Tras bastidores el pueblo salvadoreño no se da cuenta de lo que pasa en la historia del país. Pareciera que no nos interesa de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Nuestra historia está escrita en dudas, verdades y mentiras; pocos conocen la realidad de lo que fuimos y somos. Como dice el historiador Pedro Escalante Arce, éramos un departamento de la Capitanía General de Guatemala.
Pareciera que nos conformamos con celebraciones coloridas, bailes para deleitar a una población errante, pero el futuro de la nación se vislumbra que tomará un derrotero donde aún esa historia apenas conocida, será cambiada.
Parece mentira pero de a poco se anulan desfiles y solo se vitorea el desfile que el Ejecutivo convoca. Se puede ver que el Himno Nacional poco importa, la Bandera ya se tiñó de otro color y el Escudo se cambio. Poco a poco la historia queda anulada, y ese es el objetivo: que el pueblo olvide sus orígenes, que los 201 años de nuestra Independencia queden relegados a la nada. Recientemente un alto miembro de una universidad privada al parecer amenazó a los estudiantes si critican al gobierno.
¿Es esta una sociedad que es independiente? No lo somos, vivimos en la mentira, la violencia y en la opresión del joven rebelde por antonomasia, eso es historia; se prefiere vivir en ese consumismo despiadado que en siquiera saber la diferencia entre un criollo, un mestizo, ladino e indio. Si desconocemos tales definiciones cómo esperamos comprender lo que se viene; de a poco la pérdida de fe gana terreno ante el silencio de tantos líderes religiosos. Poco a poco se irá cooptando a las diferentes denominaciones religiosas y vale la pena remarcar el silencio de la Iglesia Católica. Se prefiere callar que abrir los ojos y luchar por dejar un país donde nuestros hijos vivan mejor, donde el Primer Grito de Independencia sea ¿dónde están los desaparecidos? Y que esa bandera que circula en las redes sociales donde se lee: “Dios, Unión y régimen de excepción” sea pasado; que los fallecidos en los centros penales tengan identidad, que una sociedad no se conforme con lo que lee en las redes sociales y ve en los diferentes noticieros y haga un trabajo mental para entender que de nuestra sangre histórica se valen justos y pecadores para hacer del dolor y de la muerte negocio redondo.
No hay izquierdas ni derechas. Todo se reduce en el nombre de un falso patriotismo y lamentablemente muchísimas personas que ahora lloran a sus seres queridos que fueron torturados en las cárceles de que independencia podrán creer, pues independencia es libertad.
Ahora se intenta comparar a nuestro país a los Estados Unidos y debemos ser muy incrédulos para ver el fanatismo y la ignorancia de quienes creen que mientras viven con la seguridad de un país de primer mundo, aplauden desde su mundo y afirman que todo marcha bien y mientras. El salvadoreño promedio da rienda suelta a evitar la verdad. Es el consumismo desenfrenado el único momento que tenemos y creemos que vivimos en un país que enaltece a su Independencia o viceversa, una Independencia que enaltece a El Salvador.
Todo es una burbuja. Lamentablemente no entendemos, y el despertar será una pesadilla. Las cosas está claras: anular todo lo relacionado a nuestra historia y dar paso a una página diferente donde ese país sangrante no exista y paso a paso, empezar a escribir una historia falsa, totalmente alejada de la realidad pero no reparamos.
Lamentablemente las lecciones de la vida son personales y hasta que no nos toque el dolor a nuestra puerta no seremos capaces de revisar siquiera por un momento el tiro de gracia que nos hemos dado, ¿y para qué buscar culpables? Basta vernos en el espejo y entender que lo tenemos frente a nosotros. Mientras tanto meditemos y podamos comprender el significado de DIOS UNIÓN LIBERTAD y poder decir “De hijos suyos podernos llamar…”.
Médico.