Por En el Día Internacional del Migrante reflexionamos sobre la realidad migratoria de El Salvador en 2024, un país cuya historia está profundamente marcada por la movilidad de su gente. Con más de 3 millones de salvadoreños viviendo en el exterior, principalmente en los Estados Unidos, y una creciente complejidad en los flujos migratorios, es momento de analizar los desafíos y oportunidades que este fenómeno presenta.
Inseguridades y movilidad: las raíces de la migración
A pesar de los avances en el control de la delincuencia, las inseguridades laborales, ambientales, alimenticias y jurídicas continúan empujando a miles de salvadoreños a buscar mejores condiciones de vida fuera de nuestras fronteras. Estas dificultades estructurales reflejan la ausencia de políticas sólidas que permitan a la población desarrollar un futuro sostenible en su propio país.
El papel de las remesas y su impacto en la economía
Las remesas siguen siendo un pilar fundamental de la economía salvadoreña, representando más del 20% del PIB. Sin embargo, se ha observado una desaceleración en su crecimiento, lo que pone en evidencia la urgencia de reducir la dependencia de este flujo como nivelador de la balanza comercial. El Salvador necesita fortalecer su producción interna, diversificar su economía y promover estrategias para convertir las remesas en un motor de desarrollo productivo. Hasta ahora, no existen políticas nacionales que aborden esta transformación de manera integral.
Además, las mujeres desempeñan un papel clave en este ámbito, siendo las principales receptoras y administradoras de las remesas. Su contribución económica y social debe ser reconocida e integrada en cualquier estrategia de desarrollo.
Retorno voluntario y la falta de políticas de reintegración
El retorno voluntario de migrantes está cobrando mayor relevancia, especialmente entre aquellos que, tras décadas en el exterior, desean regresar para disfrutar de una jubilación en un entorno seguro y cómodo. Sin embargo, el país carece de políticas claras que garanticen su reintegración social y económica. Aunque se han hecho esfuerzos para atraer a empresarios retornados, no se ha trabajado lo suficiente en crear un sistema que beneficie a la mayoría de los retornados, como la universalización de pensiones y el acceso a servicios médicos de calidad.
La participación de la diáspora: un activo estratégico
La diáspora salvadoreña ha demostrado ser un actor crucial en el desarrollo del país, no solo mediante el envío de remesas, sino también a través de inversiones, iniciativas sociales y redes de apoyo comunitario. Sin embargo, para maximizar su impacto, el Estado debe promover canales de participación más sólidos, que permitan a los salvadoreños en el exterior influir en las políticas públicas y contribuir al desarrollo nacional desde su posición estratégica.
Independencia frente a la cooperación internacional
La cooperación internacional ha sido un aliado importante en la gestión migratoria, pero también se ha observado una tendencia preocupante: la apropiación de las agendas nacionales por parte de los organismos cooperantes. Es fundamental que El Salvador mantenga su independencia y establezca prioridades propias, aunque esto implique sacrificar financiamientos.
Hacia un futuro con oportunidades para todos
En el Día Internacional del Migrante, hacemos un llamado a priorizar la creación de políticas inclusivas que aborden las causas estructurales de la migración, fortalezcan las oportunidades locales y garanticen un retorno digno para quienes deseen regresar.
La movilidad humana es una constante en la historia de El Salvador. Reconocer su impacto y gestionar sus retos desde una visión integral permitirá construir un país donde migrar sea una elección y no una necesidad. En esta fecha especial, reafirmemos nuestro compromiso con los derechos y el bienestar de nuestros migrantes, quienes son el corazón y el motor de nuestra nación.
Director AAMES Asociación Agenda Migrante El Salvador