Por Leyendo este jueves el informe del Foro Económico Mundial, se explican los retos que tenemos para subirnos al tren del desarrollo de las tecnologías emergente en el 2023, que son las siguientes:
1.Tecnologías contra la crisis climática. Desarrollo de combustibles de aviación sostenibles. El sector aviación ya produce alrededor del 3% de las emisiones de C02 y para que se mantenga con el crecimiento de la aviación se requieren combustibles sintéticos de fuentes biológicas como biomasa o no biológicas como el CO2, que puedan utilizarse con la infraestructura y los equipos de aviación que ya existen.
- Sensores microscópicos para plantas. La producción de alimentos agrícolas crecerá un 70% para el 2050, según los expertos de las Naciones Unidas y se buscan sistemas de supervisión microscópicos del tamaño de una aguja, que pueden ser supervisados vía satelital o con drones para medir la temperatura, la humedad y otros parámetros para controlar el desarrollo de las cosechas.
- Computación sostenible. El crecimiento exponencial de la inteligencia artificial y la computación en la nube y otras tecnologías requiere una capacidad de procesamiento de datos cada vez mayor, más potente y más abundante. Los centros de datos ya consumen el 1% del total de la producción mundial de electricidad y para alimentar a la sociedad digital, que procesará cada vez de datos, se requiere nuevos sistemas de generación de energía para abastecerlos.
- Inteligencia artificial generativa. Es la inteligencia artificial que además de responder preguntas con textos y fórmulas, se requiere, que además de aprender, cree por ejemplo, fármacos a la medida, es decir, pasar de lo genérico a lo específico. La NASA está aplicando inteligencia artificial generativa, para crear instrumentos y herramientas espaciales.
- Inteligencia artificial a la salud y la sanidad. Las nuevas tecnologías en inteligencia artificial y las herramientas de aprendizaje automático, se espera que puedan prever futuras pandemias y ayudar a resolver las crisis sanitarias y a un mejor acceso a la asistencia sanitaria, especialmente en los países del tercer mundo.
- El metaverso para la salud mental. Los entornos virtuales abren nuevas oportunidades para ofrecer tratamientos de salud mental, abarcando una gama de aplicaciones de telemedicina, como la prevención, el diagnóstico, la terapia, la educación y la investigación. Se han creado plataformas de juegos para ayudar a personas con depresión y ansiedad, por ejemplo, con tecnologías para crear situaciones visibles para mejorar la salud mental o fomentar la meditación.
- Los virus de diseño. Los llamados bacteriófagos o fagos, son virus que identifican e infectan otros tipos específicos de bacterias con información genética, así los bioingenieros, podrían reprogramar la información genética de un fago para que transmita instrucción genética a las bacterias para modificar su funcionamiento y tratar enfermedades.
- Mapas ómicos. El cuerpo humano está formado por 37,2 billones de células que trabajan juntas. Las ciencias ómicas permiten estudiar un gran número de moléculas implicadas en el funcionamiento de un organismo. Para entender cómo funcionan estos procesos microbiológicos han desarrollado un sistema tridimensional espacial que combina imágenes sofisticadas para entender las secuencias del ADN y cartografiar los procesos bioógicos a nivel molecular.
- Baterías flexibles. A medida que los dispositivos electrónicos son más flexibles, se requieren un tipo de batería más flexible para alimentarlos, ser recargables y fabricadas con materiales que pueden retorcerse, estirarse, doblarse y recubrirse de fibra de carbono.
- Electrónica neuronal flexible. Son interfases cerebro-máquina que permiten la comunicación directa entre el cerebro y las computadoras externas.
Pues bien, estimados amigos, en la medida que podamos imaginarnos estas nuevas tecnologías, así estamos de actualizados en su posible desarrollo para el 2023.
Pedro Roque / pedroroque.net.
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