como familia quizá nuestro margen de movimiento sea muy reducido, pero cual Titanic, debemos vestir nuestras mejores galas, amar a los nuestros, disfrutar de cada momento junto a la familia, escuchar la más bella música, amar a Dios por sobre todas las cosas antes, que la inteligencia artificial rija nuestras vidas.
Médico.