Chalchuapa, la fosa clandestina en la que el gobierno quiere enterrar los muertos del Plan Control Territorial, un plan de seguridad cuyo avance para salvaguardar la vida y seguridad de la población salvadoreña nunca se ha comprobado. Sin embargo, en el 2021 cuando se encontró la fosa clandestina en la casa de Hugo Osorio, ex agente de la Policía Nacional Civil (PNC) que enterró y asesino a más de 30 personas en su mayoría mujeres y niñas.
En medio de las declaraciones de las autoridades, no podemos olvidar que culpabilizaron a las familias y madres de las víctimas de desaparecimiento, justificando la inseguridad a la que siempre nos enfrentamos como ciudadanía que no goza del derecho humano a la seguridad y en el caso de las mujeres de una vida libre de violencia. Desde el 2019 a febrero del 2022 se contabilizaban más de 50 fosas clandestinas. Los casos de personas desaparecidas no solo pasan por violencia social y género, hoy se le suma la violencia estatal.
Bajo el régimen de excepción hemos visto cómo las madres buscan a sus hijos o hijas que la PNC o la Fuerza Armada ha capturado y no hay información sobre su salud, vida y seguridad. Estos sucesos son el claro ejemplo de cómo el régimen de excepción ha dejado de ser excepción y se ha convertido en la norma de violación de derechos a personas que no tiene delitos pendientes con la justicia, su delito ha sido vivir y crecer en zonas marginales.
Hugo Osorio no raptaba, violaba y mataba a cualquier mujer, no lo hacía a esas mujeres y niñas marginadas y pobres. Esto nos da pie a reflexionar si a este gobierno le interesan las mujeres y niñas pobres, porque el juicio ha demostrado que lo único que buscan es silenciar y naturalizar la violencia contra las mujeres pobres y marginadas. Chalchuapa representa la impunidad en la que vivimos en El Salvador, quienes debieran ejercer el rol garante de la seguridad a la mujer, no hacen su trabajo, y buscan culpar a una jueza por negligencia a la que nos han querido acostumbrar el sistema judicial cuando se trata de castigar la violencia feminicida y de género.
¿A quién protege Hugo Osorio? La interrogante sin respuesta porque el caso está en reserva para no conocer a las personas cómplices de Osorio. Además, esta interrogante surge al conocer documentación oficial, en la que se evidencia que intentan culpar a 9 personas que fueron capturas por delitos que no tenían vinculación con Osorio, al escuchar las llamadas de las personas que viven cerca de Osorio, los agentes del 911 que atendieron las llamadas hacen reflexionar como intentan omitir que el pasaje Jerez está ocurriendo un feminicidio en medio de la calle y finalmente porque con varias llamadas de alerta la PNC llego 70 minutos después a la escena del crimen.
Chalchuapa es el reflejo de una sociedad que esconde cadáveres para hacer parecer que vivimos en una panacea, pero se les salió de las manos la mentira cuando Cristina Palomo luchó y grito por su vida. A 2 años desde que Cristina descubriera los cadáveres enterrados en la casa de Osorio el gobierno sigue intentando ocultar que este país las mujeres estamos en peligro constante, que no somos sujetas prioritarias para prevenir que nos maten, por el contrario no les parece suficientemente importante a la bancada oficialista en la Asamblea Legislativa para brindar un minuto de silencio por las víctimas de Chalchuapa, que en palabras de la fiscal Sagastume “todas presentan signos de violencia sexual”.
Actualmente a mentir sobre violación a derechos humanos, manteniendo un régimen de excepción para seguir perpetuando la corrupción, hoy se suma el intento de esconder nuevamente los cadáveres. El Salvador es una fosa clandestina en la que, a base de mentiras, publicidad, artistas invitados, influencer y creadores de contenido intentan esconder el fracaso en materia de seguridad, que no pueden garantizar una vida libre de violencia a mujeres y niñas, la total incapacidad de brindar justicia cuando se comete un feminicidio. Fuerte y claro ¡No tendrán la comodidad de nuestro silencio!
Activista femenista.