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El error histórico (parte 2): la diferencia entre un liderazgo capaz y uno ineficaz

Lorenzo fue, sin duda, un líder clave para Florencia en sus treinta y cuarenta años, cuando su corteza prefrontal estaba completamente desarrollada, lo que le permitió tomar decisiones políticas complejas y ser un mecenas visionario.

Por Edward Wollants
Médico y abogado

Nada más alejado del ánimo de este autor que ser un crítico mordaz y destructivo con la figura histórica (para bien o para mal) de Lorenzo de Médicis, Duque de Urbino. La verdad es que más bien se trata de poder aplicar las ciencias modernas (neurociencias) a los hechos históricos, para tratar de hacer un análisis que nos permita arrojar luz sobre lo que constituye el centro verdadero de todo hecho histórico: La conducta humana. Hay que evaluar como la historia humana y las neurociencias pueden encontrarse, planteando preguntas sobre la influencia del cerebro en la conducta histórica (Levy, R. (2017). Neuroscience and History: A Transdisciplinary Dialogue. Springer), o como la historia debe incluir el cerebro como un agente activo en la evolución de las culturas y la civilización, analizando cómo los estados emocionales y cognitivos influyen en la historia (Smail, D. L. (2008). Neurohistory and History. Cambridge University Press).

Cuando Maquiavelo envió “El Príncipe” a Lorenzo de Médicis, Duque de Urbino, este tenía solo 21 años. La idea de que su inmadurez, tanto a nivel psicológico como neurológico, influyó en su ineficacia como líder tiene bases en la neurociencia moderna. A esa edad, es probable que Lorenzo no hubiera alcanzado el pleno desarrollo de su corteza prefrontal, ni de otras áreas clave como el precúneo, lo cual pudo haber contribuido a su incapacidad para tomar decisiones maduras y estratégicas.

La corteza prefrontal es responsable de funciones cognitivas superiores como la toma de decisiones, el razonamiento lógico, la planificación y el control de impulsos. Esta región del cerebro continúa desarrollándose hasta alrededor de los 25 años. En el caso de Lorenzo, su juventud y la falta de madurez en esta área cerebral habrían afectado su capacidad para evaluar los consejos de Maquiavelo y para tomar decisiones políticas estratégicas.

El precúneo, una región en el lóbulo parietal, está implicado en la conciencia de uno mismo y en la capacidad de reflexión introspectiva. Su desarrollo está relacionado con la capacidad de empatizar y de tener una visión más amplia de las consecuencias de las decisiones a largo plazo. Si Lorenzo aún no tenía bien desarrollada esta región, podría haberle faltado la perspectiva necesaria para comprender el impacto de sus acciones en el panorama político.

La neurociencia moderna respalda la idea de que los jóvenes no tienen la madurez necesaria para manejar posiciones de poder. En el caso de Lorenzo, su falta de experiencia, combinada con una corteza prefrontal y un precúneo aún en desarrollo, puede haberlo hecho más susceptible a actuar de manera impulsiva y menos capaz de prever las consecuencias a largo plazo de sus decisiones.

Además, los estudios demuestran que los jóvenes en esta etapa tienden a tener una mayor reactividad emocional, lo que significa que decisiones importantes pueden verse influenciadas por impulsos o emociones inmediatas, en lugar de por un pensamiento calculado y racional. Esto es especialmente crítico en el liderazgo, donde se espera que las decisiones sean estratégicas, ponderadas y con visión de futuro.

El caso de Lorenzo de Médicis ilustra un peligro común: otorgar poder y autoridad a personas que aún no han alcanzado la madurez neurológica y psicológica necesaria para manejar situaciones complejas. Aunque Lorenzo tenía el linaje y la educación que se esperaba de un líder, su inmadurez cerebral podría haber sido un factor clave en su fracaso para apreciar y por ende aplicar los consejos de Maquiavelo y consolidar su poder.

La neurociencia nos enseña que el desarrollo completo de las áreas cerebrales responsables de la toma de decisiones y el autocontrol es esencial para un liderazgo efectivo. Este caso histórico subraya la importancia de no apresurar el ascenso de jóvenes líderes a posiciones de poder antes de que estén neurológicamente preparados para asumir esa responsabilidad.

Lorenzo el Magnífico realizó sus mayores logros tanto como político como mecenas de las artes durante sus treinta y cuarenta años. A lo largo de esta etapa, consolidó su influencia en Florencia y en la península itálica, además de cultivar el renacimiento cultural y artístico de la ciudad.

La estabilidad en Italia y su consolidación como una potencia la consiguió durante sus treinta y cuarenta años. En parte debido a sus alianzas estratégicas y su diplomacia, que sin duda requirieron de mucha madurez.

Como mecenas de las artes (treinta y cuarenta años), Lorenzo fue uno de los más grandes promotores del arte del Renacimiento. Durante este periodo, Florencia vivió una época dorada de esplendor cultural. Lorenzo apoyó a artistas como Sandro Botticelli (creador de La primavera y El nacimiento de Venus); Leonardo da Vinci, quien, aunque no trabajó exclusivamente bajo el mecenazgo de Lorenzo, fue influenciado por el ambiente cultural florentino que él fomentaba; Miguel Ángel, a quien Lorenzo acogió en su hogar cuando Miguel Ángel tenía apenas 14 años, permitiendo que se formara como artista.La fundación del Jardín de San Marcos (Giardino di San Marco) en Florencia, que Lorenzo estableció como un espacio para la formación de jóvenes artistas, es otro ejemplo del apoyo a las artes que dio durante sus mejores años como mecenas.

Lorenzo fue, sin duda, un líder clave para Florencia en sus treinta y cuarenta años, cuando su corteza prefrontal estaba completamente desarrollada, lo que le permitió tomar decisiones políticas complejas y ser un mecenas visionario.

Y para quien se sienta tentado a rebatir estos argumentos bajo la premisa de los grandiosos líderes jóvenes como Alejandro Magno, no tengo más que decir que “las excepciones confirman la regla”. Y ofrezco dedicar un artículo más adelante para mostrar en esta línea de pensamiento que, “no todo lo que brilla es oro”.

Médico Nutriólogo y Abogado.

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Historia Medieval Opinión

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