Expresó una vez el filósofo, matemático, lógico y escritor inglés Bertrand Russell (1872- 1970) que la lógica es la juventud de la matemática, y la matemática es la madurez de la lógica.
Algunas personas, cuando piensan o hablan de resolver los problemas de salud, inmediatamente piensan en una armazón de cemento, hierro y vidrio. Piensan que cuando se ingrese al interior de esa armazón, inmediatamente la enfermedad y/o el dolor desaparecerán del cuerpo de un humano.
Lo mismo sucede con las oficinas de la administración pública: algunos creen que erigiendo grandes infraestructuras, con acabados de última moda, detalles lujosos y aire acondicionado, las solicitudes de servicios administrativos de los contribuyentes van a ser resueltos en un santiamén. Pero no es así.
Volviendo al tema salud, específicamente la provisión de servicios de atención sanitaria, de los cuales la persona humana tiene derecho, emisarios del Banco Mundial, médicos experimentados y analistas sanitarios, explican que para lograr una cobertura universal de servicios sanitarios eficientes es primordial:
1- Fortalecer el capital humano que provee los servicios sanitarios: Esto significa que debe contarse con el número adecuado y suficiente de médicos, enfermeras, técnicos y administrativos para que los usuarios reciban la atención lo más rápido y eficazmente posible. Las largas colas de espera para pasar consulta, las cirugías electivas a las que hay que esperar meses, las citas de control a más de un mes no se van a resolver construyendo nuevos edificios. Sumado a esto, dicho capital humano debe encontrarse en sus mejores condiciones físicas y cognitivas, no cansado ni desvelado ni mal alimentado debido al exceso de trabajo y estudio producto del número insuficiente de personal sanitario por lo que les ha tocado cubrir las plazas de 3 ó 4 trabajadores.
2- Aumentar las habilidades, conocimientos y destrezas del capital humano: Al igual que cualquier otro tipo de trabajador, el personal sanitario debe mantenerse en entrenamiento permanente para incrementar o mejorar habilidades y destrezas, incluso superar errores cometidos; aprender a trabajar en equipo, innovar y ser autos suficientes. Este requisito debe acompañarse de salarios competitivos que sean incrementados a medida que pase el tiempo y debido al mayor número de habilidades aprendidas dado los procesos instructivos recibidos.
La motivación es necesaria en todo humano, no podemos pretender que porque un humano trabaje en salud va a ser diferente a los demás que laboran en otras áreas. La motivación no puede ser únicamente abstracta, debe palparse.
3- Optimizar los recursos con pragmatismo y visión. No se confunda, amigo lector, no estoy expresando que no se necesita construir instalaciones. Para nada. Sin embargo, en un país como el nuestro donde el dinero publico escasea o es insuficiente, es mandatorio echar mano de lo que hay, para poder disponer de todos los elementos para lograr esa atención sanitaria eficiente y eficaz. Hay otros elementos que son sumamente onerosos y sin embargo dejamos a un lado por invertir lo poco que tenemos en construir edificios nuevos: los medicamentos, los equipos quirúrgicos y de tratamiento, los medios de transporte, entre otros.
En las instituciones sanitarias públicas se han conformado por años con adquirir los medicamentos más baratos sin fijarse en su calidad y dar un seguimiento a su eficacia, entre otros aspectos; decir a los usuarios que ya no hay médicos especialistas, o medicamentos o equipos especializados…que vayan a consultar o comprar la medicina al mundo de lo privado; pero cuando piensan en cómo resolver estas situaciones: se imaginan un edificio nuevo y lujoso…
El ofrecimiento de hospitales (edificios) nuevos ya tiene su tiempo. Muchos lo han hecho desde hace años…de tanto decirlo y los otros, de tanto escucharlo….se lo creen y lo repiten sin analizarlo, evaluarlo, interiorizarlo…aquí es donde vemos el poder de las palabras y su impacto en el cerebro.
Mark Waldman y Andrew Newberg, psiquiatras, profesores, autores de “Las palabras pueden cambiar tu cerebro”, explican que cuando se escucha la palabra 'no' al comienzo de un monologo, el cerebro empieza a liberar cortisol, la hormona del estrés y la que nos pone en alerta. Y cuando escuchamos un 'sí', se activa una liberación de dopamina, la hormona de la recompensa y el bienestar.
“Vamos a darle al pueblo salvadoreño su hospital como se lo merece…” Como oyentes de las propuestas de otros, especialmente en el mundo de lo público y los políticos, al escuchar un ofrecimiento que nos hace sentir recompensados y gratificados, es mandatorio, por nuestro propio bienestar, imponer el pensamiento lógico.
Pensar con lógica es aplicar el sentido común a todo aquello que sucede y nos rodea: “¿Qué necesito para curarme, un edificio nuevo o un médicopreparado para atenderme?”; es distinguir y separar las ideas: “¿Será que con un nuevo edificio me van a operar más rápidamente?”, “¿Edificio nuevo con más salas quirúrgicas va a implicar más cirujanos y enfermeras?”, “¿El edificio nuevo me aportará medicamentos de calidad que los que me dan actualmente y no me curan?”; ordenar los pensamientos, saber identificar emociones de información objetiva: ¿Con el nuevo hospital, las enfermeras estarán más descansadas, ganaran más y ya no necesitarán trabajar 16 horas cada día por tanto estarán más amables?”; aplicar la deducción, es decir, adaptar conceptos generales para llegar a conclusiones particulares: “¿Con el edificio nuevo, de más de 60 millones de dólares, en un país tan endeudado, será que después podrán comprar mejores equipos para tratar el cáncer?”, “¿Será que con el nuevo edificio se van a eliminar el aire y suelos contaminados para que yo no me enferme de los pulmones y el estómago?”, “¿Será que ya no me voy a enfermar tanto gracias a ese nuevo hospital porque las ciudades y calles estarán limpias?”, “¿Será que se aplicará el sistema de niveles sanitarios ofrecidos en 1987 gracias a la construcción del nuevo nosocomio?”
También implica el análisis, o sea, aplicar toda la información que se posee para razonar el ofrecimiento: “¿Será que construyendo un nuevo hospital, en caso de epidemias o pandemias, el personal sanitario recibirá el equipo de protección para que no se enfermen y fallezcan?”
Decía Russell que la lógica no viene del lenguaje sino de la interpretación del lenguaje, de la acción a la que ese lenguaje significa. Debemos interpretar lo que nos ofrecen. Debemos interpretar lo que sentimos y lo que podríamos pensar, que son dos acciones diferentes. Debemos interpretar que si lo que le pedimos a nuestros políticos va en la lógica de la solución a nuestras necesidades, pues muchas veces, se ha observado, han sido los mismos usuarios o ciudadanos los que han pedido cosas a sus funcionarios sin aplicar la lógica. ¡Hasta la próxima!
Médica, Nutrióloga y Abogada