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Homo Debilis

¿Cuáles serán los efectos a largo plazo para la humanidad cuando una máquina no solo haga el trabajo, sino que también piense por nosotros? Después de milenios evolucionamos para llegar a ser el Homo Sapiens, la joya de la evolución. ¿Estamos a las puertas de que la tecnología nos convierta en un Homo Debilis?

Por Maximiliano Mojica
Abogado, máster en leyes

Sin duda nuestra especie, el Homo Sapiens, es un mamífero sorprendente. Evolucionamos para ser, desde nuestro lejano descenso de los árboles, los reyes de la evolución. A pesar de que estamos pobremente equipados para la defensa y el ataque, con unas garritas y dientecitos tan chiquititos que dan pena, nuestra potente masa cerebral acabó haciendo la diferencia.


¿Que el mamut era más grande y fuerte que nosotros? Ideamos trampas y métodos de caza para doblegarlo. ¿Que el tigre dientes de sable nos veía como un simple entremés? Pulimos piedras e hicimos lanzas para equipararnos y así vencerlo en combate. Lo que nos negó la naturaleza, lo superamos, con creces, por medio de nuestras habilidades y nuestra creatividad.


Pasamos de ser cazadores y recolectores para vivir la revolución agrícola, de ahí, en un suspiro, dimos el salto a organizarnos para vivir en ciudades e inventamos la escritura. Creamos la magia, el animismo y finalmente la religión organizada, para encontrar consuelo ante los misterios de nuestra existencia. Pasamos a formar gobiernos, estados e imperios. Fuimos y somos una especie en constante evolución… hasta que inventamos la tecnología.

¿Es la tecnología un aliado o una enemiga de la especie humana? Esta es una pregunta terriblemente compleja y no lo estoy planteando con un tinte apocalíptico, como esas teorías conspirativas que prevén que la “inteligencia artificial”, eventualmente, nos va a ver como enemigos y se encargue de exterminarnos. Me refiero a algo terriblemente más simple: somos cada vez más dependientes de la tecnología y, por ende, cada vez más débiles, esto es: menos capaces de valernos por nosotros mismos.


¿Ya te pusiste a pensar que te pasaría con tu vida privada y tus negocios si de repente no pudieras usar tu teléfono celular? O, si por una tormenta magnética solar, se cortara por un largo período el suministro de energía eléctrica. Si por un accidente, te perdieras en un bosque, ¿me puedes decir como caminar al Norte o al Oeste sin desviarte? Y si tuvieras hambre ¿podrías aliñar un conejo? Para empezar… ¿podrías cazar al conejo?

Hablemos de lo simple y cotidiano, ¿sabes cambiar la llanta de tu carro? ¿Puedes reparar algo en tu casa, cualquier cosa, pero con tus manos y herramientas a tu alcance? Parece ser que la tecnología, esa gran herramienta que como especie nos ha hecho ser tan poderosos, ha provocado que ahora seamos tan vulnerables: sin el armazón de la tecnología duraríamos poco, muy poco, si regresáramos a vivir las condiciones de nuestros antepasados.


Algo similar ocurre con nuestro IQ, es decir, con nuestro nivel de inteligencia. Debido a la relativa paz y prosperidad que se vive a partir de la Segunda Guerra Mundial, el nivel de alimentación y salud de la humanidad avanzó exponencialmente. Según análisis estadísticos de los científicos sociales, ese bienestar global redundó en un aumento del promedio del IQ mundial, nos hicimos como especie aún más inteligentes… pero algo ocurrió a finales del siglo XX e inicios del XXI: la revolución digital.

Ahora la mayoría de la población -salvo honrosas excepciones-, pasan enchufados permanentemente a sus teléfonos celulares, computadoras o pantallas. A pesar de que ahora la información que circula en internet es prácticamente infinita, el cibernauta promedio no se preocupa en obtener información que lo haga más inteligente, mejor preparado o más culto, sino que gasta su tiempo en ver videos de gatitos, videojuegos o muchachas con escasa ropa bailando en Tik Tok, lo que ha provocado que el IQ mundial… vaya a la baja.


La incidencia más grande es en los jóvenes, que son los que más conectados permanecen, lo cual puede solo agravarse con aspectos de la inteligencia artificial como el ChatGPT y otros artilugios similares que, si bien es cierto “hacen la vida más fácil” y nos “ahorran tiempo”, generan un efecto imprevisto: evitan que pensemos, que nuestro cerebro ejecute el trabajo que nos ha distinguido como especie… que creemos, inventemos, innovemos.


¿Cuáles serán los efectos a largo plazo para la humanidad cuando una máquina no solo haga el trabajo, sino que también piense por nosotros? Después de milenios evolucionamos para llegar a ser el Homo Sapiens, la joya de la evolución. ¿Estamos a las puertas de que la tecnología nos convierta en un Homo Debilis? Una desvalida criatura, tan dependiente de la tecnología, que no puede valerse por sí misma. Lo bueno es que la historia aún no está escrita.


Abogado, Master en leyes/@MaxMojica

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Inteligencia Artificial Opinión

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