Los procesos de inmigración son múltiples y variados y han sido diseñados para responder a las necesidades migratorias de los solicitantes. Por eso es importante conocerlos, para aplicar al procedimiento más idóneo; pero más importante aún, es tener la claridad de lo que queremos hacer dentro de los Estados Unidos, así evitamos malgastar tiempo y recursos en procesos que serán inoperantes porque no responden a nuestras expectativas.
Realmente el mecanismo debería ser: primero identificar qué quiero hacer en EEUU, por ejemplo, estudiar, ir por un tratamiento médico, ir de compras, conocer, trabajar, o residir en ese país, y luego cómo quiero hacerlo, si de carácter temporal o permanente. Y dependiendo de esa premisa básica, se ubica el proceso migratorio que más se adapte. La buena noticia es que la Ley de Inmigración y los diferentes procedimientos migratorios contemplan casi todas las posibilidades de ingreso de un extranjero.
Y aunque decirlo, parezca no sólo lógico sino simple, para muchas personas no lo es, y van intentando calificar a los procesos equivocados, con pocas posibilidades, porque muchas veces están ocultado su verdadera intención; sino cómo se explicaría que alguien esté interesado en saber cómo obtener una visa de turista, pero también en una visa “para ir a trabajar”, y al tiempo saber si se tiene un novio/a en EE. UU. si los puede pedir, etc.
Lo primero sería iniciar con honestidad, qué se quiere hacer realmente, y a partir de ahí optar por el proceso que más se adapte. Una bondad de los procedimientos de inmigración es que se pueden llevar varios al mismo tiempo -media vez no choquen entre si- y el solicitante puede tomar el que salga primero. Por ejemplo, si alguien está interesado en emigrar y tiene para el caso, al padre y un hermano con estatus legal, ambos podrían hacerle una petición familiar a su favor, y al final, el beneficiario del proceso puede cerrar el caso que salga primero, no es prohibido, no es malo. Ahora bien, no se podría, o no se debería, -si la intención es emigrar-, tratar de obtener una visa de turista, por ejemplo, pues ésta claramente no ha sido diseñada para para tal fin y contradice expresamente la intensión de emigrar.
¿Qué se puede hacer también?, ya conociendo de mejor manera los procedimientos migratorios, se puede, por ejemplo, iniciar un proceso de petición familiar entre un esposo ciudadano estadounidense y su esposa, y cuando el caso ya esté aprobado optar a un visado tipo K-3 para “acelerar” el tiempo y lograr la reunificación entre ambos, y estando ya dentro de los Estados Unidos, completar el proceso de la visa de inmigrante.
Asimismo, se pueden llevar 2 peticiones familiares a la par a fin de garantizar tener una secundaria de “reemplazo” por así decirlo, si en un dado caso la primera se cae por un divorcio,por ejemplo, o por el fallecimiento del peticionario, hay una subsidiaria que seguirá su curso, y si el beneficiario está realmente interesado en emigrar, al perderse la primera, no tendrá que arrancar de cero con un nuevo proceso, sino que ya lleva tiempo ganado y un caso avanzado.
Tenga en cuenta también, que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) y la Embajada de Estados Unidos en el país por su parte harán las gestiones necesarias para asegurarse que, si alguien ha estado manejando 2 casos, u opta por procesos que aceleren su ingreso a EEUU, ellos se asegurarán que no haya fraude y que todo se maneje de forma transparente y de buena fe.
Al final como siempre hemos dicho, la honestidad en los procesos migratorios es clave, y la honestidad inicia desde el momento que transparentamos nuestra verdadera intención al aplicar a un visado sea de inmigrante o no inmigrante.
Directora de COIMSAL Asesoría Migratoria